viernes, 20 de septiembre de 2024

Aureola de santidad

La primera piedra

"Jesús se levantó y les dijo: —Si alguno de ustedes nunca ha pecado, tire la primera piedra", Jn 8:7

Jesús toma a todos por sorpresa cuando los religiosos acusan a la mujer por no guardar los mandamientos de la ley. Jesús introduce una variante revolucionaria que será la clave. El punto principal para acusar a otro será afirmar que soy libre de pecado. No basta con descubrir los defectos de los demás. Se trata de presentar un certificado de inocencia adjunto con el listado de las virtudes. Hay que tener valor, no para recoger las piedras, sino para presentar un certificado de perfección. Hay que tener demasiado valor para ponerse en la cabeza la aureola de la santidad. La primera piedra es la que suele disgustar y abrumar. Cuando estas piedras las traducimos en palabras se transforman en calumnias, murmuraciones y sospechas. Todo lo que sigue a continuación responde y depende a la primera piedra. Tras la primera piedra llega la granizada y no se piensa en la víctima. La primera piedra suele ser la palabra que es lanzada con ligereza, la que golpea más duro. "Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios. Cuídenlas, como cuida el pastor a sus ovejas. Háganlo por el gusto de servir, que es lo que a Dios le agrada, y no por obligación ni para ganar dinero. No traten a los que Dios les encargó como si ustedes fueran sus amos; más bien, procuren ser un ejemplo para ellos. Así, cuando regrese Cristo, que es el Pastor principal, ustedes recibirán un maravilloso premio que durará para siempre...  Todos deben tratarse con humildad, pues la Biblia dice: «Dios se opone a los orgullosos, pero brinda su ayuda a los humildes.», 1 P 5:2-5.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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