martes, 17 de enero de 2023

Camuflaje

 La máscara del temor de Dios

»Ustedes desobedecen los mandamientos de Dios para poder seguir enseñanzas humanas. Han aprendido muy bien la manera de rechazar los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas.  Porque Moisés dijo: “Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre”. Y también dijo: “El que maldiga a su padre o a su madre tendrá que morir.” Sin embargo, ustedes enseñan que un hijo no tiene la obligación de ayudar a sus padres si les dice: “No puedo ayudarlos, porque todo lo que tengo se lo he ofrecido a Dios.” De esa manera, desobedecen los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas. Y hacen muchas otras cosas parecidas a ésta”, Mc 7:8-13
El evangelio de Marcos registra la palabra Corbán que significaba una ofrenda dedicada a Dios. Se trataba de una especie de compromiso o voto con lo cual se consagra a Dios los bienes propios y de esta forma eran considerados “intocables”. Por ejemplo, un hijo egoísta podía declarar que toda prestación que le pidieran sus padres no lo podría hacer porque ya estaba comprometida para “Dios”. "Enseñaban que un hijo no tiene la obligación de ayudar a sus padres si les dice: “No puedo ayudarlos, porque todo lo que tengo se lo he ofrecido a Dios.” ¿Qué Dios? El dios del dinero y la avaricia es lo que muchas veces puede prevalecer. Dios no era tenido en cuenta y tampoco el prójimo. Más que “acercarnos a Dios” terminó siendo algo que “nos alejaba de los otros”, sustraía a los otros. No solo no lo daban, sino que se lo guardaban. La dureza del corazón y la ingratitud podían ponerse la máscara del temor de Dios. Los padres ancianos quedaban privados para siempre de todo derecho de la asistencia del hijo, ya que estaba prohibido quitar nada de una ofrenda sacrificial que había sido prometida. Con base a esta doctrina cualquier hijo se sentía autorizado a dejar en la miseria a sus progenitores. Honrar a Dios, la vida y celebrarla comienza con la familia. “Aquellos que se niegan a cuidar de sus familiares, especialmente los de su propia casa, han negado la fe verdadera y son peores que los incrédulos.”, 1 Timoteo 5:8
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

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