¿Cómo enfrentó Jesús al enemigo? ¿Cómo lo podemos enfrentar nosotros?
Jesús nos desafía a pensar en el Reino de Dios. Es la esfera donde se reconoce su soberanía y autoridad para reinar. Jesús peleó por medio de la oración. En la oración pedimos ¡VENGA TU REINO! y declaramos un nuevo presente que anhelamos para la vida humana, Is 35:5-7.
“¿Creen ustedes que Dios no defenderá a las personas que él eligió, y que día y noche le piden ayuda? ¿Creen que tardará él en responderles? ¡Claro que no, sino que les responderá de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que confíe en Dios?», Lc 18:7-8. Dios nos llama a creer y seguir creyendo.
Para extender el Reino de Dios en las naciones y derrotar el mal tenemos que dedicarnos a la oración. No es magia y no siempre se hace realidad lo que pedimos. No se trata de algo que nosotros hacemos, sino es lo que Él hace en su tiempo y forma.
Es necesaria la oración y la acción. Una debe ir acompañada de la otra, pero sin la oración nos agotamos.
Cuando oramos nos enfocamos en Dios y en lo que Él hará. La oración nos da descanso, trae esperanza, humildad y fortaleza. Nos enfocamos en sus recursos, su provisión y su fidelidad.
“Por medio de la oración Dios hace lo que solo Él puede hacer. En las situaciones más desesperadas el quebranta el falso dominio del enemigo, trae luz espiritual e infunde vida para una transformación social duradera."
"Dios usa la oración para cambiarnos a nosotros y para cambiar el futuro”. Nuestras oraciones son tenidas en cuenta, llegan a su presencia y Dios no las pasa por alto, Ap 8:1-5. La oración marca un nuevo presente anhelado y forman el futuro.
Para Pensar: ¿Como te gustaría que sea nuestro presente y futuro para esta nación?
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