Reunir en El todas las cosas

- Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando que la iglesia es el instrumento de Dios para llevar a cabo su plan. Una iglesia o comunidad sana enseña que la Biblia entera muestra el plan de Dios de reconciliar consigo todas las cosas por medio de Jesucristo (Colosenses 1:15-20). * > La iglesia ha sido llamada y enviada para participar en la misión de Dios. Este envío y mandato no es algo opcional. Los textos más conocidos son Mateo 28:18-20, Marcos 16:15, Lucas 24:46-48, Juan 20:21, Hechos 1:8, pero debemos afirmar que la Biblia entera nos da el mandato para la misión y evangelización. Debe haber una moralidad de la Fe. Implica escuchar el grito de los pobres, oprimidos y perdidos. * > El pacto de Lausana expresa: “La iglesia que no es misionera es en sí misma una contradicción, y apaga el espíritu”. Según el pacto de Curitiba «La misión no puede ser un departamento aislado de la vida de la iglesia, sino que es la propia esencia de ella, pues “o la iglesia es misionera o no es iglesia.” Así que la misión involucra a cada cristiano en la totalidad de su vida». * > Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra describe las esferas o áreas de servicio donde lo local y global están integrados. Nos habla de ser testigos en forma “simultanea” y no hacer la tarea en forma secuencial. Ninguna área de servicio debe ser la más importante. Las mismas deben estar balanceadas o equilibradas dando dignidad, simultaneidad y atención a cada una, Hechos 1:8. * > La misión es universal e integral. La misión integral sin ser universal se convierte en localismo. Es etnocentrismo y egoísmo. Nos ocupamos de la gente cercana pero no de la gente lejana. Por el otro lado, la misión universal sin ser integral se convierte en proselitismo. Corremos el riesgo de ocuparnos únicamente del aspecto religioso, personal, interno, pero sin ocuparnos de todos los aspectos de la vida humana de la gente. Dios llama a todos los creyentes a participar y comprometerse en su misión.