miércoles, 12 de julio de 2023

Una voz

El otro poder

“Un hombre llamado Simón, quien por muchos años había sido hechicero allí, asombraba a la gente de Samaria y decía ser alguien importante. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, a menudo se referían a él como «el Grande, el Poder de Dios». Lo escuchaban con atención porque, por mucho tiempo, él los había maravillado con su magia”, Hch 8:9-11

Este relato describe a Simón como una persona de prestigio e importancia. “Se referían a él como «el Grande, el Poder de Dios», pero la gente creyó el mensaje de Felipe y el resultado fue que se bautizaron hombres y mujeres. Luego el mismo Simón creyó y fue bautizado. Simón comenzó a seguir a Felipe y estaba asombrado por las señales y los grandes milagros que hacía. Los apóstoles enviaron a Pedro y Juan para ver que sucedía y los nuevos creyentes recibieron el Espíritu Santo. “Cuando Simón vio que el Espíritu se recibía cuando los apóstoles imponían sus manos sobre la gente, les ofreció dinero para comprar ese poder. Pedro le respondió: —¡Que tu dinero se destruya junto contigo por pensar que es posible comprar el don de Dios!”. Simón siempre fue muy poderoso y también lo quería ser en la iglesia. Hoy hay políticos y grupos que desean seducir y tener a su favor el voto de la comunidad de fe. También hay algunos religiosos que creen que la transformación social viene por medio del poder político. Indudablemente el poder afecta a la vida cristiana. Frente al poder de Simón "el mago" está el otro poder que es el de Simón Pedro, un simple pescador que descubrió la presencia del Espíritu y encontró valor para enfrentarse a las más variadas circunstancias. Todo esto no se compra con dinero o vendiendo el don del Espíritu. La iglesia debe rechazar toda tentación de acomodarse al poder político y vender su identidad. La transformación de una nación viene por medio del evangelio. Se nos llama una vez más a ser una voz profética que le recuerda a toda Nación: “Pero si mi pueblo se humilla, y ora y me busca, y si al mismo tiempo abandona su mala conducta, yo escucharé en el cielo su oración, perdonaré sus pecados y los haré prosperar de nuevo”, 2 Cr 7:14

Carlos Scott

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