El ideal de Dios
“Unos fariseos se acercaron a él para ponerle una trampa, y le preguntaron: —¿Puede un hombre divorciarse de su esposa?”, Mc 10:1-2
Dios está preocupado por la soledad del ser humano. No es bueno que el ser humano permanezca solo y así lo manifestó Dios en su creación. No puede existir verdadera felicidad, cuando se está solo en la felicidad. El ser humano en separación no puede gustar la propia felicidad. Dios creó al ser humano a su imagen y la imagen de Dios es comunitaria, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. El ser humano ha sido creado para vivir en armonía con Dios, con su prójimo y la creación. Vivir en comunidad es un desafío. Hablamos de la unidad sin la uniformidad, de la distinción sin caer en el individualismo, de la diferencia sin caer en la división y separación. Encontramos el propósito en la felicidad cuando estamos en relación unos con otros. Nuestra humanidad se realiza plenamente y se manifiesta completamente solo en la relación con otro ser. Podemos “tener todo”, sin embargo, puede faltar algo, nos falta alguien. La alegría de vivir en armonía con Dios implica el encuentro de amor con mi prójimo. El “no es bueno estar solo” afecta la vida social y afectiva. Dios mismo cae en la cuenta de esta necesidad. El proyecto divino respecto al matrimonio es un proyecto de amor, vida, armonía, luz, unidad. El encuentro mutuo del hombre y la mujer es el cara a cara de dos sujetos, de igual dignidad y se realizan en la entrega recíproca para el gozo del otro. La dureza del corazón nos ha separado unos de otros y cuando no le damos lugar al plan de Dios afloran los egoísmos. Una pareja perfecta no depende de un hombre o una mujer perfecta, todo comienza en una correcta relación con Dios. Jesucristo no acude a la ley para salvar a una pareja o darle su curación, sino que propone como una sanidad completa la referencia a un proyecto de amor. No todo pasa por un plano legal, sino en una perspectiva espiritual e integral. La conciencia, cuando se la solicita para que funcione, tiene el inconveniente de molestar. “No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, ... Por eso deben tratar de ser como él es"
Carlos Scott
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