En movimiento
“Jesús pasaba por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio
a Simón y a Andrés, dos pescadores que eran hermanos, y que estaban pescando
con sus redes. Jesús les dijo: «Síganme. En lugar de pescar peces, les voy
a enseñar a ganar seguidores para mí.». Mc 1:16-17
El evangelio de Marcos presenta a Jesús en constante
movimiento. En Jesús encontramos a alguien que nos mira, toma la iniciativa y
nos presenta un desafío. Jesús camina y camina, nos llama y nos pone en
movimiento. Todo encuentro comienza con ver y la mirada se convierte en
mensaje, en propuesta de relación y de afecto. En la antigüedad eran los
discípulos los que escogían a su maestro, pero en Jesús la llamada
viene de él y solo de él. Es una llamada de gracia y no de mérito. Seguir a
Jesús es una respuesta a la manifestación de su gracia. Jesús nos llama y lo
nuestro es una respuesta. Si me decido, es porque antes he sido solicitado por
alguien que se ha decidido por mí. Nos encontramos con Dios porque él decidió
encontrarse con nosotros. ¿Dónde está Dios? Te está buscando. La fe no es
conquista; es ser conquistado. “En ese mismo instante, Simón y Andrés dejaron
sus redes y siguieron a Jesús”, Mc 1:18. Este llamado es ineludible y urgente
porque nuestro Señor quiere que le sigamos por dónde él camina. Hay eficacia en
su palabra porque es una palabra creadora que hace discípulos y mejor es el
rechazo explícito que la indecisión indefinida.
Carlos Scott
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