"Tabla genealógica de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1: 1 NVI)
Toda la Biblia gira en torno a Jesús. Todos los caminos conducen a él. Y cuando Mateo se sentó a escribir su relato de la vida de Jesús, el Espíritu Santo lo inspiró brillantemente para conectarnos algunos puntos.
En Génesis 12, Dios se apareció milagrosamente a un hombre llamado Abraham y comenzó a hacerle una serie de promesas. Una de las promesas fue esta: haré algo grandioso para todos los pueblos de la tierra a través de tu hijo.
Abraham y su esposa, Sara, eran viejos y no tenían hijos, pero Dios es un Dios que hace posible lo que parece imposible, entonces ellos le creyeron. Eventualmente, Abraham y Sara tuvieron un hijo llamado Isaac, tal como Dios lo prometió. Isaac tuvo un hijo llamado Jacob, y Jacob tuvo doce hijos. Estos doce hijos se convertirían en doce tribus y se convertirían en una nación unida llamada Israel.
Pero a medida que lees sus historias, te das cuenta de que ninguno de estos hijos parece ser el hijo prometido. Dios cumplió otras promesas que le hizo a Abraham, pero el hijo prometido parecía estar perdido. ¿Donde estuvo el? ¿Cuándo vendría? El resto del Antiguo Testamento es la historia de la familia de Abraham y la esperanzada anticipación de su prometido hijo.
Entonces, la historia toma un giro interesante. En Génesis 49, el nieto de Abraham, Jacob, reúne a sus doce hijos y les da una bendición profética a cada uno de ellos. A su hijo, Judá, dice (parafraseando): "Reyes vendrán de tu tribu, y uno de los reyes será rey sobre todos los pueblos de la tierra".
Cientos de años después, un niño llamado David nace en la familia de Abraham, específicamente en la tribu de Judá, y él es rey ungido. Él demuestra ser un gran rey que sigue a Dios, y se inicia una monarquía a través de su línea. En 2 Samuel 7, Dios le hace una promesa a David: "Tendrás un hijo cuyo reino durará para siempre".
Al unir estas mini-historias, queda claro que todas estas promesas encajan en una historia más grande.
¿Qué gran cosa hará Dios por todos los pueblos de la tierra? Él establecerá un gran reino, con un gran rey, que será el hijo de David, el hijo de Abraham.
Entra Jesús
La Biblia no es una colección de historias aleatorias, no relacionadas. Es una colección de historias unificadas inspiradas por el Espíritu que cuentan una gran historia verdadera acerca de Jesús.
Nate Edmondson
English Blog: https://nateedmondson.com/2017/12/09/christmas-reading-december-9/
Toda la Biblia gira en torno a Jesús. Todos los caminos conducen a él. Y cuando Mateo se sentó a escribir su relato de la vida de Jesús, el Espíritu Santo lo inspiró brillantemente para conectarnos algunos puntos.
En Génesis 12, Dios se apareció milagrosamente a un hombre llamado Abraham y comenzó a hacerle una serie de promesas. Una de las promesas fue esta: haré algo grandioso para todos los pueblos de la tierra a través de tu hijo.
Abraham y su esposa, Sara, eran viejos y no tenían hijos, pero Dios es un Dios que hace posible lo que parece imposible, entonces ellos le creyeron. Eventualmente, Abraham y Sara tuvieron un hijo llamado Isaac, tal como Dios lo prometió. Isaac tuvo un hijo llamado Jacob, y Jacob tuvo doce hijos. Estos doce hijos se convertirían en doce tribus y se convertirían en una nación unida llamada Israel.
Pero a medida que lees sus historias, te das cuenta de que ninguno de estos hijos parece ser el hijo prometido. Dios cumplió otras promesas que le hizo a Abraham, pero el hijo prometido parecía estar perdido. ¿Donde estuvo el? ¿Cuándo vendría? El resto del Antiguo Testamento es la historia de la familia de Abraham y la esperanzada anticipación de su prometido hijo.
Entonces, la historia toma un giro interesante. En Génesis 49, el nieto de Abraham, Jacob, reúne a sus doce hijos y les da una bendición profética a cada uno de ellos. A su hijo, Judá, dice (parafraseando): "Reyes vendrán de tu tribu, y uno de los reyes será rey sobre todos los pueblos de la tierra".
Cientos de años después, un niño llamado David nace en la familia de Abraham, específicamente en la tribu de Judá, y él es rey ungido. Él demuestra ser un gran rey que sigue a Dios, y se inicia una monarquía a través de su línea. En 2 Samuel 7, Dios le hace una promesa a David: "Tendrás un hijo cuyo reino durará para siempre".
Al unir estas mini-historias, queda claro que todas estas promesas encajan en una historia más grande.
¿Qué gran cosa hará Dios por todos los pueblos de la tierra? Él establecerá un gran reino, con un gran rey, que será el hijo de David, el hijo de Abraham.
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La Biblia no es una colección de historias aleatorias, no relacionadas. Es una colección de historias unificadas inspiradas por el Espíritu que cuentan una gran historia verdadera acerca de Jesús.
Nate Edmondson
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