Después de Pentecostés,... él los guiará a toda verdad, Jn 16.13
Después de Pentecostés,... él los guiará a toda verdad, Jn 16.13 Somos llamados a ser creyentes maduros teniendo capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, ejercitando la facultad de percepción espiritual, Heb 4:12, 5:11-14. En la comprensión espiritual debemos discernir y tener sabiduría para distinguir cuando Dios no permite que avancemos o bien si el impedimento es un ataque de Satanás, 1 Ts 2:17-18. El consejo de la Palabra de Dios es “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”, Stg 1:5, 3:17-18, 1Co 2:14-16. La palabra discernir en el nuevo testamento tiene que ver con cortar. Es por lo general lo que hace un cirujano. Separar la parte enferma de la sana. Cortar en el lugar exacto. El discernimiento es un don y habilidad espiritual que podemos desarrollar. Decidir entre lo verdadero y falso. Es buen juicio teniendo una mirada clara y profunda. Vale aquí una aclaración y es que no tenemos que juzgarnos unos a otros, Ro 14:10-13. Un objeto filoso si no lo usamos bien puede causar mucho daño. Hay una diferencia importante entre tener un buen criterio y juzgar a otros. En nuestro corazón y mente ocurren las tentaciones, se forman las opiniones, motivaciones, salen las virtudes, pero también está la raíz de nuestro pecado. La Palabra de Dios es la que nos ayuda a discernir. Nosotros necesitamos tener buen criterio estudiando, comprendiendo y aplicando la palabra en nuestras vidas y contexto. El tipo de criterio que adoptamos se forma por estudiar la palabra de Dios, la iluminación del Espíritu Santo para entenderla y su poder para practicarla. El libro de hebreos nos señala que la palabra de Dios es más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón, Heb 4:12. Necesitamos discernir con delicadeza, exactitud y bien fino los temas relevantes de la sociedad local-global y extendernos hacia la gente más olvidada de la ciudad, la nación y el mundo. Que Dios nos siga transformando en ser una iglesia abierta guiada por el Espíritu Santo. Dios nos desafía a dar pasos de fe. Salir del orden natural para vivir en lo sobrenatural. Dios quiere iglesias fuertes y siervos con visión. ¿Qué implica sujetarnos al impulso del Espíritu? ¿Cómo lo descubrimos? ¿Qué cosas nuevas necesita hacer el Espíritu en la vida de la iglesia para que seamos fieles a la misión de Dios? Carlos Scott Foto de Gilbert Lennox
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