tag:blogger.com,1999:blog-9113135217262659736.post5146031697401569209..comments2008-04-04T06:20:02.380-07:00Comments on Mision Local y Global (GloCal): ¿Y todavia no entienden?Carlos Scott - Misión GloCal -http://www.blogger.com/profile/01192627954283297553noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-9113135217262659736.post-22137634668858074972008-04-01T22:36:00.000-07:002008-04-01T22:36:00.000-07:00¡Ellos también cuentan!La tarea de formar a otros ...¡Ellos también cuentan!<BR/>La tarea de formar a otros incluye a quienes lo han dejado todo por extender el<BR/>Reino en los lugares más remotos del planeta. Un diligente relevo realizado por<BR/>el equipo de COMIBAM revela la manera en que podemos servir a nuestros<BR/>misioneros.<BR/><BR/>Han transcurrido veinte años desde aquel histórico encuentro de latinos en la<BR/>ciudad de Sao Paulo, Brasil, la primera conferencia iberoamericana para las<BR/>misiones en nuestro continente. En estas dos décadas la Iglesia<BR/>Latinoamericana ha respondido al llamado de participar también activamente en<BR/>alcanzar a los que aún no han recibido el beneficio del evangelio de la gracia.<BR/>Más de 11.500 obreros están dedicados a plantar la bandera de Cristo en<BR/>muchos de los lugares donde aún no existe un testimonio firme de él. El aporte y<BR/>el testimonio de estos obreros nos ha enriquecido considerablemente.<BR/>El tiempo es propicio para hacer un alto en el camino y evaluar la marcha del<BR/>gran proyecto misionero latino. <BR/><BR/>Respondiendo a esta necesidad el equipo de<BR/>COMIBAM, que dirige las principales agencias y organizaciones misioneras en<BR/>América Latina, ha iniciado una minuciosa evaluación del estado actual de los<BR/>misioneros que sirven en diferentes partes del mundo. Los informes preliminares<BR/>de este excelente trabajo nos presentan un completo diagnóstico del esfuerzo<BR/>misionero iberoamericano.1 Recuerda, a quienes formamos parte de la Iglesia en<BR/>América Latina, que nuestro compromiso con los misioneros no debe menguar ni<BR/>por un instante.<BR/><BR/>Apuntes Pastorales se une a este compromiso dando a conocer algunas de las<BR/>formas en que la Iglesia puede continuar sirviendo a estos héroes y heroínas de<BR/>la fe.<BR/>Capacitación completa<BR/>El estudio realizado revela que existe desequilibrio en el proceso de<BR/>capacitación. Entre aquellos que fueron encuestados la gran mayoría de los<BR/>obreros han recibido hasta 70% más de capacitación bíblico-teológica que en<BR/>temas referidos a la misionología. Para personas que se proponen cruzar<BR/>fronteras, más o menos distantes culturalmente, la falta de herramientas a la<BR/>hora de aprender idiomas, entender nuevas culturas y tender puentes de<BR/>comunicación con la población de estas tierras ha afectado negativamente el<BR/>trabajo, retrasando el proceso de adaptación al campo.<BR/><BR/>Quienes están involucrados en la administración de las materias que se dictan<BR/>en los tradicionales centros de capacitación teológica deben esforzarse por<BR/>incorporar a su programa cursos que incluyan algunos de estos desafíos<BR/>transcullturales. Queda claro que aún son pocas las personas que están<BR/>capacitadas para enseñar sobre estos temas y no todos los centros podrán<BR/><BR/>1 Para aquellos interesados, el informe está disponible en www.comibam.org<BR/>fácilmente acceder a ellos. No obstante, el esfuerzo por parte de la comunidad<BR/>misionera de organizar seminarios, conferencias y cursos en diferentes partes<BR/>del continente muchas veces proveen a futuros misioneros estas oportunidades.<BR/>Quienes velan por la formación de los misioneros deben valorar estas<BR/>oportunidades y buscar la forma de proveer lo necesario para que lleguen a<BR/>participar de estos encuentros. El tiempo invertido en esto les dará valiosas<BR/>herramientas que serán indispensables a la hora de llegar al campo.<BR/>Mayor participación en el envío<BR/>El envío de un obrero, un matrimonio o una familia, en términos<BR/>neotestamentarios, es una de las responsabilidades de la iglesia local. El<BR/>Espíritu instruyó a la congregación de Antioquía que apartaran a Pablo y<BR/>Bernabé para la obra misionera (Hch 13). Del mismo modo una congregación<BR/>que está por enviar obreros al campo debe participar activamente en el envío de<BR/>ellos.<BR/><BR/>No obstante, muchos de los misioneros que sirven en el campo (según los<BR/>resultados de la encuesta) han llegado al campo «a pesar» de la indiferencia o<BR/>pasividad de sus propias congregaciones. En algunos casos el equipo ministerial<BR/>ha delegado completamente los detalles del envío a la agencia con la que irán.<BR/>En otros casos el proceso de dar a conocer el proyecto y el levantamiento de<BR/>fondos ha caído exclusivamente sobre los hombros de aquellos que van a salir<BR/>al campo.<BR/>La poca participación de la congregación local contribuye a que muchos<BR/>misioneros sientan que existe entre ellos y sus líderes una distancia<BR/>infranqueable. Cuando la congregación local adopta como suyo el proyecto,<BR/>porque entiende que misiones es responsabilidad de todo el cuerpo de Cristo,<BR/>los misioneros salen al campo sintiendo que son parte de algo más grande que<BR/>ellos mismos. A la vez, esto alivia el tedioso proceso de preparación para salir, el<BR/>cual muchas veces deposita al misionero en su destino con un profundo<BR/>cansancio que dificulta el inicio del proyecto.<BR/><BR/>Por otro lado, la congregación puede realizar un valioso aporte al proceso de<BR/>envío cuando ellos también asumen la responsabilidad de promocionar el<BR/>proyecto y buscar fondos para los misioneros. En general no optamos por esto<BR/>porque pensamos que los recursos dentro de la congregación local ya se<BR/>agotaron. Es posible que esto sea una realidad, pero no existe razón por la que<BR/>los misioneros deban ser los únicos en salir a visitar otras congregaciones y<BR/>cultivar contactos con otros pastores. También diferentes miembros de la<BR/>congregación local pueden acompañar en este proceso, aliviando de esta<BR/>manera el trabajo de sus misioneros.<BR/>Mayor compromiso económico<BR/>El espíritu de sacrificio con que muchos han salido al campo es realmente<BR/>inspirador. Entre los misioneros encuestados la mayoría no contaba con un plan<BR/>de salud o un plan de retiro adecuado. Ante una emergencia física, o una<BR/>enfermedad grave no están cubiertos con un seguro médico para acceder al tipo<BR/>de atención que gozarían si aún estuvieran en su país de origen. Del mismo<BR/>modo, muchos de ellos no contaban con un fondo de emergencias al cual echar<BR/>mano si se necesitara retornar repentinamente a casa, como ha ocurrido en<BR/>algunos casos por persecución, expulsión o golpes de estado en el campo<BR/>donde están sirviendo.<BR/>Es evidente que para una sola congregación afrontar la totalidad de estas<BR/>inversiones económicas es difícil. <BR/><BR/>No obstante, ha llegado la hora de la<BR/>cooperación entre congregaciones. Quizás una iglesia local no esté en contacto<BR/>con un misionero o no pueda enviar un obrero al campo. Sin embargo, puede<BR/>perfectamente comprometerse con cubrir la totalidad o una parte de la cuota de<BR/>un plan de salud, o un plan de retiro para los que sirven en el campo. Esto no<BR/>estirará al límite sus recursos pero será un aporte invaluable a aquellos que no<BR/>encuentran quiénes se ocupen de este aspecto de sus vidas.<BR/>Las agencias que están colaborando más estrechamente con el envío de los<BR/>misioneros también pueden ayudar a crear conciencia sobre esta necesidad o<BR/>incorporar estos elementos a los requisitos para poder salir al campo. Algunas<BR/>congregaciones no han provisto para este aspecto de la obra misionera<BR/>simplemente por no saber que sus obreros están sin cobertura en este sentido.<BR/>Mejor cobertura en el campo<BR/>Proveer cuidado pastoral y afectivo a los obreros que están en zonas remotas<BR/>siempre ha representado un particular desafío para las congregaciones locales.<BR/>Muchos de ellos están tan alejados que se torna difícil o prácticamente imposible<BR/>que personas que puedan proveerles de ánimo y cariño los visiten. Gracias a<BR/>Dios, sin embargo, la época en que los misioneros vivían un profundo<BR/>aislamiento ha terminado. Hoy los asombrosos avances en tecnología posibilitan<BR/>que se mantenga una comunicación fluida por medio de correos electrónicos,<BR/>llamadas telefónicas vía Internet y acceso a una diversidad de recursos<BR/>disponibles en diferentes sitios que solo requieren de una computadora y una<BR/>conexión telefónica.<BR/>Proveer de estos equipos a los que estarán en lugares muy remotos no es un<BR/>lujo, sino una necesidad. A la vez, las personas en la congregación local<BR/>necesitan ser animadas, en forma continua, a mantener el contacto con sus<BR/>misioneros por medio de diversos caminos. Es muy fácil que las personas de la<BR/>congregación no tomen la iniciativa de mantenerse comunicados con ellos<BR/>porque confían que alguna otra persona lo ya mantiene el contacto. El pastor,<BR/>los líderes misioneros y otras personas involucradas con los misioneros deben<BR/>recordar a la congregación que estas comunicaciones, que apenas requieren<BR/>una pequeña inversión de tiempo, pueden ser una forma eficaz de manifestar a<BR/>los misioneros que personas amorosas en su país de origen los recuerdan y<BR/>apoyan constantemente. También facilita que los misioneros mantengan a su<BR/>gente al tanto de los motivos puntuales de oración, los avances en la obra y las<BR/>necesidades específicas que surgen en determinado momento.<BR/>Muchos de los misioneros encuestados tampoco cuentan con un apoyo pastoral<BR/>específico o la visita de consejeros capacitados para ayudarlos a resolver<BR/>algunos de los problemas que enfrentan. La visita de otros misioneros veteranos<BR/>que han pasado por situaciones similares sería de mucha bendición para ellos,<BR/>pero los encuentros con esta clase de personas son escasos.<BR/>Por un lado, existe aún una notable falta de personas capacitadas para esta<BR/>labor. Los obreros que pueden prestar este servicio son pocos y las necesidades<BR/>son muy grandes. En este sentido la Iglesia también debe aprender el camino de<BR/>la cooperación. <BR/><BR/>Una o varias congregaciones pueden unificar esfuerzos y<BR/>proveer los recursos para que personas capacitadas lleguen al campo a asistir a<BR/>quienes lo requieran, o puedan prestar personas que posean experiencia en<BR/>esta área. Del mismo modo que ocasionalmente médicos, odontólogos y<BR/>asistentes sociales unifican sus esfuerzos para asistir a una zona necesitada,<BR/>también en esto se podrían explorar opciones para proveer apoyo emocional,<BR/>espiritual y anímico a una región.<BR/>Las agencias que ya cuentan con este tipo de personal también deberían<BR/>considerar la posibilidad de compartir recursos con aquellas organizaciones que<BR/>aún no gozan de ellos. El proceso para que cada grupo reúna todo los<BR/>elementos para realizar la obra es demasiado pesado y trabajoso como para<BR/>seguir insistiendo en esfuerzos individualizados.<BR/>Los obreros necesitan también, de tiempo en tiempo, ser sacados a un lugar<BR/>aparte para renovar sus fuerzas, recibir consejería, pasar por cursos que sean<BR/>relevantes para sus ministerios y reanudar sus relaciones con la familia de la fe<BR/>que ha reconocido su llamado y ha invertido en ellos. Debemos reconsiderar<BR/>nuestra manera de asistirlos en el campo, no para consentirlos sino para cuidar<BR/>el tesoro en vasos de barro que el Señor ha puesto en nuestras manos.<BR/>Seguimiento en el regreso<BR/>Muchos de los misioneros encuestados revelaron que en los regresos periódicos<BR/>a casa las oportunidades para renovarse en encuentros específicamente<BR/>orientados hacia ellos eran escasos. Algunos de ellos no podían participar de<BR/>estos encuentros por estar abocados a visitar congregaciones y presentar<BR/>informes sobre el trabajo realizado. Otros recibieron desaprobación por parte de<BR/>sus líderes por considerar que el obrero que ha regresado debe estar dispuesto<BR/>a retomar inmediatamente el servicio en su propia congregación local. Algunos<BR/>no pudieron asistir porque ni bien llegaron al país le disminuyeron o cortaron sus<BR/>recursos económicos, de manera que vieron obligados salir a buscar alternativas<BR/>de trabajo para sustentar las necesidades de sus familias.<BR/>El consenso de sabiduría de la experiencia misionera a lo largo de los últimos<BR/>cincuenta años revela que es fundamental para la salud de los obreros que se<BR/>efectúe un proceso de «reciclaje» cuando regresan del campo. Este proceso es<BR/>útil porque les ayuda a procesar las experiencias vividas durante los años de<BR/>servicio y, además, los orienta en cuanto a la forma de corregir errores<BR/>cometidos. A la vez, la posibilidad de estar en contacto con otros misioneros,<BR/>tomar cursos adicionales de capacitación y experimentar el cuidado amoroso por<BR/>parte de los que velan por su bienestar les permite recuperar fuerzas y vivir el<BR/>proceso de renovación que es indispensable para volver a la obra con el mismo<BR/>entusiasmo que al principio.<BR/>Las autoridades de las agencias o las congregaciones allegadas a estos<BR/>misioneros deben saber que estas inversiones son muy necesarias y oportunas.<BR/>Esto se aplica en especial a aquellos que durante mucho tiempo vivieron<BR/>prácticamente aislados de la vida normal de la Iglesia por encontrarse en<BR/>campos donde la presencia cristiana es inexistente. Muchos misioneros<BR/>regresan del campo con un estado de agotamiento que es preocupante y se les<BR/>deben brindar los mismos cuidados que se le ofrecería a cualquier persona que<BR/>está sufriendo una crisis de salud personal.<BR/><BR/>Conclusión<BR/>A pesar de que a la mayoría de las personas encuestadas les faltan los recursos<BR/>mínimos para desarrollar sus ministerios, ellas siguen firmes en sus puestos. Si<BR/>hay algo qué alabar en nuestros misioneros es su espíritu de sacrificio en pro de<BR/>la obra que el Señor ha confiado en sus manos. Mujeres y hombres asalariados<BR/>del mundo de los negocios ya habrían desistido de sus asignaciones y vuelto<BR/>atrás, pero no así nuestros obreros. La mano del Señor les empuja adelante y su<BR/>Espíritu los ha usado para cumplir con la tarea que les ha dado. Nuestros<BR/>misioneros son, y deben seguir siendo, motivo de profundo orgullo para cada<BR/>uno de nosotros.<BR/>Artículo adaptado por © Desarrollo Cristiano Internacional, 2007, del reporte Fortalezas<BR/>y debilidades en el trabajo del misionero Iberoamericano, producido por el equipo de<BR/>investigación de COMIBAM en agosto del 2006.Carlos Scott - Misión GloCal -https://www.blogger.com/profile/01192627954283297553noreply@blogger.com