miércoles, 8 de diciembre de 2021

 EL PRINCIPIO DE TODAS LAS COSAS

Cómo anhelamos conocer el principio de todas las cosas. Las palabras inaugurales del Evangelio de Juan ubican al Hijo de Dios justo allí, al principio: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (Jn. 1.1). A diferencia de cualquier otro nacimiento, el de Jesús no fue el principio de una nueva vida. Estaba en El Principio y «Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado» (1 Jn. 1.2).

Es una vida real. «Esta vida se manifestó». Fue oída, vista, sentida. Belén no fue el principio de la vida de Cristo y esa es la razón por la que Su vida puede cambiar la nuestra. Jesús dijo: «…antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!» (Jn. 8.58). «Yo soy»: siempre fui, ahora soy y siempre seré. Esa es la razón por la que Jesús puede conectarnos con nuestro propósito original.

En Belén, se abrió un nuevo canal de comunicación: Dios «nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de Él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que Él es, y el que sostiene todas las cosas con Su palabra poderosa» (Heb. 1.2-3). Por lo tanto, Navidad trata acerca del buen comienzo y retomar todo lo que se suponía que fuera la vida humana: una auténtica relación con Dios, verdadera sabiduría, genuino carácter, real virtud. Se propone restaurar la imagen de Dios en nuestra humanidad.

Oración para este día:
Señor, reconozco que tú eres el único que puede comenzar algo nuevo en mi vida. Gracias por la manifestación de Jesús, la Vida. Ayúdame a ser un verdadero discípulo.

Mel Lawrenz - Alegría de Navidad –

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