“Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mi…Si tu mano te hace pecar, córtatela…Que no falte la sal entre ustedes para que puedan vivir en paz unos con otros” Mr. 9:42-50
Jesús nos dice que no falte la sal entre nosotros en nuestro trato mutuo y que vivamos en paz. La discordia había comenzado porque discutían entre sí quién era el más importante (Mr. 9:33-37). La sal es el símbolo a la disposición que puedan vivir en paz unos con otros en la comunidad.
El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. No acepta el mal. Cuidado con el “abuso del poder” o el “amor al poder” en vez del “poder del amor”. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros.
Jesús nos dice: “El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante” (Lc. 9:48). “Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos” Mr. 10:16. El relato bíblico mantiene la prioridad de la solidaridad y no del exclusivismo (Mr. 9:33-50). Seguir a Jesús hace que la sal mantenga su sabor y eficacia. “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” Mt. 5:9
¿Te vas a cortar la mano? No lo hagas. Lo que hay que cortar es el pecado. Es una acción drástica, de profunda convicción, decisión, voluntad, responsabilidad, compromiso.
Jesús nos dice que no falte la sal entre nosotros en nuestro trato mutuo y que vivamos en paz. La discordia había comenzado porque discutían entre sí quién era el más importante (Mr. 9:33-37). La sal es el símbolo a la disposición que puedan vivir en paz unos con otros en la comunidad.
El Señor nos advierte en tener cuidado de transformarnos en un escándalo o tropiezo para otros, hacer pecar a los que son más pequeños. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. No acepta el mal. Cuidado con el “abuso del poder” o el “amor al poder” en vez del “poder del amor”. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros.
Jesús nos dice: “El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante” (Lc. 9:48). “Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos” Mr. 10:16. El relato bíblico mantiene la prioridad de la solidaridad y no del exclusivismo (Mr. 9:33-50). Seguir a Jesús hace que la sal mantenga su sabor y eficacia. “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” Mt. 5:9
¿Te vas a cortar la mano? No lo hagas. Lo que hay que cortar es el pecado. Es una acción drástica, de profunda convicción, decisión, voluntad, responsabilidad, compromiso.