domingo, 12 de abril de 2020

No podemos detener a Jesús sino soltarlo y estar en su seguimiento

“No llores, no tengas miedo” ¡Cristo ha resucitado! (Mt 28:5). La resurrección de Jesucristo nos da suficientes motivos, razones y certezas para confiar y seguir a Jesús. En medio de cualquier oscuridad, desilusión o frustración debemos volver a recordar que hay un nuevo día y un nuevo amanecer. La luz triunfa sobre las tinieblas, la vida sobre la muerte, la justicia sobre la injusticia, la verdad sobre la mentira y el amor sobre el odio. Sin entender todo, se nos llama a creer y avanzar. La única manera de conocer a Jesús es caminar con él. En medio del camino las dudas son aclaradas y viene la certeza. María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro (Jn 20:10-11) y busca a Jesús como alguien que está muerto (Lc 24:5). No ve a Jesús resucitado. Somos tentados a pensar que la resurrección de Jesucristo no puede ayudarnos en nuestras luchas, dudas y temores. Jesús nos invita a cambiar nuestro criterio. Jesús cuestiono a María Magdalena ¿Por qué lloras? Quiere que veamos su presencia en medio de toda circunstancia. Como seguidores de Jesús somos llamados a tener amplitud. Jesús no dejo sola a María Magdalena y la llama por su nombre. Ninguna situación está fuera del control de Dios. Ella y las otras mujeres le abrazaron los pies y lo adoraron (Mt 28:9) pero su mandamiento fue de animar a los hermanos, salir al mundo y no privatizar la misión. No podemos detener a Jesús sino soltarlo y estar en su seguimiento. “Vivir de acuerdo con la resurrección de Jesucristo es permitir que su voluntad sea la guía para todo aspecto de nuestra vida” Demos a conocer esta noticia ¡He visto al Señor! (Jn 20:18). Salgamos con una misión de amor compartiendo todo el evangelio con toda la humanidad ¿Qué implicación práctica tiene para nuestra propia vida y la vida de la iglesia ¡He visto al Señor!? Carlos Scott

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