martes, 1 de septiembre de 2020

¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!, Jn 9:18-19

¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!, Jn 9:18-19 El hombre ciego que había sido sanado no les dio a los religiosos lo que querían y declaro a favor de Jesús. Su testimonio fue demasiado positivo y fue sorprendente la reacción de las autoridades. Su preocupación consistió en como deshacerse del testimonio de este hombre.
Estos religiosos deciden llamar a sus padres para interrogarlos e indagar sobre el asunto. Es decir, en vez de corregir sus criterios frente a la realidad, querían “corregir” la realidad sobre la base de sus criterios. ¿Te suena conocida esta situación? ¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!
El tema de fondo es que no hay un interés real por encontrar la verdad y establecer la equidad. Lo que se busca muchas veces ante estas situaciones es salvaguardar el statu quo, el poder, preservar la jerarquía, la tradición y el control. Hay que borrar los hechos inconvenientes.
El interés de Jesús una y otra vez es el Reino de Dios, su poder en acción y derrotar al mal. El poder del amor en vez del amor al poder. Jesús nos vuelve a examinar y confrontar con nuestra manera de vivir. Es la luz del mundo y nuestra luz para sanarnos y curarnos. Como seguidores de Jesús el consejo de Juan es que sigamos acercándonos a la luz para que se vea claramente las obras que realizamos, Jn 3:20-21.
¿Qué temas nos cuesta confrontar en nuestra propia vida? ¿Cuáles son nuestras realidades que contradicen una verdadera integridad, equidad y espiritualidad? ¿De qué lado nos ponemos cuando está en juego la integridad de las personas? ¿Qué situaciones podemos cambiar para que haya equidad, verdad, paz y amor?
Carlos Scott

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