La respuesta
“En ese mismo instante, Simón y Andrés dejaron sus redes y siguieron a Jesús”, Mc 1:18
La fe en Jesucristo es entregarnos confiadamente a una
persona, es aceptar la aventura y el riesgo. Es una respuesta incondicional y
generosa al acercamiento de Jesús. Es el antídoto contra el miedo, la
vacilación y la prudencia humana. Esta respuesta implica desprendimiento,
renuncia y seguimiento. Uno se hace creyente en la medida que acepta dejarse
tocar por Dios en sus prioridades. El descubrimiento hace palidecer lo que se
ha dejado atrás. El seguimiento es, precisamente, lo que justifica el
desprendimiento. El discípulo es uno que sigue a Cristo, se une a Cristo,
establece una relación vital con él. No es solo aprender sino seguir. Se trata
de un proyecto de vida, hacer sus mismas opciones, repetir sus gestos, asumir
sus pensamientos, actitudes, inspirarse en sus criterios y adoptar sus preferencias.
Jesús se da a conocer en la medida que le sigamos. Esta respuesta incluye el
dejarse hacer. “Jesús les dijo: «Síganme. En lugar de pescar peces, les voy a
enseñar a ganar seguidores para mí.», Mc 1:17. El discípulo es simplemente
alguien que se está haciendo, acepta las condiciones y experimenta poder. No
dice he llegado, es un llamado que dura toda la vida y lo importante es no dejar de
intentarlo. Confiamos en aquel que dijo “Yo te haré”. “Un discípulo es alguien
que sigue lo nuevo que nos presenta Jesús en situaciones y territorios no
conocidos”
Carlos Scott
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