jueves, 19 de enero de 2023

Aparentar más que ser

 "El inventario"

“Jesús dijo: «Lo que hace impura delante de Dios a la gente, es lo que la gente dice y hace. Porque si alguien dice cosas malas, es porque es malo y siempre está pensando en el mal, y en cómo hacer cosas indecentes, o robar, o matar a otros, o ser infiel en el matrimonio. Esa gente vive pensando solamente en cómo hacerse rica, o en hacer maldades, engañar, ser envidiosa, insultar y maldecir a otros, o en ser necia y orgullosa.”, Mc 7:20-23
Jesús sabe lo que hay en el ser humano y puede hacer un inventario de nuestra vida. Nos puede mostrar lo que hay en el corazón de cada uno de nosotros. Podemos ser necios, soberbios, orgullosos, altaneros y arrogantes. Es la actitud propia del que se cree ser algo. Es la actitud opuesta a la humildad. La necedad consiste en la preocupación de aparentar más que de ser, contentarnos con lo exterior sin afrontar una realidad interior que puede ser desastrosa. También podemos ser necios cuando fundamos la vida en la seguridad de tener, que nos afanamos por poseer y acumular en vez de crecer en la relación con Dios y nuestro prójimo. Sólo en el campo de la bondad es posible la creatividad de algo nuevo, descubrir nuevos horizontes y vivir la sorpresa. Nuestras posibilidades se manifiestan cuando la luz penetra en nuestra vida. “Los ojos de una persona son como una lámpara que alumbra su cuerpo. “Por eso, si miran con ojos sinceros y amables, la luz entrará en su vida. Pero si sus ojos son envidiosos y orgullosos, vivirán en completa oscuridad. Así que, tengan cuidado, no dejen que se apague la luz de su vida. Si todo su cuerpo está iluminado, y no hay en él ninguna parte oscura, entonces la vida de ustedes alumbrará en todos lados, como cuando una lámpara los ilumina con su luz”, Lc 11:34-36. “Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida», Jn 8:12
Carlos Scott

miércoles, 18 de enero de 2023

Levantar la mirada

 Enfrentar lo que está mal

“De esa manera, desobedecen los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas. Y hacen muchas otras cosas parecidas a ésta”, Mc 7:13

El ambiente religioso sea clerical o del laicado se enfrenta en nuestros días a la misma confrontación que tuvo Jesús con los dirigentes de su época. Seguir a Jesús no es lo mismo que seguir a una institución y aún más cuando tiene la pretensión de quedarse y administrar lo que no le corresponde. El corazón de Dios está a favor de aquellos que no reciben justicia, equidad, paz, amor y misericordia. Dios mismo se constituye en el destinatario cuando levantamos la mirada y ayudamos al necesitado. No ofrezcamos por caridad lo que debería darse por justicia. »No deberá haber pobres en medio de ti, porque el Señor tu Dios te bendecirá en abundancia… Recibirás esa bendición si te aseguras de obedecer los mandatos del Señor tu Dios que te entrego hoy.”, Dt 15:4-5 “Da al pobre con generosidad, no de mala gana, porque el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas. Siempre habrá algunos que serán pobres en tu tierra, por eso te ordeno que compartas tus bienes generosamente con ellos y también con otros que pasen necesidad.”, Dt 5:10-11 “Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa. El fariseo se sorprendió mucho al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de comer. Pero, Jesús les dijo: —Ustedes los fariseos se lavan por fuera, pero por dentro son malos, no ayudan a nadie y roban a la gente. ¡Tontos! Dios hizo las cosas de afuera y también las de adentro. La mejor forma de estar completamente limpios es compartir lo que uno tiene con los pobres”, Lc 11:37-41. “Los seguidores de Jesús compartían unos con otros lo que tenían.”, Hch 2:44

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


martes, 17 de enero de 2023

Camuflaje

 La máscara del temor de Dios

»Ustedes desobedecen los mandamientos de Dios para poder seguir enseñanzas humanas. Han aprendido muy bien la manera de rechazar los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas.  Porque Moisés dijo: “Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre”. Y también dijo: “El que maldiga a su padre o a su madre tendrá que morir.” Sin embargo, ustedes enseñan que un hijo no tiene la obligación de ayudar a sus padres si les dice: “No puedo ayudarlos, porque todo lo que tengo se lo he ofrecido a Dios.” De esa manera, desobedecen los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas. Y hacen muchas otras cosas parecidas a ésta”, Mc 7:8-13
El evangelio de Marcos registra la palabra Corbán que significaba una ofrenda dedicada a Dios. Se trataba de una especie de compromiso o voto con lo cual se consagra a Dios los bienes propios y de esta forma eran considerados “intocables”. Por ejemplo, un hijo egoísta podía declarar que toda prestación que le pidieran sus padres no lo podría hacer porque ya estaba comprometida para “Dios”. "Enseñaban que un hijo no tiene la obligación de ayudar a sus padres si les dice: “No puedo ayudarlos, porque todo lo que tengo se lo he ofrecido a Dios.” ¿Qué Dios? El dios del dinero y la avaricia es lo que muchas veces puede prevalecer. Dios no era tenido en cuenta y tampoco el prójimo. Más que “acercarnos a Dios” terminó siendo algo que “nos alejaba de los otros”, sustraía a los otros. No solo no lo daban, sino que se lo guardaban. La dureza del corazón y la ingratitud podían ponerse la máscara del temor de Dios. Los padres ancianos quedaban privados para siempre de todo derecho de la asistencia del hijo, ya que estaba prohibido quitar nada de una ofrenda sacrificial que había sido prometida. Con base a esta doctrina cualquier hijo se sentía autorizado a dejar en la miseria a sus progenitores. Honrar a Dios, la vida y celebrarla comienza con la familia. “Aquellos que se niegan a cuidar de sus familiares, especialmente los de su propia casa, han negado la fe verdadera y son peores que los incrédulos.”, 1 Timoteo 5:8
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

lunes, 16 de enero de 2023

Puro o impuro

 “La interioridad”

“Luego Jesús llamó a la gente y dijo: «Escúchenme todos, y entiendan bien: La comida que entra por su boca no los hace impuros delante de Dios. Lo que los hace impuros son los insultos y malas palabras que salen de su boca», Mc 7:14-16.
El lavarse las manos que ha dado origen a una polémica nos coloca en la categoría de lo puro y lo impuro. Se suele calificar como impuro aquello que está lejos de la santidad de Dios. Una forma de purificación consistía en lavarse las manos antes de las comidas que mucho tiempo atrás era solo para los sacerdotes y aquellas personas dedicadas al culto. Había también animales declarados inmundos y que no se podían comer. La impureza se refería incluso a determinados alimentos. Este comportamiento inspirado en el sistema de lo puro e impuro está guiado por prohibiciones y preceptos rituales. Su preocupación dominante es la de dar honor en el culto a Dios. Jesús plantea un enfoque diferente y está centrado en la interioridad, en el corazón, en amar, dar, compartir y no en la superficialidad. Jesús nos muestra otro camino y es impedir la violencia, la agresión, la injusticia, el abuso, el egoísmo. Su preocupación dominante es el prójimo. El sistema de "impureza ritual" ligado al culto puede sofocar la espiritualidad que busca Jesús en su pueblo. El Señor nos vuelve a decir: “De nada sirve que ustedes me alaben, pues inventan reglas y luego las enseñan diciendo que yo las ordené.” » Ustedes desobedecen los mandamientos de Dios para poder seguir enseñanzas humanas.”, Mc 7:7-8 “Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”, Salmos 139:23-24
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 15 de enero de 2023

Pan de vida

 Olor de pan horneado

“Y le preguntaron a Jesús: —¿Por qué tus discípulos no siguen las costumbres que desde hace mucho han practicado nuestros antepasados? ¿Por qué comen sin haberse lavado las manos?”, Mc 7:5
Nos encontramos con una escena donde los discípulos de Jesús son acusados de comer sin lavarse las manos y no seguir los ritos tradicionales. Para esa gente era más importante el reglamento que la misericordia. Cuando el legalismo y la mezquindad va primero lo que le sigue es el atropello, la descalificación, humillación y expulsión. Es triste pensar que puede haber personas que prefieren dejar de lado la empatía, la equidad y proximidad para conservar un sistema de poder y control. Suele haber gente que ha perdido la alegría de vivir por aplicar con dureza determinados códigos. Lo importante para ellos es mantener las manos limpias y no la caridad. Existe una praxis que bajo la máscara de la fidelidad exterior no respeta la intención del Señor. Estos religiosos se habían olvidado de lo ocurrido con la multitud cuando fue alimentada milagrosamente en un lugar solitario, Mc 6:30-44. Jesús tuvo compasión porque eran ovejas sin pastor y lo que había perdido sentido era la tradición. En las manos de Jesús suele haber olor a pan de vida, pero en otros lados suele haber un hedor o tufo insoportable. Dios desea que respiremos bien y el aroma sea el del pan horneado listo para alimentarnos. Jesús mira nuestra interioridad, mira el corazón. El fin de toda ley es el amor. “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida”, Pr 4:23
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 14 de enero de 2023

Recorrer su mismo camino

 Una escena urbana

“Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo. Ellos también eran pescadores, y estaban en una barca arreglando las redes. Jesús los llamó, y ellos lo siguieron, dejando a su padre en la barca, con los empleados”, Mc 1:19-20
Ser discípulos significa seguir a Cristo y recorrer su mismo camino. Si nos alejamos en imitar sus actitudes de servicio nos alejamos de él, nos alejamos de creer y sólo interpretamos un papel religioso. Es posible estar “en otra parte”, lejos de su sentir y corazón, aunque tengamos un rol religioso. El llamado de Jesús no se limita con estar en el templo porque su escena principal es más bien civil, urbana y comunitaria. Simón y Andrés como Santiago y Juan pudieron visualizar otro tipo de red cuando se dieron cuenta que otros necesitaban de su oficio. Ya no se trataba de los peces sino de otro tipo de perspectivas. “En lugar de pescar peces, les voy a enseñar a ganar seguidores para mí.», Mc 1:17. Los discípulos tuvieron que pasar de la experiencia a la inexperiencia. Ellos se dejan atraer por algo más grande que ellos, no oponen resistencia y a su vez no comprenden todo. Dios confía en que podemos superarnos y lanzarnos en el campo de la inexperiencia. Quizás en este tiempo necesitamos a los inexpertos que se arriesguen a tirar otro tipo de red. Una nueva manera de ser, seguir y vivir el evangelio. Jesús nos vuelve a decir: “«Sígueme ”. “Como dice la Biblia: «Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar.», 1 Co 2:9
Carlos Scott
Foto de Vinod Baskaran

viernes, 13 de enero de 2023

Un seguimiento generoso

"La respuesta"

“En ese mismo instante, Simón y Andrés dejaron sus redes y siguieron a Jesús”, Mc 1:18
La fe en Jesucristo es entregarnos confiadamente a una persona, es aceptar la aventura y el riesgo. Es una respuesta incondicional y generosa al acercamiento de Jesús. Es el antídoto contra el miedo, la vacilación y la prudencia humana. Esta respuesta implica desprendimiento, renuncia y seguimiento. Uno se hace creyente en la medida que acepta dejarse tocar por Dios en sus prioridades. El descubrimiento hace palidecer lo que se ha dejado atrás. El seguimiento es, precisamente, lo que justifica el desprendimiento. El discípulo es uno que sigue a Cristo, se une a Cristo, establece una relación vital con él. No es solo aprender sino seguir. Se trata de un proyecto de vida, hacer sus mismas opciones, repetir sus gestos, asumir sus pensamientos, actitudes, inspirarse en sus criterios y adoptar sus preferencias. Jesús se da a conocer en la medida que le sigamos. Esta respuesta incluye el dejarse hacer. “Jesús les dijo: «Síganme. En lugar de pescar peces, les voy a enseñar a ganar seguidores para mí.», Mc 1:17. El discípulo es simplemente alguien que se está haciendo, acepta las condiciones y experimenta poder. No dice he llegado, es un llamado que dura toda la vida y lo importante es no dejar de intentarlo. Confiamos en aquel que dijo “Yo te haré”

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

jueves, 12 de enero de 2023

Propuesta de relación y afecto

"En movimiento"

“Jesús pasaba por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a Simón y a Andrés, dos pescadores que eran hermanos, y que estaban pescando con sus redes. Jesús les dijo: «Síganme. En lugar de pescar peces, les voy a enseñar a ganar seguidores para mí.». Mc 1:16-17
El evangelio de Marcos presenta a Jesús en constante movimiento. En Jesús encontramos a alguien que nos mira, toma la iniciativa y nos presenta un desafío. Jesús camina y camina, nos llama y nos pone en movimiento. Todo encuentro comienza con ver y la mirada se convierte en mensaje, en propuesta de relación y de afecto. En la antigüedad eran los discípulos los que escogían a su maestro, pero en Jesús la llamada viene de él y solo de él. Es una llamada de gracia y no de mérito. Seguir a Jesús es una respuesta a la manifestación de su gracia. Jesús nos llama y lo nuestro es una respuesta. Si me decido, es porque antes he sido solicitado por alguien que se ha decidido por mí. Nos encontramos con Dios porque él decidió encontrarse con nosotros. ¿Dónde está Dios? Te esta buscando. La fe no es conquista; es ser conquistado. “En ese mismo instante, Simón y Andrés dejaron sus redes y siguieron a Jesús”, Mc 1:18. Este llamado es ineludible y urgente porque nuestro Señor quiere que le sigamos por dónde él camina. Hay eficacia en su palabra porque es una palabra creadora que hace discípulos y mejor es el rechazo explícito que la indecisión indefinida.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

miércoles, 11 de enero de 2023

A favor de los demás

"Con poder"
”La gente se quedó muy asombrada, y se preguntaba: «¿Qué es esto? ¿Una nueva enseñanza? ¿Qué clase de poder tiene este hombre? Con autoridad y poder ordena a los espíritus malos que salgan, ¡y ellos lo obedecen!», Mc 1:27
Jesús se encuentra ante una persona que no es ella misma, que está trastornada y ocupada abusivamente por otra. Jesús no hacía alarde de su poder. El poder mostrado por Jesús no era para sí mismo, sino que estaba a favor de los demás. Dios se hace presente en la palabra que sana y se concreta en la acción. Esto constituye un acto de liberación. Jesús nos trae algo nuevo porque su palabra se transforma para que suceda algo. El éxodo de la persona hacia Dios comienza con el éxodo forzoso de los demonios que se han apoderado de la gente. El resultado final es la liberación del mal y Jesús deja al descubierto al enemigo para derrotarlo.  "En la sinagoga, había un hombre que tenía un espíritu malo. El espíritu le gritó a Jesús: —¡Jesús de Nazaret! ¿Qué tienes contra nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo te conozco. ¡Tú eres el Hijo de Dios!”, Mc 1:23-24. Las personas son víctimas de las fuerzas malignas y en la predicación de Jesús el demonio advierte que su reino se ve amenazado por la manifestación del Reino de Dios. “Pues el reino de Dios no consiste en las muchas palabras sino en vivir por el poder de Dios”, 1 Co 4:20. La vida vuelve a ser otra cuando es habitada por el Espíritu de Dios. Se transforma en un espacio de libertad y lugar de comunión. “Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad”, 2 Co 3:17. "Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!» El Espíritu de Dios se une a nuestro espíritu, y nos asegura que somos hijos de Dios.  Y como somos sus hijos, tenemos derecho a todo lo bueno que él ha preparado para nosotros.”, Ro 8:15-17
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 10 de enero de 2023

Restituir la libertad

“Con Autoridad”

”Jesús y sus discípulos fueron al pueblo de Cafarnaúm. El sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban admirados de sus enseñanzas, pues cuando les hablaba, lo hacía con autoridad, y no como los maestros de la Ley”, Mc 1:21-22
Jesús va a una sinagoga donde se desarrolla la oración, la lectura y la explicación de la ley. Eran edificios sencillos y la predicación la hacía el presidente de la asamblea o bien algún participante. Los religiosos eran especialistas en compartir las escrituras y eran los intérpretes oficiales de la ley, por lo tanto, tenían autoridad. Ahora bien, la autoridad de Jesús que tanto impresiona a la gente es de otro tipo. Es una autoridad que viene de lo alto y es reconocida por el pueblo, no por un sentido de sujeción y de miedo, sino porque todos ven la preeminencia que hay en su corazón, sus aspiraciones más profundas de libertad. No es una autoridad que está vinculada con el puesto que ocupa, sino una autoridad que lo demuestra por lo que hace y no sólo por lo que dice, 1 Co 4:20. En Jesús, el mensaje es inseparable de su ser. El mensaje es él mismo. Cuando Jesús se presenta, lo que más impresiona es que todo lo hacía con autoridad. Proclama y actúa. Palabra y obra, obra y palabra. Jesús nos muestra un sentido diferente de lo que significa la autoridad. Es una autoridad que está para servir y no para ser servido. Es una autoridad que no se vale de sus privilegios divinos para beneficio propio. Es una autoridad que conoce su identidad y no necesita valerse del poder para dominar o manipular a los demás. Es una autoridad basada en la gracia y la misericordia, da vuelta el orden social, y nos ama hasta el fin. Jesús está a favor de los sencillos y pequeños. Jesús traspasa el poder religioso y restituye la libertad. “Y si yo echo fuera los demonios con el poder del Espíritu de Dios, con eso les demuestro que el reino de Dios ya está aquí”, Mt 12:28. «¿Entienden ustedes lo que acabo de hacer?... Pues si yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros", Jn 13:12-17
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

lunes, 9 de enero de 2023

Seguir para poder ver

 Estar en pie

”Jesús fue a verla, la tomó de la mano y la levantó. En ese mismo instante la fiebre se le fue, y la suegra de Simón les sirvió de comer.”, Mc 1:31
En medio del camino alguna veces encontramos obstáculos que debemos superar. Otras veces estos mismos obstáculos nos detienen y podemos desanimarnos, caer o bien retroceder. Todo se trata de estar en pie para poder seguir. Jesús toma de la mano a la suegra de Simón, como también le dio la mano a Pedro cuando se hundía en el lago. No estar en pie puede representar una enfermedad o cualquier otra circunstancia que ocurre en la aventura de la vida. Son estos momentos donde necesitamos que alguien nos dé una mano, una mano que además de levantarnos nos ayude a caminar. Estar en pie implica caminar y si solemos detenernos innumerables veces o no querer seguir corremos el peligro de perder el equilibrio, el horizonte, la aventura, la vida misma. Se nos llama a seguir para poder ver y creer para seguir creyendo. En medio de los obstáculos podemos seguir caminando gracias a una mano. “De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. —Tienes tan poca fe—le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí?”, Mt 14:31. Años más tarde Pedro repite estos mismos gestos con otros: “El hombre lisiado los miró ansiosamente, esperando recibir un poco de dinero, pero Pedro le dijo: «Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!». Entonces Pedro tomó al hombre lisiado de la mano derecha y lo ayudó a levantarse. Y, mientras lo hacía, al instante los pies y los tobillos del hombre fueron sanados y fortalecidos”, Hch 3:5-7. Ser un signo de salvación es ayudar a otros a ponerse en pie. El seguidor de Jesucristo es alguien que pasa de la enfermedad al servicio imitando al Señor que dijo: “Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos», Mc 10:45.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 8 de enero de 2023

Reconocernos humanos

Derribando muros

"Pero el hombre empezó a contarles a todos cómo había sido sanado. Por eso Jesús no podía entrar libremente en los pueblos, sino que tenía que quedarse en las afueras, donde no había gente. De todos modos, la gente iba a verlo”, Mc 1:45

Cuando salimos fuera de los “muros” que nos imponemos descubrimos al otro. Hay personas necesitadas de proximidad, equidad, misericordia, ternura, apego y comprensión. Nosotros también somos necesitados de esta clase de amor. Nos hacemos seguidores de Cristo cuando nuestras entrañas son conmovidas y es ahí cuando nos reconocemos “humanos”. El camino muchas veces lo encontramos “fuera del campamento” y es cuando encontramos al otro. Encontramos a Dios cuando practicamos la misericordia con aquellos que se consideran “leprosos”. Para “estar dentro” del Evangelio es necesario “salir fuera” del campamento. En el territorio de nuestra existencia será clave que no haya gente abandonada porque nadie se atreve a darles un lugar. "El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”, Ro:12:9-10
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 7 de enero de 2023

Mirar con el corazón

 Atrevernos a decir “Si, quiero”

” Jesús tuvo compasión del enfermo, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!”, Mc 1:41
La lógica de la “estructura” y el “campamento” algunas veces deja afuera lo que Dios considera su enfoque de amor. El campamento, sistema, rendimiento, decretos y obediencia debida suele defender sus propios límites y observaciones. Cuando podemos mirar con el corazón de Jesús nos damos cuenta de que todavía hay algunos “leprosos” que mantenemos a distancia. Pueden ser personas que nos causan disgusto e indiferencia y es ahí donde tratamos de refugiarnos en las normas de seguridad sugeridas por el prejuicio.  El “leproso” algunas veces suele estar muy cerca y es necesario derribar el muro infranqueable del rechazo. Implica decir “quiero”, porque la sanidad de la soledad, el anonimato, la falta de amor y desesperación viene cuando estamos dispuestos a cruzar todo tipo de fronteras. ”Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben”, Ro 12:15-16
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

viernes, 6 de enero de 2023

Abramos las ventanas

Los intocables

“Un hombre que tenía la piel enferma se acercó a Jesús, se arrodilló ante él”, Mc 1:40
Jesús tocó al que era considerado intocable, marginado y sospechoso. El grito de este ser humano impuesto por los demás era: ¡Soy impuro! Jesús nos desafía a tener gestos concretos para acercarnos a toda persona y que nadie quede excluido. Jesús sufrió fuera de la ciudad, fuera del campamento y entregó su vida para salvarnos y sanarnos, Heb 13:12-13. Ahora nos espera afuera para salir a su encuentro con todos aquellos que nos necesitan. La salvación acampa en un espacio abierto y no puede quedar limitada por confines demasiado estrechos. El enfermo y leproso sanado es devuelto a la sociedad y se hace mensajero para que todos salgamos a campo abierto. Es un mensaje para recordarnos que no debemos establecer las fronteras del rechazo y del elemento extraño que perturba. Se nos llama a vivir el amor expresado en el diálogo y la paciencia. Quedarnos siempre adentro o en el "campamento" nos impide escuchar la voz de los que están afuera. La voluntad de Dios no es la indiferencia, el distanciamiento, la exclusión y la condena. Es saber superar nuestros propios prejuicios y dejar un poco de lado los reglamentos, permisos y decretos. No mantengamos a distancia a los que se les considera los intocables para proteger la estructura y las normas de seguridad. Abramos las ventanas para darnos cuenta de que afuera nos espera Jesús para respirar un aire de esperanza que necesita toda la humanidad. "—Si alguno de ustedes nunca ha pecado, tire la primera piedra. Luego, volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el suelo. Al escuchar a Jesús, todos empezaron a irse, comenzando por los más viejos, hasta que Jesús se quedó solo con la mujer. Entonces Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado! Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar”, Jn 8:8-11
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

jueves, 5 de enero de 2023

La silla vacía


Falta uno

"Jesús tuvo compasión del enfermo, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!”, Mc 1:41
Una persona que tenía una enfermedad en la piel se acercó a Jesús. Los leprosos eran enviados fuera de la comunidad por motivos higiénicos y también religiosos. Su aislamiento implicaba cuidar la seguridad del lugar. Se asociaba y confundía la enfermedad con la culpa y el contagio físico con la impureza moral. Jesús rompe con el reglamento y hace saltar los mecanismos de exclusión. Jesús desafía el contagio. No evita el contacto con el impuro. No teme mancharse. Jesús nos enseña que alejarnos no significa curar, que librarse de personas incómodas es lo contrario a liberar; que ignorar a las personas no resuelve el problema, sino que lo agrava; que el orden dentro del campamento no quiere decir que “estamos bien dentro y entre nosotros”. Jesús nos vuelve a mostrar que “falta uno”, que ha sido expulsado y no se ha hecho nada por entenderlo. "Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante.”, Ga 6:2-3
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

miércoles, 4 de enero de 2023

Sin grietas y exclusión

 Sin Fronteras

“Un hombre que tenía la piel enferma se acercó a Jesús, se arrodilló ante él y le dijo: —Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo? Jesús tuvo compasión del enfermo, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano! De inmediato, aquel hombre quedó completamente sano”, Mc 1:40-42
Jesús trae cerca a los que están lejos. Esto fue lo que pasó con la persona que tenía la piel enferma. Jesús ha llegado para quitar toda clase de fronteras y grietas. Jesús derriba los muros de separación, prejuicios y no acepta las discriminaciones raciales y religiosas, Jn 4:1-42. Para él no tiene sentido las categorías que solemos usar para separarnos unos de otros. Jesús habla con todos, habla a todos y todas. En otra parte del evangelio se ocupa de una persona pobre, loca y endemoniada que vivía entre los sepulcros. Jesús no va al cementerio a encontrar muertos, sino vivos olvidados, Mc 5:3. Jesús también acepta la invitación de un religioso y recibe a la mujer que se reconoce necesitada de perdón y entra a la casa con un frasco de perfume para derramarlo a los pies del Señor, Lc 7:36-50. Jesús sube para una fiesta, pero no va directo al templo, sino a una piscina de Betsaida, dónde está amontonada una multitud de ciegos, cojos, andrajosos, paralíticos, gente que se le niega lo sagrado y privilegia al excluido de entre los excluidos, Jn 5. Jesús va en busca de sorpresas, prefiere ser uno más entre gente sospechosa. Camina entre calles no seguras, barrios poco recomendables y está en compañía de los que han sido rechazados. Jesús no teme al contagio. Es el contacto con él lo que salva y sana. Jesús nos desafía a salir fuera del campamento porque la estructura puede limitar, proteger solo sus intereses, Heb 13:12-15. Se diría que, para él, la puerta sólo sirve para salir al encuentro de los que están afuera.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 3 de enero de 2023

Salir al descubierto

 Ver más allá

«¿Cómo se atreve éste a hablar así? ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Sólo Dios puede perdonar pecados.», Mc 2:7
Este es un relato que tiene dos encuentros. Uno es con el paralítico y el otro con los religiosos. Jesús ve la fe de los que llevan al paralítico, observa a los maestros de la ley y ve el mal más profundo que tiene el ser humano. Jesús antes de actuar se dedica a leer lo que está escondido en unos y otros. Los religiosos son impecables en su razonamiento. Sólo Dios puede perdonar pecados y solo Dios quita el pecado del ser humano que lo separa de una correcta relación con él y el prójimo, pero las conclusiones a las que llegan son apresuradas: ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Marcos describe la hostilidad de estos religiosos que pretenden el monopolio de la verdad y no toleran un espíritu autonomista que esté opuesto a su centralismo religioso. Sus principios tienen una sola dirección: “La verdad está de nuestra parte” y se han vaciado contra lo nuevo. No logran imaginar lo diferente, se niega la entrada de lo inesperado y no pueden permitir que le hagan un agujero en el techo. La inquietud queda lejos, y exorcizada. Todo está ordenado, cada cosa en su lugar y no hay sitio para más. Nosotros también corremos el riesgo de cortar las alas a la esperanza, abolir el riesgo, enjaular al Espíritu, de salir fuera, al descubierto. Quizás nuestro pecado son las virtudes, verdaderas o presuntas, que nos impiden descubrir nuestro mal oculto. Jesucristo se presenta una vez más a nuestras vidas y pretende una abertura en nuestro ser y llegar a lo profundo de nosotros mismos. Jesús quiere ver nuestra fe y nuestra búsqueda. “Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al paralítico: «Amigo, te perdono tus pecados… Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo autoridad aquí en la tierra para perdonar pecados» Entonces le dijo al que no podía caminar:«Levántate,...y vete a tu casa". En ese mismo instante... aquel hombre se levantó...y salió de allí", Mc 2:5:12. Dios no se ha limitado a dejarse sentir. Se ha dejado ver. Se ha hecho rostro. Su nombre es Jesús.
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox

lunes, 2 de enero de 2023

Vestirnos con lo nuevo

 La Fiesta

”Jesús les respondió: —Los invitados a una fiesta de bodas no ayunan mientras el novio está con ellos; pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces los invitados ayunarán.”, Mc 2:19-20
El encuentro con Cristo es presentado como una fiesta de bodas. Es quitarnos el traje de luto, la máscara de la tristeza, los cantos de lamentación. La palabra de Dios nos anima a quitarnos el ropaje viejo y vestirnos con lo nuevo, Ef 4:22-32. No sirve remendar un vestido viejo con un parche de tela nuevo. Sería grotesco tapar los agujeros más llamativos con pedazos de aparente novedad poco creíbles. Seguir a Jesucristo es vivir de tal manera que te de ganas de bailar porque nos encontramos con un Dios que nos seduce y no que amenaza. No se trata de ser aburrido, pedante y pesado, sino estar abierto a la alegría del camino que es novedad, aventura y celebración. La fiesta y celebración es también encontrar una comunidad que sea lugar de misericordia y de humanidad. No un lugar donde el énfasis está en los decretos, observancias, códigos, sino un lugar donde se disfruta el “Espíritu del Dios vivo”. Una comunidad donde el énfasis no está en el funcionamiento, la organización, el rendimiento, la aceleración, sino una comunidad que promueve la vida y la favorece de un modo concreto en la relación, el apego, la proximidad y equidad. Hablamos de una comunidad donde el amor es la ley fundamental de la existencia.  “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.  Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto”, Col 3:12-14
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 1 de enero de 2023

Tiempo de alegría, fe, esperanza y amor

Un vino nuevo

"Una vez, los discípulos de Juan el Bautista y los discípulos de los fariseos estaban ayunando. Algunas personas fueron a donde estaba Jesús y le preguntaron:  —¿Por qué tus discípulos no ayunan? Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos sí lo hacen. Jesús les respondió...» Si un vestido viejo se rompe, nadie le pone un parche de tela nueva; porque al lavarse el vestido, la tela nueva se encoge y el hueco se hace más grande.» Tampoco se echa vino nuevo en recipientes de cuero viejo; porque al fermentar el vino nuevo hace que el cuero viejo se reviente. Así el vino nuevo se pierde, y los recipientes también. Por eso hay que echar vino nuevo en recipientes nuevos.", Mc 2:18-22
Algunas personas le piden a Jesús que sus discípulos mantengan la tradición y se ajusten al reglamento. Jesús anuncia la alegría, la esperanza y el amor en el terreno de la vida. Nos llama a entrar en los tiempos nuevos, de los cuales el vino es el símbolo más evidente, hay fiesta y celebración. Los recipientes de cuero viejo están desgastados y muy usados y no pueden soportar el ímpetu y la efervescencia del vino nuevo. Una nueva generación necesita formas nuevas y una reforma no puede reducirse a una operación de cosmética. Dios nos llama a colocarnos una ropa nueva y no usar remiendos. Implica un nuevo corazón, es conversión, transformación profunda. Los religiosos de la época de Jesús solo aceptaban un simple retoque que no les quite el poder y el control, pero Jesús no es un parche de tela nueva para ser puesta en un vestido viejo. En este tiempo se nos llama a dar un salto de fe y buscar una transformación profunda porque» Ciertamente se acerca la hora—dice el Señor Soberano— cuando enviaré hambre a la tierra; no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor", Am 8:11
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 31 de diciembre de 2022

La intención de Dios

Tiempo de fiesta, descanso y celebración 

Observar el día de descanso no le agrega nada a Dios, pero fue establecido por Dios para beneficio de la humanidad. Es fiesta y celebración. Jesús nos enseña a descubrir la intención de Dios y esa intención está orientada hacia el bien de la persona. "Pues tu Dios está contigo y con su poder te salvará. Aunque no necesita de palabras para demostrarte que te ama, con cantos de alegría te expresará la felicidad que le haces sentir", Sof 3:17. Celebrar la vida, hacer fiesta y descansar es un regalo. "Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria", Is 61:3. El descanso y su celebración es el tiempo del encuentro. Es la provisión de Dios para el desarrollo humano. Lo que viene de Dios lleva la esencia de la frescura. Es el manantial de la vida plena: “Sólo en ti se encuentra la fuente de la vida, y sólo en tu presencia podemos ver la luz.”, Sal 36:9. 
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

viernes, 30 de diciembre de 2022

Ampliar nuestra manera de pensar

 Espacio de vida y libertad

”Así que el Hijo del Hombre es Señor, ¡incluso del día de descanso!”, Mc 2:28
La palabra de Dios se orienta a favor de la vida y su crecimiento. Dios está de parte del ser humano y quiere que descansemos. Es un espacio de libertad, de vida y amor. Dios nos ofrece la posibilidad de ampliar nuestra manera de pensar y ser. Jesús nos defiende del legalismo observante que representa un sistema de premio y castigo, que puede infundir temor y sofocar. Estos sistemas de control limitan la libertad, envenenan el gozo de vivir y para ellos siempre falta algo. Nuestro Dios es para el ser humano. La palabra que viene de parte del Señor es una chispa que enciende el corazón y siempre te da ganas de ir más allá, hay nuevas aventuras y horizontes. Es respirar aire puro y contagia la alegría de vivir. ”Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado... Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.  Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.”, Jn 15:11-17
Carlos Scott 
Foto de Gilbert Lennox

jueves, 29 de diciembre de 2022

No sofocar y permitir respirar

Una enseñanza liberadora

”Un sábado, al cruzar Jesús los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo.—Mira —le preguntaron los fariseos—,¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en sábado? Él les contestó:—¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote, y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros.» El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado —añadió—. Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado», Mc 2:23-28
Hay gente que se caracteriza por estar con un código en la mano. Aparecen en cualquier momento para señalar lo que está mal, especialmente cuando alguien quebranta el reglamento. Los discípulos son acusados de arrancar espigas de trigo en el día de descanso. Dios estableció el descanso para beneficio del ser humano, pero parece que los religiosos de esa época no lo entendieron. El legalismo oscurece el plan de Dios y la vida queda reducida en lo que puedes hacer o no. Es muy peligroso cuando la vida pierde la dimensión de la fe y queda ahogada por determinados reglamentos. Cuando lo insignificante se transforma en lo más importante perdemos el rumbo. Los religiosos según su criterio contabilizaron 365 prohibiciones y 278 mandamientos para el día de descanso. La palabra de Dios da una dirección para la vida humana, pero las autoridades de esa época añadieron una multiplicación de normas y prescripciones que llevaron a la gente a perder la orientación. Una norma pierde credibilidad cuando solo se dedica a restringir espacios vitales de libertad que todo ser humano necesita. En contraposición la enseñanza de Jesús es liberadora. No sofoca y permite respirar. Jesús supera el legalismo con el amor. “Si ustedes supieran qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables.”, Mt 12:7
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Gestos y opciones

Controversias

“Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.”, Mc 3:2
Jesús ante la oposición muestra sus gestos y sus opciones. Jesús inaugura el tiempo de la alegría y es el que libera al ser humano de la esclavitud del legalismo, de las observancias externas, para que se pueda mover en un espacio de libertad, el espacio de la vida misma, del amor, del don de la vida. La praxis de Jesús escandalizó a sus contemporáneos. Encontrarnos con Jesús implica dejarnos interpelar por su presencia. Somos llamados a abrir nuestro corazón a su presencia, a su palabra, a su Espíritu. Es responder al amor, reconocer su camino y aceptar libremente seguir su caminar. “Jesús le dijo a la gente que creyó en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”, Jn 8:31-32. “Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.”, Jn 8:36
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 27 de diciembre de 2022

El valor de la vida

Hacer memoria

“Acuérdate de él antes de que la puerta de las oportunidades de la vida se cierre y disminuya el sonido de la actividad diaria…”, Ec 12:4. “Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como perseguir el viento.”, Ec 6:9-10 “Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo, por lo tanto, afila la hoja. Ahí está el valor de la sabiduría: ayuda a tener éxito.”, Ec 10:10
Celebrar la vida también es descansar y es gratitud. Es el momento de la esperanza en descubrir el sentido y el valor de la vida. Es tiempo de adoración buscando a Dios, tiempo del canto y la convivencia gozosa. El trabajo no debe representar la primacía y la medida de todas las cosas. Cuando Jesús declara que el día de descanso ha sido hecho para el ser humano y no el ser humano para el día del descanso, no solo afirma lo central de la vida humana, sino también la primacía del otro, del débil, del que sufre. La curación del hombre con la mano deformada también introduce el principio de solidaridad, Mc 3:1-6. Cuando descansamos Dios también nos llama a reflexionar sobre la condición del pobre y el que sufre. No alcanza adorar a Dios, afirmar nuestro bienestar, pero descuidar espiritual y materialmente al marginado. Poder reposar también significa abrir los ojos y el corazón hacia la gente necesitada y a su soledad. Acuérdate de Dios, de tu prójimo, afila tu hacha y disfruta de lo que tienes.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox