martes, 5 de octubre de 2021

¿Cuál será el factor dominante en las nuevas comunidades de fe?

La historia eterna del evangelio no cambia y sigue siendo nuestra brújula que nos mantiene en el rumbo. La misión fluye hacia afuera, no hacia adentro.


No se trata de atraer a las personas a nuestros programas, sino más bien ir hacia donde ellas se encuentran. Se trata de lo que ocurre en sus ámbitos, no en los nuestros. Se trata de entrar en nuevos campos y nos habla de la misión que se concreta en la búsqueda del otro, del servicio en la sociedad local, de la solidaridad con los que sufren, de la cooperación global donde el evangelio no ha llegado.

La vida del apóstol Pablo nos enseña a ser emprendedores e iniciar nuevas maneras de ser comunidad. Hoy necesitamos atrevernos a probar nuevas modalidades en un contexto cambiante que es diferente en todas partes.

Una necesidad muy sentida y buscada es hacer amigos. Somos desafiados a ser una comunidad de espiritualidad y hospitalidad. Nos habla del poder del amor, del apego, la empatía, la proximidad, la equidad.

Hablamos de una iglesia sin legalismo, no tradicional, no denominacional, lejos de una religiosidad que se manifiesta en estructuras, reglamentos, etiquetas. Hay  personas que se encuentran sin una iglesia a la cual pertenecer y desean estar lejos de los modelos de repetición, tradicionales y jerárquicos. Se trata de un encuentro con la gracia, la libertad, el respeto, la ternura y el cuidado mutuo.

El anhelo de hallar pastos y movernos en libertad es el espacio que Jesús nos regala para sanar, para volver a creer, para desarrollar la fe, tener esperanza y en libertad decidir dónde seguir y a qué comunidad pertenecer. 

Construyamos un puente de esperanza recordando que "arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse a uno mismo" (Soren Kierkegaard)

Para Pensar: ¿Que necesitamos quitar, demoler y derribar en nuestros modelos eclesiásticos para construir y edificar una nueva manera de ser iglesia?

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

domingo, 3 de octubre de 2021

¿Qué implicancia tiene una vida misional? ¿Qué queremos decir cuando hablamos de un "tercer espacio"?

El llamado a la misión tiene que ver más con la obediencia que con la geografía. En todo lugar suele haber determinados sectores que no han sido expuestos a una presentación del evangelio y que no desean un contacto formal con las instituciones religiosas.


¿Qué tipo de servicio alternativo podemos ofrecer a segmentos de personas que están en busca de una espiritualidad diferente que no pase por la jerarquía eclesiástica?

El ser humano entrando en la posmodernidad es algo a lo que debemos prestar atención pensando en nuestro presente y futuro. Las generaciones X, Y, Z y Alfa tienen algo para decirnos a las denominaciones cristianas y su tradición. Muchas personas en estas generaciones miran a la iglesia tradicional como irrelevante, mientras que otros y otras han tenido experiencias negativas o bien ven a las personas como extrañas y lejanas. 

Los nuevos contextos nos llevan a buscar odres nuevos para un vino nuevo. A las nuevas generaciones les cae bien Jesús, pero no tanto la iglesia. ¿Qué puede surgir a partir de aquí? 

Los acontecimientos que se van desarrollando en medio de la pandemia y la post pandemia nos invita a intentar nuevos movimientos de iglesias.

La década de los años 90 no todos supimos apreciar el anuncio anticipado de lo que sería el "tercer espacio" e iglesia emergente. Nuevas comunidades de fe se formaron en cafés, hogares, bares, empresas y otras áreas de la vida comunitaria. A estos espacios neutrales se les llamó el "tercer espacio". Espacios que no serán los nuestros y tampoco el de ellos, sino algo intermedio. Fueron guiadas por el "laos, el pueblo, los laicos". Estructuras de abajo hacia arriba en un liderazgo compartido y no en una jerarquía estática de arriba hacia abajo. 

¿Qué necesitamos hoy? Sencillez y movimientos autóctonos podría ser lo primero.

Para Pensar: ¿Cuál será el factor dominante en las nuevas comunidades espirituales de fe?   

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

sábado, 2 de octubre de 2021

¿Qué sucede cuando experimentamos un crecimiento deformado o no conveniente en alguna dimensión de la comunidad de fe?

"«En el reino de Dios sucede lo mismo que le pasó a uno que sembró, en su terreno, muy buenas semillas de trigo. Mientras todos dormían, llegó su enemigo y, entre las semillas de trigo, sembró semillas de una mala hierba llamada cizaña, y después se fue", Mat 13:24-25


Las iglesias crecen cuantitativamente cuando reciben nuevos miembros, se expanden internamente, profundizan sus conocimientos de la fe y sirven al mundo y crecen en calidad cuando reflejan espiritualidad, encarnación y fidelidad. Ahora bien, no todo crecimiento es saludable para un organismo. Puede haber un crecimiento deformado o no conveniente que puede traer una enfermedad al organismo 

Cuando hay un crecimiento sobredimensionado de algunas de sus partes puede producir desequilibrio. Cuando esto sucede aparecen señales o síntomas de que algo no anda bien. Repensar la vida de la comunidad y su razón de ser, nos ayuda a no salirnos del camino en los propósitos globales de Dios

Las dimensiones de la comunidad de fe como ser la numérica (más miembros), orgánica (estructura), conceptual (conocimiento) y diaconal (servicio al mundo) merecen cuidado y atención. Un crecimiento sobre desarrollado en la dimensión conceptual y estructural a costa de no crecer numéricamente y en el servicio al mundo o viceversa puede dañar significativamente un proceso de crecimiento sano

El crecimiento numérico por sí solo se puede convertir en obesidad; el estructural u orgánico, en burocracia; el conceptual, en abstracción teórica; y el diaconal, en activismo social. Este hecho hace imprescindible el reconocimiento de que no todo crecimiento es auténtico ni conveniente

Dios nos anima en este tiempo a ser una buena semilla para Dios y nos desafía a ser plantados en otro terreno. Nos anima también a ser una buena tierra, nos recuerda que el crecimiento depende de Él y nos invita a unirnos a su Misión. 

Para Pensar: ¿Qué tipo de tierra o semilla puedo ser para Dios? ¿Cuáles son las semillas del Reino que podemos plantar en nuestro contexto? ¿Cuál levadura produce un crecimiento sano?

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

viernes, 1 de octubre de 2021

¿Qué entendemos por crecimiento numérico, orgánico, conceptual y diaconal en la comunidad de fe?

Orlando Costas nos habla de estas cuatro dimensiones: Por crecimiento numérico entendemos la reproducción que experimenta el pueblo de Dios al proclamar el evangelio y al incorporar a los que responden afirmativamente a una comunidad local de creyentes e insertarlos en los propósitos globales de Dios para toda la humanidad. Esta dimensión debe incluir la plantación de nuevas comunidades de fe. La condición espiritual de millones de personas desafía constantemente a la iglesia

 
Designamos crecimiento orgánico al desarrollo interno de la comunidad de fe. Tiene que ver con su forma de gobierno, su estructura financiera, su liderazgo y su celebración cultural. Nos confronta con la necesidad que tiene la iglesia de ser una comunidad autóctona, criolla, que administra su tiempo, talentos y recursos, fomenta la comunión de los fieles entre sí y con su Dios, y celebra su fe en el lenguaje del pueblo del que es parte, incorporando críticamente sus símbolos, creaciones y valores, e identificándose con su situación histórica y social

Por crecimiento conceptual nos referimos a su existencia y razón de ser, su comprensión de la fe cristiana, de las Escrituras, su interacción con la historia de esa fe y su comprensión del mundo que la rodea. Acentúa la necesidad que tiene la iglesia de pensar la fe, al calor de la Palabra y la oración, y de evaluar honesta y concienzudamente la realidad concreta, su misión y el mundo

Finalmente, entendemos por crecimiento diaconal la intensidad del servicio que la iglesia rinde al mundo como muestra concreta del amor. Esta dimensión abarca el grado de participación en la vida, conflictos, temores y esperanzas de la sociedad; la medida en que su servicio ayuda a aliviar el dolor humano y a transformar las condiciones sociales que han condenado a millones de hombres, mujeres y niños a la pobreza. Sin esta dimensión la iglesia pierde su autenticidad y credibilidad. Está dimensión se relaciona con el aspecto ético y su misión

Para Pensar: ¿Qué entendemos por crecimiento? ¿Cómo crecemos de forma equilibrada?

Carlos Scott