martes, 19 de marzo de 2019

Justicia, Misericordia y Humildad

-Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando de una comunidad que es solidaria. Una comunidad sana es una comunidad donde se practica la comunión y compasión. Es una comunidad donde se afirma la justicia, la misericordia y la humildad. * Jesús se encuentra con un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años, Jn 5:1-15. Jesús le pregunta: ¿Quieres quedar sano? Su respuesta fue: “No tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua y cuando trato de hacerlo otro se mete antes”, Jn 5:7. Este hombre nos muestra la falta de acompañamiento y solidaridad de los demás: Indica su limitación y el tema no es la Fe. Lo único que le hacía falta era la compasión humana, la comunión y la solidaridad. * Jesús sana a este hombre el día sábado. Viola la ley permitiendo al inválido llevar su camilla. Es un acto confrontativo. Jesús decide centrarse en la Justicia, Misericordia y Humildad. Las autoridades están centradas en la ley, normas, estructura y poder. * Jesús le dice: “Levántate, recoge tu camilla y anda”. Ante la sanidad de aquel hombre se podría esperar una actitud de alegría por parte de las autoridades. Ellos le dijeron: “Hoy es sábado, no te está permitido cargar tu camilla”, Jn 5:10. Nos encontramos con un hombre que no tenía derecho según las autoridades. * La clave en la dirigencia era ejercitar el derecho a la autoridad. El hombre marginado fue invisible hasta que violó la ley. Sus autoridades no demostraban un interés en las necesidades y su enfoque eran sus leyes. Se olvidaron de los derechos que le correspondía al inválido. Habían perdido el propósito y objetivo de la ley. Les faltaba escuchar el llanto del pueblo necesitado, Ex 34:4-6. * La autoridad religiosa, social y política no se puso contenta con Jesús. Las autoridades en vez de escuchar la voz de Dios decidieron eliminarla, Jn 5:18. * Seguir el modelo de Jesús es muy arriesgado y puede traernos problemas, pero el camino contrario sería traicionar a Jesús. Seguir y servir al Dios vivo implica identificarnos con Jesucristo, Pr 31:8-9

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