miércoles, 10 de julio de 2024

Hipoacusia

 Invisibles

“Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”, Jn 5:5. “Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos. Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia”, Pr 31:8-9

El evangelio nos habla que había autoridades que se esforzaban por escuchar la voz de Dios, pero no escuchaban nada del presente. Frente a las necesidades y posibilidades del presente se hacían los sordos. Juan nos relata dos cosas: la iniciativa de Jesús en provocar una confrontación con las autoridades, y su trabajo personal con el hombre sanado. Ellos debían confrontarse con la voz de Dios para hacer un cambio. Es una voz que nos llama al arrepentimiento. Las personas necesitan ser liberadas y sanadas. En nuestros países se habla de democracia, la importancia en la distribución de la riqueza, el derecho y servicio a los pobres, la libertad, el bienestar, la justicia. Es un buen discurso, pero surge una pregunta: ¿Cómo es nuestra realidad? ¿Se defiende el derecho de unos y se viola el derecho de otros? ¿Qué pasa con los que tienen limitación o poco acceso a la salud, vivienda, educación y trabajo? La pregunta central podría ser: ¿Estamos siguiendo el ejemplo de Jesús? Lamentablemente muchas veces no lo hacemos. Jesús descubrió la hipocresía de las autoridades que estaban abandonando a la gente y dio testimonio contra ellos. Asumió el pastorado de las ovejas descuidadas por parte de las autoridades. El evangelio nos presenta las buenas nuevas de Jesucristo, en palabra y obra, dirigida a toda persona en cualquier lugar del mundo. ¿Qué cosas podemos cambiar para beneficio de los demás? 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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