Partida para un viaje poco confortable
Cuenta el capítulo cuatro de Marcos que era tan grande la multitud que Jesús tuvo que subir a una barca para enseñarles. Mientras la multitud permanecía en la playa les enseñaba en forma de parábolas y ese día “al anochecer”, les dijo a sus discípulos: “Crucemos al otro lado”, Mr. 4:35. Estar en el seguimiento de Jesús significa estar decidido a partir y Dios no da informaciones acerca de las condiciones meteorológicas. Una tormenta hizo peligrar la misión. Estar en la misión de Dios es como este viaje: Estaban obedeciendo y vino la tormenta. Estaban viajando con Jesús y sin embargo se desato la tormenta. Estaban en el centro de la voluntad de Dios y casi la tormenta los mata. Esta es la realidad para aquellos que decidimos cruzar del otro lado. También lo cierto es que las tormentas nos vienen a todos. Es ahí donde debemos enfrentarnos con nuestra debilidad y fortaleza. Es ahí donde somos probados y muchas veces nuestra fe falla. Cuando Jesús dice: “Crucemos al otro lado” significa que todos vamos a llegar. Por lo tanto: Jesús sabía que esta tormenta vendría. Tenía la autoridad para alejarla, pero prefirió atravesarla con sus discípulos. Jesús midió la fe. Ellos aprendieron que Él siempre está con nosotros y Él es suficiente en toda situación. Todo lo acontecido es para ir a tocar a una sola persona. Es tocar a la gente con el poder transformador del evangelio para devolverla a la sociedad sana y salva. En esta historia descubrimos el “corazón de Dios”. Lo que realmente era importante para él. El corazón de Dios late por los no alcanzados y menos evangelizados en todas partes.Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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