Tiempo de reflexión
Dios nos está regalando un tiempo para enfocarnos en la comunidad y no en el templo. Enfatizar la misión y no la institución. Encarnar el evangelio y no la tradición. Vivir la espiritualidad y no la religión. Somos desafiados a ser una fuerza centrífuga y no tanto una fuerza centrípeta. Salir de la exclusividad para ser una comunidad abierta e inclusiva. Afirmar un modelo eclesial antes que un modelo clerical. Una comunidad donde el Espíritu Santo se derrama sobre todos y no solo sobre algunos. Una misión que está al alcance de todos y hay participación. Una iglesia más horizontal que jerárquica y vertical. Alejarnos de una iglesia parroquial para transformarnos en una iglesia universal. Una iglesia que se reconoce como un solo cuerpo en todo el mundo y trabaja en unidad y cooperación. Una iglesia que busca el poder del amor y no el amor al poder. Lejos de la búsqueda del poder político pero muy cerca de ser una iglesia de influencia. Una iglesia creativa y dinámica que enfatiza la iglesia del pueblo y no tanto el pueblo de la iglesia. Una iglesia donde la gente encuentra descanso y no el agotamiento. Una teología del apego, proximidad, pertenencia y equidad. Una iglesia que vive la gracia y no el mérito. Una iglesia de propósito y no tanto de actividades. Una comunidad que no va al templo sino una comunidad que se reconoce misionera. Una iglesia que no está encerrada siendo rutinaria y competitiva. Una iglesia que se pregunta a dónde va. Una iglesia del Pueblo de Dios y no solo de algunos iluminados. Una iglesia que sale del mantenimiento para vivir la misión. Una iglesia que sale de modelos de repetición e imitación para comenzar un nuevo modelo eclesiológico con la guía del Espíritu Santo. Una iglesia de amor, "misericordia quiero y no sacrificio". Una iglesia que suelta a la gente, no la controla y le da oportunidades. ¿Qué impide?"—Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús. Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:—Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?, Hch 8:34-40
Carlos Scott