Quien dice Movilización dice ¡No te rindas jamás! - ¡La luz resplandece! Jn 1:5
#ConJesúsEnMisión #COMIBAM17
¡La luz resplandece! Jn 1:5
Dios entró en la historia humana. La escritura nos dice que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo (Jn 1:14).
“Dios se ha metido donde estamos nosotros y nos entiende desde adentro” Juan nos dice que “en él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad”, Jn 1:4.
Jesucristo no solo nos da la vida sino también la luz que nos guía en esta vida. Es una luz que resplandece en las tinieblas y las tinieblas no pueden extinguirla, Jn 1:5. Es un mensaje de esperanza en medio del dolor y el quebranto.
Juan escribe a personas afligidas por las tinieblas. Les da ánimo con su anuncio. ¡La luz resplandece! y quiere animar a los que sufren para que sigan adelante. Es una luz que puede guiarnos en medio de las tinieblas de nuestros conflictos, de los grandes problemas y circunstancias adversas.
La luz triunfa sobre la oscuridad y no puede ser vencida. Esta luz verdadera ha venido a este mundo para alumbrar a todo ser humano, Jn 1:9.
Somos desafiados a creer en la luz y seguir creyendo. Es una luz que no puede ser extinguida. Ahora bien, tiene un precio creer. Implica acercarnos a la luz y dejar que esta luz nos examine, nos descubra y muestre quienes somos. La luz divina nos revela lo que muchas veces no queremos aceptar, Jn 3:20. Jesús nos quiere examinar y evaluar, Ef 5:13. Vuelve a visitarnos en este tiempo y se acerca a todos incluyendo a los que decimos ser “suyos”, Jn 1:11.
Es una luz molesta e indiscreta porque descubre nuestras miserias, limitaciones y mezquindades. “Es una luz que no se resigna a ser un puro adorno, sino que compromete, que exige cambios dolorosos en nuestra existencia”. Es una luz fastidiosa y provocativa que nos lleva muchas veces a resistirla y oponernos “porque la luz es lo que hace que todo sea visible”, Ef 5:14. Nos colocamos las manos sobre nuestros ojos en vez de rendirnos ante ella.
Solemos creernos personas buenas, razonables, proyectando una imagen de gente correctamente calificada y honesta hasta que la luz nos descubre. Lo paradójico es que hay personas que pierden la vida y odian la luz por su afán de evitar la luz en vez de aceptarla, reconocerla y experimentar un nuevo comienzo. Lo que nos puede dar salud y salvar es lo que muchas veces rechazamos, Jn 3:16-20.
Creer es actuar y es tomar acciones concretas sobre lo que Dios ha hecho. “Cuando Dios viene al mundo lo pone en crisis. La crisis es esta: hay que definirse... Lo que no se puede hacer es permanecer neutral”. La escritura nos anima a prevalecer, ser constantes y no volver atrás. La luz vence y nos da valor para continuar. La verdad prevalecerá sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, el amor sobre el odio. ¡No te rindas jamás!
Una vez más Jesús nos dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, Jn 8:12.
Carlos Scott
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¡La luz resplandece! Jn 1:5
Dios entró en la historia humana. La escritura nos dice que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo (Jn 1:14).
“Dios se ha metido donde estamos nosotros y nos entiende desde adentro” Juan nos dice que “en él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad”, Jn 1:4.
Jesucristo no solo nos da la vida sino también la luz que nos guía en esta vida. Es una luz que resplandece en las tinieblas y las tinieblas no pueden extinguirla, Jn 1:5. Es un mensaje de esperanza en medio del dolor y el quebranto.
Juan escribe a personas afligidas por las tinieblas. Les da ánimo con su anuncio. ¡La luz resplandece! y quiere animar a los que sufren para que sigan adelante. Es una luz que puede guiarnos en medio de las tinieblas de nuestros conflictos, de los grandes problemas y circunstancias adversas.
La luz triunfa sobre la oscuridad y no puede ser vencida. Esta luz verdadera ha venido a este mundo para alumbrar a todo ser humano, Jn 1:9.
Somos desafiados a creer en la luz y seguir creyendo. Es una luz que no puede ser extinguida. Ahora bien, tiene un precio creer. Implica acercarnos a la luz y dejar que esta luz nos examine, nos descubra y muestre quienes somos. La luz divina nos revela lo que muchas veces no queremos aceptar, Jn 3:20. Jesús nos quiere examinar y evaluar, Ef 5:13. Vuelve a visitarnos en este tiempo y se acerca a todos incluyendo a los que decimos ser “suyos”, Jn 1:11.
Es una luz molesta e indiscreta porque descubre nuestras miserias, limitaciones y mezquindades. “Es una luz que no se resigna a ser un puro adorno, sino que compromete, que exige cambios dolorosos en nuestra existencia”. Es una luz fastidiosa y provocativa que nos lleva muchas veces a resistirla y oponernos “porque la luz es lo que hace que todo sea visible”, Ef 5:14. Nos colocamos las manos sobre nuestros ojos en vez de rendirnos ante ella.
Solemos creernos personas buenas, razonables, proyectando una imagen de gente correctamente calificada y honesta hasta que la luz nos descubre. Lo paradójico es que hay personas que pierden la vida y odian la luz por su afán de evitar la luz en vez de aceptarla, reconocerla y experimentar un nuevo comienzo. Lo que nos puede dar salud y salvar es lo que muchas veces rechazamos, Jn 3:16-20.
Creer es actuar y es tomar acciones concretas sobre lo que Dios ha hecho. “Cuando Dios viene al mundo lo pone en crisis. La crisis es esta: hay que definirse... Lo que no se puede hacer es permanecer neutral”. La escritura nos anima a prevalecer, ser constantes y no volver atrás. La luz vence y nos da valor para continuar. La verdad prevalecerá sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, el amor sobre el odio. ¡No te rindas jamás!
Una vez más Jesús nos dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, Jn 8:12.
Carlos Scott