¿Le darías a una persona una segunda oportunidad?
Dios le da a Jonás una segunda oportunidad: “Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama el mensaje que te voy a dar”, Jon 3:1-10
La palabra del Señor vino por segunda vez a la vida de Jonás. Debe ir a una gran ciudad donde predicará el mensaje que se le dirá. Nínive (cerca de Mosul, Irak) se arrepiente con una rapidez asombrosa y admirable. El mensaje es breve y contundente: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.
Dios no salva a Jonás para Jonás mismo. La razón de salvar a Jonás no es para que continuara su camino a Tarsis (España) o para que regrese a Israel. Dios no lo salva porque es hebreo, elegido, especial, ungido, profeta, sino porque desea salvar a Nínive y quiere utilizar a Jonás no por lo que es él, sino por lo que hará a través de él. Dios nos salva con el propósito de que “ya no vivamos para sí”, 2 Co 5:15 y podamos ser un canal de salvación a otros, Is 49:6.
Dios salva a su iglesia en el día de hoy no tanto por ella misma sino por su misión al mundo. Nosotros necesitamos un arrepentimiento como los Ninivitas de la época de Jonás. Es volver a Dios cuando hemos estado muy lejos de Él.
La iglesia del Señor es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios...”, pero ¿para qué?, “... para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”, 1 P 2:9, Mt 5:16
Para pensar: ¿Cómo aprovecharías en tu vida una segunda oportunidad? ¿Qué cosas tendrías que hacer para estar en la dirección correcta? ¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿Cuál es tu visión y misión? ¿Qué proceso intencional estás comenzando o desarrollando en esta etapa de tu vida?
Nuestra oración: “¡Líbrame del orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar contra ti”, Salmos 19:13