sábado, 28 de diciembre de 2019

Abrir los Ojos

ABRIR LOS OJOS Entonces Dios le abrió a Agar los ojos y vio un pozo de agua. Enseguida fue allá, llenó el odre y dio de beber al niño. (Génesis 21:19) Agar ha sido expulsada del campamento de Abraham y se ha sentado debajo de un arbusto separada de su hijo para no verlo morir. Ya no hay futuro ni esperanza; tan sólo dejar pasar el tiempo y morir. Sin embargo, Dios no estaba siendo indiferente a la situación de ambos y, como nos dice el pasaje, tenía propósitos y planes brillantes para aquel niño hijo de su amigo Abraham. En ningún momento se nos indica en el pasaje que el Señor abrió un pozo para solucionar la situación. La fuente de agua estaba allí, donde ambos se encontraban, el problema era la incapacidad de Agar de verlo; algo que podemos entender como comprensible dada la situación de estrés máximo que estaba experimentando. El Señor tiene que abrir los ojos de Agar para que pudiera ver aquello que su situación desesperada le estaba privando de ver. La realidad estaba allá. Su salvación estaba a su alcance, sin embargo, su incapacidad de ver le impedía acceder a ella. Dios tiene que abrirle los ojos. Hay una clara enseñanza para nosotros, los seguidores de Jesús, en este pasaje. ¡Cuánta necesidad tenemos de que Dios habrá nuestros ojos para que podamos ver tantas cosas que precisamos ver! Cosas sobre cómo somos, cómo actuamos, qué nos motiva, qué nos lleva a actuar o dejar de hacerlo. Cosas que debemos cambiar en nuestras vidas, sobre las que debemos incidir y no lo hacemos porque estamos ciegos a las mismas. Cosas que nos afectan en nuestras relaciones con otras personas, que nos privan de poder ser de bendición y efectivos en el ministerio. Pecados que albergamos, que están tan integrados en nuestro estilo de vida que se han mimetizado con el mismo y son prácticamente imperceptibles. En fin, cada ser humano es un mundo. Cada uno de nosotros precisamos que Dios abra nuestros ojos y nos permita ver aquello que Él ve y está oculto a nuestros ojos. Lo necesitamos porque en ocasiones nos puede ir la vida en ello. ¿Qué quiere el Señor que veas en ti, en tu vida, en tus circunstancias? Félix Ortiz Fernández

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