jueves, 16 de marzo de 2023

Empezó a gritar

Un clamor que es atendido

“Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:47

El evangelio de Marcos le da valor al protagonista del pasaje indicando su nombre. No es un ciego y mendigo sin nombre. Esto es muy significativo. Bartimeo es una persona marginada y se le considera pecador. Está marginado socialmente y expulsado del mercado en términos económicos. Marginado del aprecio y estima de los demás por su ceguera. Tiene que estar mendigando y se siente solo. Ante el clamor de Bartimeo, Jesús se detiene, lo manda llamar y después se muestra abierto a su necesidad. Todas estas acciones valorizan a la persona y no a un método, a una ideología o doctrina. »Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido. »Nadie le da a su hijo una piedra, si él le pide pan. Ni le da una serpiente, si le pide un pescado. »Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan. »Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia”, Mt 7:7-12

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

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