viernes, 15 de mayo de 2020

“Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Sean compasivos como vuestro Padre es compasivo”

“Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Sean compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lucas 6:36). “Sean perfectos como vuestro Padre es perfecto” (Mateo 5:48) La parábola del Padre amante nos enseña que Dios busca a las personas y quiere encontrarlas, Lc 15:1-32. Como personas somos llamados a saber descubrir al padre y madre compasiva que es Dios. “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidare! Grabada te llevo en las palmas de mi mano” (Isaías 49:15-16). Es un padre amante por sobre todas las cosas. Los judíos y religiosos de aquel momento no podían concebir a un Dios que saliera en busca de los pecadores. Dios es un Dios que no se esconde. Esta parábola es la historia del amor que siempre estuvo antes de cualquier rechazo y que sigue presente después de los rechazos. Es el amor que siempre da la bienvenida a la casa y siempre lo quiere celebrar. Esta parábola es una invitación a ponernos en el lugar del Padre, amar como el ama, tener compasión, aceptación y perdón para dárselos a los otros. Este amor y perdón es para los que un día abandonaron la casa o bien están adentro, pero con un corazón lejos del latir y sentir del Padre. En la tierra tenemos padres imperfectos y nosotros somos imperfectos. Pero cuando miramos el amor de Dios que no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento podemos decir que hay esperanza aquí y por la eternidad. ¿Que podemos hacer para ser mas parecidos a nuestro buen Dios? Carlos Scott


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