viernes, 27 de diciembre de 2024

Arriesgar el corazón

 ¿Y quién es mi prójimo?

“Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil,... —¿Y quién es mi prójimo? Entonces Jesús le puso este ejemplo:«Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto. »Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino. Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino. »Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión. Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó… Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley:—A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones?—El que se preocupó por él y lo cuidó —contestó el maestro de la Ley. Jesús entonces le dijo:—Anda y haz tú lo mismo.”, Lc 10:25-37

Nos encontramos con un experto en la ley religiosa que se levantó para probar a Jesús. Este religioso quería medirse con Jesús, ponerlo a prueba, definir el concepto exacto de prójimo y determinar con precisión los límites del amor. Jesús no se presta al juego y le interesa que toda persona esté dispuesta a involucrarse en el plano existencial. Lo concreto y esencial es el amor y el servicio. El Señor busca el compromiso y que nos dejemos cuestionar en los temas del amor al prójimo. No alcanzan las perfectas declaraciones doctrinales. Se trata de ir y hacer. El conocimiento es inseparable de la praxis. No se trata de responder bien en forma teórica, sino que la teoría hay que llevarla a la práctica. Dios nos llama a tener compasión y arriesgar el corazón. Se trata de no tener miedo al amor y no estar distante. Nuestro Dios siempre está cerca, próximo, nos alcanza, se detiene y cura nuestras heridas. Jesús nos dice "—Anda y haz tú lo mismo".

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

jueves, 26 de diciembre de 2024

Jesús no apaga el entusiasmo, sino la fantasía

 Opciones

“Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús: —Te seguiré a cualquier sitio que vayas. Jesús le contestó: —Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar. Después Jesús le dijo a otro: —¡Sígueme! Pero él respondió: —Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre. Jesús le dijo: —Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! Luego vino otra persona y le dijo a Jesús: —Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia. Jesús le dijo: —No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.”, Lc 9:57-62

Jesús es contundente al expresar sus opciones con relación a su seguimiento y la misión. Hay urgencia y Jesús nos vuelve a decir “Sígueme”. Es auténtico, no esconde nada y nos muestra en que consiste este camino. No suele haber rebaja en el costo del billete. Mas que atraer parece decepcionar a todos aquellos que buscan una mejora en las condiciones del viaje. Jesús no apaga el entusiasmo, sino la fantasía. Nos llama a ser conscientes de las circunstancias, dificultades, sacrificios, renuncias y todo lo que implica el compromiso en ser discípulo. Somos llamados a ser y hacer discípulos. En la práctica el mandamiento de seguir a Jesús es idéntico al mandamiento de creer en Él. El discipulado ocurre cuando alguien responde al llamado de aprender de Jesús, cómo vivir su vida como si Jesús la estuviera viviendo. Como resultado, el discípulo se convierte en el tipo de persona que naturalmente hace lo que hizo Jesús. Lo que caracteriza al discípulo de Jesús es la mirada hacia delante. Es alguien que busca ser semejante a Jesús, está dispuesto a tener sus mismos gestos y seguir sus mismas opciones. Vive la sorpresa en las manos de Dios, un itinerario imprevisible, una aventura, cosas inesperadas, novedades y riesgos que construyen a un creyente en Jesús. Trabaja a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Es libre, busca espacios más abiertos y no soporta una tienda angosta. Un discípulo de Jesús es alguien que está dispuesto a seguir una relación profunda y un nuevo proyecto de vida aceptando sus preferencias, pensamientos y actitudes. Es aquel que vive en Fe, Esperanza y Amor.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Enfrentarse a los prejuicios raciales, políticos y religiosos

Un fuego extraño

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén.  Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche. Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén.  Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.» Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después, se fueron a otro pueblo”, Lc 9:51-56 

El recorrido más corto entre Galilea y Jerusalén pasa por Samaria pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús. Jesús tuvo que enfrentarse a los prejuicios raciales, políticos y religiosos. Se le niega la hospitalidad y Santiago junto con Juan le dijeron: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.». Para Jesús este es un fuego extraño porque el fuego que Dios desea es el de encender los corazones con el amor. Debemos tener cuidado en no transformarnos en “Hijos del trueno”. “Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió”. Jesús nos enseña a ser tolerantes en oposición a la crueldad y el fanatismo. Nos podemos equivocar con el significado del fuego. Dios busca que nuestras vidas puedan arder con la pasión del amor. Jesús da su vida por toda la humanidad incluyendo a sus enemigos. Se trata de seguir caminando con paciencia y mansedumbre. “A un corazón solo lo puede doblar otro corazón” “Cuando todo ha fracasado el amor vence”. “Pero ahora déjenme mostrarles una manera de vida que supera a todas las demás… El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.”, 1 Co 12:31, 13:7 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 24 de diciembre de 2024

“Su reinado no tendrá fin”

Emanuel “Dios con nosotros”. 

Mateo al comenzar el evangelio indica que la presencia de Jesús es prometida para Israel: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamaran Emanuel» (Que significa «Dios con nosotros») Mt. 1:23 y las últimas palabras de este mismo evangelio de Mateo dice: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» Mt. 28:20b. En el final de su evangelio su presencia es prometida para todos los discípulos donde estos se encuentren.

Mateo toma la expresión “con ustedes” y “hasta el fin del mundo” de la palabra Emanuel que es “Dios con nosotros” citado en Is 7:14 y Mt 1:23. La permanencia de Jesús está relacionada con el compromiso de sus seguidores con la misión. En el proceso de hacer discípulos Jesús permanece con todos aquellos que se comprometen a estar en su seguimiento. “En el Antiguo Testamento la presencia del Señor se enfatiza especialmente cuando la misión es peligrosa (Jos. 1:5, Is 43:1-13)” 

Algunos pueden preguntar ¿Por qué involucrarnos en la misión de Dios cuando hay peligros? La respuesta es que nos involucramos en la misión porque Jesús está con nosotros. Dependemos de la palabra sencilla de Jesús, no de algo espectacular o determinadas seguridades. Es precisamente aquí donde debemos volver a confiar en la palabra sencilla de Jesús y toda la escritura.

La última palabra la tiene nuestro Dios. Es el principio y es el final, es la primera y última palabra para la humanidad. «Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra» (Mt. 28:18). Su autoridad no solamente la tiene sobre la tierra sino también sobre el cielo. Su autoridad es de extensión universal. Por lo tanto, “Si Jesús, en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada”.

Jesús nos dijo: “Por tanto vayan y hagan discípulos” (Mt 28:19). El hecho que Jesucristo es el Señor y Rey de todo implica una misión global. Su reinado y victoria es final. Se cumple o se cumple, no hay medias tintas o marcha atrás. “Su reinado no tendrá fin” Lc 1:33.

Celebremos su nacimiento no solamente para mirar, ni aun para admirar, sino para compartir su Misión.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 23 de diciembre de 2024

Hay momentos y momentos en la vida

El fuego sigue encendido

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén”, Lc 9:51

Hay momentos y momentos en la vida. Muchas veces nos encontramos en situaciones y circunstancias que definen quienes somos. La escritura relata que Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. Fue un tiempo donde tuvo que afirmar su rostro y tomar una resolución. Implicaba vencer cualquier resistencia y estar decidido en llegar hasta el final del camino. El texto de Isaías nos recuerda “Por eso, no seré humillado, pues es Dios quien me ayuda. Por eso me mantengo firme como si fuera una roca, y sé que no seré avergonzado.”, Is 50:7. “¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos. Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir. Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario, dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor. Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metió en la cárcel.  A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados. La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra. Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él.”, Heb 11:32-39. Que el Señor nos ayude a confiar más y más en él y mantener las decisiones tomadas en cualquier circunstancia. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

 

domingo, 22 de diciembre de 2024

Dios es un Dios que vive y se alegra en la comunidad

Comunidad, comunión y solidaridad

“Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre; pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes", Mc 10:29-31

Dios es un Dios que vive y se alegra en la comunidad. La imagen de Dios es comunitaria, Dios Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo. Hablamos de la relación y la comunión entre las tres personas de la trinidad. Expresar la imagen de Dios es saber vivir en medio de la comunidad y no separados de la misma. Es el lugar de encuentro donde nos animamos y cuidamos los unos a los otros. Nuestro Dios nos anima a salir del egoísmo y dejar de pensar en nosotros mismos. Padre, Hijo y Espíritu Santo todos comparten una sola esencia divina. La divinidad se marca por la unidad y la diversidad sin conflicto. Nos habla de un amor íntimo y perdurable. A través del amor divino, estamos íntimamente relacionados unos con otros. La naturaleza de Dios es la comunión y nos invita a estar en comunión con él y unos con otros. La comunidad no constituye un rinconcito tranquilo y apartado del mundo, sino un punto de partida para ir al mundo. Cuando dejamos algo por seguir al Señor y anunciar las buenas noticias, "recibimos en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también seremos maltratados por los enemigos. Y cuando muramos, viviremos con Dios para siempre”. “Ayuda en todo al abogado Zenas, y también a Apolo (en su viaje de servicio). Dales todo lo que necesiten para seguir su viaje (a las naciones), y cuida de que no les falte nada. Los nuestros deben aprender a hacer lo que es bueno, y ayudar a otros. Así vivirán como personas útiles.”, Tito 3:13-14

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 21 de diciembre de 2024

“Amigos, ¡es muy difícil entrar en el reino de Dios!"

Inquietar más que tranquilizar

“Jesús dijo a sus discípulos: —¡Es muy difícil que una persona rica acepte a Dios como su rey!”, Mc 10:23

Mientras Jesús iba de camino llegó una persona que tenía la inquietud sobre la “vida entera”. Jesús se detuvo y esta fue una oportunidad para enseñar a los discípulos. “—Amigos, ¡es muy difícil entrar en el reino de Dios!  Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que una persona rica entre en el reino de Dios. Los discípulos se sorprendieron mucho al oír lo que Jesús dijo y comentaban entre ellos: —Entonces, ¿quién podrá salvarse?”, Mc 10:24-26. Hay una preocupación pastoral de los discípulos. “Jesús los miró y les dijo: —Para los seres humanos eso es imposible, pero todo es posible para Dios”, Mc:10:27. Es imposible salvarnos nosotros mismos, pero si es posible ser salvados. Esta escena y relato es una página destinada a inquietar más que tranquilizar. El énfasis está en “seguir”. El que está con Jesús, encuentra en él todo lo que ha dejado. En el seguimiento se gana una plenitud de vida. Lo que ofrece Jesús lo incluye todo, incluso el maltrato por los enemigos. El estar con Jesús es siempre una riqueza amenazada. Es tiempo de prueba, pero encontramos tesoros. “Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre, pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.”, Mc 10:29-31. Ellos son invitados a una experiencia en la cual serán recompensados por su desprendimiento con una nueva comunidad de bienes y relaciones interpersonales.  En el seguimiento de Jesús hay riesgo, pero hay Gracia. Caminar con Dios es confiar. “Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta” Fil 4:19

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

viernes, 20 de diciembre de 2024

“Sólo te falta hacer una cosa…”

Profundizando nuestro seguimiento

“Jesús miró a su alrededor, …”, Mc 10:23

Jesús suele mirar a su alrededor y al joven rico lo miró con amor y le dijo “Sólo te falta hacer una cosa…” Si queremos saber qué es lo que nos falta debemos colocarnos bajo esa mirada, permitir que me indague, me interrogue, me haga descubrir mi verdadera necesidad. Solo una mirada de amor como la suya me revela quién soy. Quizás lo que nos falta es “perder” lo que nos aleja de Dios y de nuestro prójimo. Perder nuestro egoísmo, la envidia, los malos deseos, la arrogancia, la soberbia, la búsqueda del poder. Perder la vanidad para salir de la oscuridad y caminar hacia la luz. Dios nos llama a mirar nuestra propia vida y transformarla en algo nuevo. “Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad. Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarnos todo el día, ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos. Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos. Así tendrá dinero para ayudar a las personas necesitadas. No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario. No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados del pecado. Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo”, Ef 5:25-32

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

jueves, 19 de diciembre de 2024

Dios nos quiere llevar a una existencia “liberada”

La provocación de Jesús

“Conviértete en uno de mis seguidores …”, Mc 10:21

Nuestro Dios nos provoca y a su vez nos invita. Nos provoca que salgamos fuera de nuestra manera de ver las cosas. Es perder para ganar. Es dejar para poder recibir. Dios nos quiere llevar a una existencia “liberada” de todas las esclavitudes, incluso del saber acumulado y custodiado celosamente. Es desechar las fórmulas tranquilizadoras y entregarnos a las conversaciones punzantes de un Jesús itinerante que nos llama a la aventura. Su provocación consiste en revisar lo que nos falta, pero desprendernos de aquello que nos detiene. El desprendimiento es el acto más grandioso de la adoración. Para entender el riesgo y la grandeza de una vocación, tenemos necesidad no solo de decir “Si” a esto, sino también “No” sobre aquello. En su provocación de amor no podemos conseguir descuentos, tampoco hacer arreglos razonables, atenuar su llamado y minimizar el compromiso. En el seguimiento tampoco deberíamos intentar recuperar lo dejado. Lo pasado, está pisado, quedó atrás. Vivir a media el seguir a Jesús se puede transformar en una vacuna que nos puede inmunizar contra cualquier lanzamiento. Neutraliza en su raíz toda voluntad de lanzarse a la aventura. Su provocación amorosa nos estimula, pero vivir a media nos desanima. Jesús no le retiró a esta persona su afecto y este joven se marcha con aquel cariño que ya no le abandona, pero se puso muy triste y se fue desanimado. Es el remordimiento lo que más le atormenta y lo que hubiese podido ser. La llamada rechazada se convierte en una apelación continua, un reclamo tenaz, aunque silencioso. “Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen.  Así tendrán un tesoro que, en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna”, 1 Timoteo 6:17-19

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Jesús nos mira con amor y nos desafía

Lo esencial

“Jesús lo miró con amor y le dijo: —Sólo te falta hacer una cosa.”, Mc 10:21

Jesús nos mira con amor y nos desafía. Si queremos saber lo que nos falta debemos colocarnos bajo su mirada, permitir que nos pregunte y nos ayude a descubrir nuestra verdadera necesidad. Ante la mirada de Jesús todo queda al descubierto y es ahí donde podemos tomar conciencia de un vacío interior que lo hemos querido llenar con tonterías, distracciones y vanidad. La mirada del Señor nos ayuda a darnos cuenta de lo que no tengo, lo que me falta y me revela lo que no soy. Es una mirada de amor que nos confronta con nuestro egocentrismo y mezquindad. El descubrimiento de lo que nos falta es posible a través de la luz. “Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos.”, Heb 4:12. No es una palabra apagada, algo decorativo depositado en la superficie. Es una palabra que penetra en nuestro interior, explora nuestras limitaciones y deja al descubierto nuestra necesidad de Dios. “Si sólo se preocupan por su propia vida, la van a perder. Pero si están dispuestos a dar su vida por causa mía, les aseguro que la van a ganar.”, Mt 10:39

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 17 de diciembre de 2024

Es un viaje para ir con lo justo

Aligerar la carga

“El hombre le dijo: —Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño. Jesús lo miró con amor y le dijo: —Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores”, Mc 10:20- 21

Hay personas que tienen la tendencia de acumular, guardar y añadir algo más. Cuando decidimos seguir a Jesús el equipaje debe ser liviano, llevar lo necesario y no viajar con exceso de equipaje. Es un viaje para ir con lo justo y no podemos pagar por el sobrepeso. Debemos quitar y no añadir; perder, no adquirir; despojarnos y no juntar. En la mentalidad de esa época la riqueza era considerada como una afirmación, conformidad y aprobación de Dios. La respuesta de Jesús le resulta escandalosa, porque cambia totalmente su praxis religiosa. Jesús no añade un mandamiento nuevo y pide la renuncia a una cierta mentalidad, a un cierto capitalismo espiritual, a ciertas previsiones. Lo que se nos pide es aligerar la carga, no exige algo más, no pide añadir, sino darle una orientación distinta a nuestra vida. Cuando Dios no entra en nuestro juego nos escandaliza. Se trata de un desapego doloroso y nuestro Dios se alegra cuando sus discípulos van a su paso. “Reunió a los doce apóstoles y los envió de dos en dos. Les dio poder para expulsar de la gente a los espíritus malos, y también les ordenó: «Lleven un bastón para el camino, pero no lleven comida ni bolsa ni dinero. Pónganse sandalias, pero no lleven ropa de más”, Mc 6:6-13. "Dios mío, antes de mi muerte concédeme sólo dos cosas; ¡no me las niegues! Mantenme alejado de la mentira, y no me hagas pobre ni rico; ¡aléjame de toda falsedad y dame sólo el pan de cada día! Porque si llego a ser rico tal vez me olvide de ti y hasta me atreva a decir que no te conozco. Y si vivo en la pobreza, puedo llegar a robar y así ponerte en vergüenza”, Proverbios 30:7-9

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 16 de diciembre de 2024

Falta hacer una cosa

Una mirada de amor

“Jesús le contestó: —¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno”, Mc 10:18

Nos encontramos ante una persona recta, intachable y de buena conducta en guardar los mandamientos. Sus preguntas revelan una determinada intención. "—Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?" Jesús nos invita a dar un salto de fe y "salir de lo que consideramos bueno" para darnos cuenta de que estamos frente al verdadero Dios y por lo tanto estamos ante el único que merece llamarse “Bueno”. Jesús nos coloca en una perspectiva diferente. Solo él es bueno y merece nuestro seguimiento. Dios se ha hecho carne en la persona de Jesús y es bueno porque es cercano al ser humano en misericordia, amor y compasión. “Jesús lo miró con amor”, lo apretó con su corazón y nos mira con amor. Su mirada es profunda, atenta y penetrante. Desea que aceptemos su amor y la vocación divina para la cual nos desafía, pero aún “falta hacer una cosa”. Es necesario dejar atrás lo que nos puede detener. El desprendimiento es la consecuencia natural de seguir a Jesús y es compartir lo que tenemos. Una vez más será necesario abandonar la barca de pesca, la mesa del cambista, un prejuicio religioso, porque de otro modo sería imposible estar junto a Jesús. Nuestro Dios quema las naves, elimina los puentes porque no está previsto el regreso o volver atrás. Jesús no compite con nada y nadie. Es absoluto, absoluto y él es nuestra única garantía. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 15 de diciembre de 2024

Nos quiere llevar más allá

Buscar la “vida entera”

“¿Qué debo hacer para tener vida eterna?… Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores.”, Mc.10:17-21.

Jesús responde a nuestras inquietudes. La vida que buscamos la podemos tener, pero Jesús siempre nos quiere llevar más allá. La “vida entera” es posible en todo tiempo, pero el evangelio de Marcos nos habla de una persona que responde negativamente ante la llamada del Señor. “Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque era muy rico.” Jesús lo miró con amor y este amor le complicó las cosas. La tristeza no es por los bienes, sino por otra cosa. Por no compartir la propia riqueza ha perdido la gran ocasión de su vida. Más que una vida rica, Jesús propone una vida plena. Jesús rompe con la tradición en que la riqueza era una bendición por la piedad a Dios. Jesús nos propone la generosidad y liberalidad. Seguir a Jesús no se trata de que a unos le pide todo y a otros poco o nada. Él rompe la relación tradicional entre fidelidad y prosperidad terrena. Jesús nos habla del desapego con todo aquello que evita una correcta relación con Él y con nuestro prójimo. Nos habla de un apego amoroso a su persona y una manifestación concreta en su seguimiento. »Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y estar esclavizado al dinero. »Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? … »Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. »Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy”, Mt 6:24-34

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 14 de diciembre de 2024

La vida misma

Las intrigas del camino

“Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?”, Mc 10:17

El gran tema al identificarnos con Jesús es estar en su seguimiento. Puede haber determinadas situaciones que pueden bloquear y no permitir seguir a Jesús. El tema de fondo y lo que está en juego es la vida misma. La pregunta inicial de esta persona joven y rica revela su preocupación para tener “vida entera”. El encuentro con Jesús se produce camino a Jerusalén, pero no es un camino que conduce a la muerte, sino a la vida. El fin es la vida, o sea la plena comunión con Dios y el prójimo. Cuando afirmamos la grandeza de este camino las otras realidades terrenas se desvanecen. Jesús nos desafía a estar disponibles y ligeros para seguirle. No alcanza la buena voluntad y se espera una decisión completa. La vida sedentaria es incompatible con la vida nómada. Nuestra vida es camino y seguimiento. En este caso particular Jesús nos advierte de los peligros de la riqueza y la dificultad que un rico acepte a Dios como su Rey. Nuestra alegría en seguir a Jesús tiene recompensa no solo en el futuro sino también en el presente. “Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre; pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.”, Mc 10:28-31

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 13 de diciembre de 2024

La escases de amor

Tengo algo que decirte ...

“Jesús le puso este ejemplo: —Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas monedas de plata, y el otro sólo cincuenta. Como ninguno de los dos tenía con qué pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos estará más agradecido con ese hombre? Simón contestó: —El que le debía más. —¡Muy bien! —dijo Jesús. Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón: —¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.  Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu casa no ha dejado de besarme los pies. Tú no me pusiste aceite sobre la cabeza. Ella, en cambio, me ha perfumado los pies.  Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco.”, Lc 7:41-47

El relato sobre el fariseo Simón, la mujer y Jesús nos abre la puerta para hacer un autoexamen. Nos tenemos que preguntar si nuestras actitudes suelen ser sospechosas hacia otras personas porque nos consideramos intachables. Cuando esto sucede puede haber desaprobación y desprecio hacia otros. La jactancia y vanagloria puede formar parte de aquellos que se colocan en la categoría de los virtuosos, de los justos. Lo exterior puede jugar un papel de fidelidad y ejemplaridad. Existe un lenguaje controlado con sus respectivos gestos a una vida de observancia de ciertos reglamentos, estatutos o códigos. A Jesús no le impresionan las apariencias. “Jesús dijo: —Simón, tengo algo que decirte…” No se pone a discutir con él. Jesús le cuenta una pequeña historia y lo confronta para que se examine a sí mismo. El diagnóstico es la escases de amor. Por otro lado, la mujer expresa arrepentimiento, afecto, fe. Se entrega sin reservas a un amor más grande. La respuesta de Jesús fue: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.» En estos días el Señor nos vuelve a contar esta misma historia. Dios quiere que encontremos la paz y sigamos confiando en él.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 12 de diciembre de 2024

Ausencia de amor

Mirar hacia adentro

 “Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco”, Lc 7:47

 La grandeza y salvación consiste en darnos cuenta de que necesitamos arrepentirnos y confesar que hemos fracasado en nuestra relación con Dios y nuestro prójimo. El verdadero pecado se puede definir como la ausencia de amor. Esto mismo le pasaba al religioso Simón en relación con Dios y la mujer. El arrepentimiento puede consistir en que hemos fallado en cuestiones de amor, el deseo intenso de amar y de ser amado. Simón sabe los pecados de la mujer intrusa, pero ninguna virtud puede llenar el vacío del amor. No podemos justificarnos con ser intachables y mantener el orden exterior. No debemos tenerles temor a las lágrimas y ser despojados de las apariencias, de nuestra pobreza interior. El mayor pecado es cuando no deseamos que la luz de Dios nos examine por consideramos demasiado justos. La vida no cambia y puede seguir como antes a no ser que estemos dispuestos a que suceda algo nuevo y decisivo en nuestra existencia cotidiana. “No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.”, Fil 2:3. “¡Que todo el mundo me busque para la salvación!, porque yo soy Dios; no hay otro. He jurado por mi propio nombre; he dicho la verdad y no faltaré a mi palabra: toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua me declarará su lealtad”, Is 45:22-23

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Descubrir nuestra propia debilidad

Máscaras

“Jesús dijo: —Simón, tengo algo que decirte…”, Lc 7:40 

Uno de los problemas que podemos tener es creer que podemos mostrarle al Señor nuestras virtudes. El dirigente Simón quizás buscaba darse importancia al invitar al Señor y hacerse la ilusión que podría ser admirado por su moralidad. Mas que pensar en nuestras propias virtudes para compararnos con otros, siempre es más oportuno examinarnos, inspeccionar y descubrir nuestra propia debilidad y pobreza. La máscara honorable también puede esconder una gran miseria. El religioso Simón está disponible para confesar los pecados ajenos, pero no puede ver lo suyo propio. “Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.». En la otra vereda nos encontramos con una mujer que se limita a expresar gestos de arrepentimiento, una liturgia de amor y ternura que conmovió al Señor. “Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón.”, 1 Jn 1:7-10

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

martes, 10 de diciembre de 2024

La evidencia de la ternura

Encuentro y Gestos

“Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa. Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón … y fue a ver a Jesús”, Lc 7:36-37

Nos encontramos en la casa de un fariseo llamado Simón y uno de sus invitados es el Señor. Sorpresivamente llega una mujer de la cual muchos no hablan muy bien y no está en la lista de los invitados. Su presencia no es muy grata, pero Jesús le da mucha importancia. Es una mujer que más que hablar se expresa con gestos concretos y estos resultan bastante incomodos para los presentes. Su conversación está marcada por “las lágrimas”. Ella celebra un encuentro que evidencia la ternura. Ella fue a buscar un frasco de perfume muy fino, luego fue a ver a Jesús y se arrodillo detrás de él. Sus lágrimas caían sobre los pies del Señor y después secó los pies de Jesús con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba. Jesús en principio no le dirige la palabra, pero comienza a hablar de ella a Simón. El Señor fue tocado por todo lo que esta mujer le ofreció con total libertad y espontaneidad.  Son gestos de amor, de ternura, de arrepentimiento y confesión. Es la búsqueda del perdón y de una vida nueva. Jesús una vez más nos sorprende y le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.» Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve éste a perdonar pecados?»  Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.». Hoy podemos tener un encuentro con el Señor y encontrar la paz.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

lunes, 9 de diciembre de 2024

La vida de la comunidad hacia la apertura

Significancia e inclusividad 

“Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó…” Mr. 10:13-14

La cultura judía no apreciaba a los niños. Tipificaban inmadurez y desconocimiento. No apreciaban su inocencia y potencialidad. Ocuparse de ellos era pérdida de tiempo. Los discípulos reprenden a los que habían traído los niños a Jesús. Ellos responden de acuerdo con su cultura y mentalidad. Jesús muestra su humanidad: Se indigna. Jesús nos dice: “El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante”, Lc. 9:48. “Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos”, Mr 10:16. El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Pequeños como el que hecha demonios que no forma parte de los doce, Mr. 9:38-41. No excluirlos. Cortemos de raíz este mal. Se requiere una acción drástica que tiene que ver con cortar, dejar y abandonar el pecado. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. No acepta el mal. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros. Jesús no se deja llevar por los prejuicios de la cultura. Toma en sus brazos a los niños. El Señor toma en sus brazos a los que todavía no tienen mucha comprensión de las cosas. El relato bíblico mantiene la prioridad de la solidaridad y no del exclusivismo, Mr. 9:33-50. Que podamos ser una comunidad abierta para todos guiada por el Espíritu Santo. Lo que hay que cortar es el pecado. Es una acción drástica, de profunda convicción, decisión, voluntad, responsabilidad, compromiso. "Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios", Ef 5:2

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 8 de diciembre de 2024

No poner obstáculos

Dejarnos hacer

“Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron. Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios» Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:13-16

Jesús ama a los niños y tiene motivo para esto. Le encanta que su pueblo sea un pueblo de “niños” y le gusta rodearse de ellos. Los niños no han aprendido a traicionar y se puede contar con ellos. Jesús nos desafía a ser como ellos y confiar. Es dejarnos hacer, porque el niño se deja hacer. Cuando nos volvemos grandes muchas veces nos transformamos en personas duras y tampoco estamos dispuestos a asumir riesgos y nuevas aventuras. Tratamos de refugiarnos en la seguridad y la prudencia. Para el niño todo es nuevo, es alegría, entusiasmo, creatividad, inquietud, descubrimiento y sorpresa. El mundo de los adultos se ha vuelto bastante oscuro, monótono, está perdiendo la vivacidad, ya no ríe y aprende tanto. Trata de tener planes detallados, pierde la espontaneidad, la novedad y cae en la rutina. Su refugio podría ser una coraza impenetrable cuyo nombre la llaman experiencia o tradición. Dios quiere llegar a nosotros y nuestro desafío es no poner obstáculos. Tenemos que “dejarle hacer”. Es derribar, demoler, arrancar, destruir para recién entonces volver a construir y plantar una nueva forma de ser, Jer 1:9-10. Es quitar las estructuras mentales y volvernos a encontrar con lo sencillo, lo simple y lo “humano”. Los apóstoles discutían de protocolos y se preocupaban de los primeros puestos. Cristo, colocando a un niño en medio de la escena, declara como entrar en el Reino de Dios “y poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”. Quizás debamos volver al inicio y nacer de nuevo, nacer de lo alto. “Ámense siempre los unos a los otros, como hermanos en Cristo”, Heb 13:1

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 7 de diciembre de 2024

Capaces de dejarse guiar

Disponibilidad

"Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios. "Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:15-16

Jesús nos propone seguir el modelo del niño de los cuales no tienen posiciones que conservar, seguridades que defender, funciones que reclamar, un prestigio que mantener, privilegios que atribuirse. No tienen que presumir y no pretenden conquistar con la fuerza. Por lo general son confiados, dispuestos a recibir lo que le den, capaces de dejarse guiar y tienen el don de vivir en el instante presente. Los niños responden a la llamada que se les dirige, se abren confiados y tienen un sentido natural de dependencia. Están abiertos a la sorpresa y el sentido de maravillarse. Nos podemos volver demasiado viejos cuando perdemos la capacidad de asombro, ser receptivos y agradecidos. “Jesús siguió con el espíritu de niño hasta el final porque esperaba todo del Padre”. Dios realiza sus milagros cuando no hay orgullo, jactancia, vanagloria y fanfarronería. “Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense por amor los unos a los otros. Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.» Les advierto que, si se pelean y se hacen daño, terminarán por destruirse unos a otros.”, Ga 5:13-15

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

jueves, 5 de diciembre de 2024

Especialistas en recibir a los demás

Receptividad

“Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron, … Jesús les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí”, Mc 10:13-14

El ser humano puede perder cierta apertura, simpleza y naturalidad. No necesariamente tiene que ver con nuestra edad cronológica. Podemos perder la frescura y el empuje para volvernos complicados y pretenciosos. Este episodio quizás se origina en un descanso del viaje. En la mente de los discípulos estos niños no son maduros como para estar cerca del maestro. Pueden ser un elemento de desorden, no merecen consideración y significa perder el tiempo. Parece que todo es cosa de adultos quienes pueden ser capaces de comprometerse y comprender la enseñanza del Señor. Jesús se enojó con sus discípulos porque la ternura hacia los pequeños permite reconocer al mismo Señor. Jesús nos enseña a tener cuidado de decidir quién es digno de acercarse a él y quién no lo es. Es sorprendente que los discípulos siempre son reprendidos cuando intentan “impedir” o “prohibir”. Los discípulos manifestaron incomprensión y la misma casi siempre está del lado del rechazo. Debemos tener cuidado en convertirnos en profesionales del rechazo y no ser especialistas en recibir a los demás. "Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.”, Mt 25.40. Jesús nos anima a volvernos como niños y comenzar desde el principio, volver y partir desde el niño

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox