martes, 7 de junio de 2022

Espíritu

PENTECOSTÉS 

Cuando hablamos del día del Pentecostés hablamos del poder de Dios 
El Espíritu Santo descendió en el día de Pentecostés y no todos vieron este milagro, no todos respondieron positivamente. Si bien la iglesia paso de 120 a 3000 personas en un solo día, no todos pudieron percibir el milagro. Algunos estaban “desconcertados y perplejos, se preguntaban: ¿Qué quiere decir esto? Otros se burlaban y decían “lo que pasa es que están borrachos”, Hch 2:11-13.
¿Cómo puede ser que algunos no percibieron lo que estaba ocurriendo en Pentecostés? ¿Por qué algunos encontraron un motivo de burla? Cuando pensamos que el Espíritu se debe manifestar de una sola manera corremos el peligro de no percibir algo más. No percibo el milagro. 
Los que se burlaban despreciaban a los demás. Es como decir: “Nosotros sabemos todo, tenemos todas las respuestas”. Cuando esto sucede, perdemos la capacidad de asombro. No tenemos de que sorprendernos. En ese momento aparece la burla que refleja una vida basada en prejuicios, conceptos cerrados y no hay posibilidad de ver lo que Dios está haciendo.
El Espíritu sopla de donde quiere, Jn 3:8. Cuando se teme o se critica, lo que se puede estar temiendo, es la pérdida del control. Parece que no hay lugar para que el amor nos nivele a todos por igual. Dios quiere una iglesia contextualizada con su medio para que el evangelio esté disponible y el Espíritu nos siga sorprendiendo con lo que hace. 
No entregarme a la vida del Espíritu es no poder percibir el milagro que Dios quiere hacer entre su pueblo y las naciones
La actividad del Espíritu Santo es siempre una experiencia que nos supera, sobrecogedora, nos sorprende y nos hace ser temerosos de Dios. Caemos rendidos a Él. 
“El libro de los Hechos nos habla que el Espíritu Santo actúa, no para hacer que todos se conformen al mismo patrón, o que todos sean iguales, sino para que la gracia de Dios sea accesible a todos por igual.”
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

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