martes, 7 de mayo de 2019

Reconciliación

- Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando que «la Iglesia se encuentra al servicio del movimiento de Dios hacia el mundo». Una iglesia sana es una comunidad que no existe para sí misma sino para servir a la humanidad y anunciar la inauguración del reino de Dios en la persona de Jesucristo. * > Dios es un Dios misionero. La misión existe simplemente porque Dios ama a las personas. Dios quiere rescatar a la humanidad de su deshumanización en todo aspecto de la vida. El establecimiento de su reino es la misión de Dios. * > La misión global y transcultural implica extendernos a todas las etnias de la tierra ocupándonos de los diferentes aspectos de la vida de la gente. La iglesia es el agente de la misión no su meta. La iglesia no es el reino de Dios sino su comunidad. La iglesia es comunidad del reino de Dios que participa en la misión universal (transcultural) y es un instrumento para esa misión. La iglesia es misionera por su naturaleza, dimensión e intención. * > Jesús es el reino de Dios encarnado. «El reino de Dios, no es una ética, ni una ideología social sino el mensaje que se centraliza en una persona; la persona de Jesús el Mesías». El reino está presente pero no se ha consumado por lo tanto el reino ha de venir. Es un “ya” y “todavía no”. En su misión, la iglesia testifica la plenitud de la promesa del reino de Dios y participa en la continua lucha de este reino contra los poderes de la oscuridad y el mal. * > La misión local y global es cuando el pueblo de Dios se une a la misión de Dios cruzando intencionalmente barreras sociales, políticas, culturales, idiomáticas, étnicas, de iglesia a no iglesia, en palabra y obra, anunciando la venida del reino de Dios en Jesucristo, invitando a las personas a reconciliarse con Dios, consigo mismas, unas con otras y con la creación, integrándose a la vida de la iglesia con miras a la transformación del mundo hasta que el Señor vuelva. * > Si vamos a entender el evangelio y la misión conforme a toda la escritura de Génesis hasta el Apocalipsis, lo tendremos que entender enfáticamente como “bendición a todas las familias de la tierra”. Estamos hablando de un mensaje integral de salvación que no conoce fronteras de ningún orden y está dirigido a todo ser humano considerando la totalidad de su persona.

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