La espiritualidad que construye, restaura y renueva
"Me dijeron: «Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el fuego», Neh 1:3
Nehemías fue un judío trabajando en un cargo público en la ciudad persa de Susa. Nehemías recibe noticias que las murallas de su ciudad natal están derrumbadas y que la ciudad de sus padres corría peligro. Esta realidad tocó su alma y se puso triste. Él lloró, y él oró.
Nehemías sintió el llamado de tomar acción y reedificar las murallas de la ciudad. Esto lo llevó a ver cómo podía ganarse el favor del Rey. Cuando estuvo en su presencia, a pesar del temor se encomendó al Dios del cielo y consiguió el permiso para volver a su ciudad con los materiales que necesitaba para reedificar, construir, restaurar y renovar.
Nehemías reconoce la mano de Dios en su vida. “Y el rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor”, Nehemías 2:8
Reedificar nunca es fácil. Se requiere de trabajo duro, implica que puede haber cambios y voces a nuestro alrededor que pueden ayudar o pueden dificultar el proceso. Algunas veces para volver a construir es necesario arrancar, derribar, destruir y demoler, Jer. 1:10
Cuando Dios decide reedificar y restaurar trata de que busquemos su modelo y desechemos otras construcciones, Hch 15:16-18
Reedificar y restaurar trae esperanza. Así como Nehemías encontró las murallas caídas de la ciudad de Jerusalén, alrededor nuestro hay necesidad de reedificar y restaurar
Pensemos en el estado actual de la nación, la iglesia, la comunidad, familias, amistades, escuelas, y mucho más. Dios llama a su gente para construir, renovar, reedificar y restaurar
Todo esto implica que cuando estamos tristes, podemos llorar y orar, pero el final nos debe llevar a una acción. Podemos tener la seguridad que Dios trabaja a favor de todos los que le aman
Carlos Scott
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