¿Se puede manifestar el poder de la resurrección en nuestra propia vida?
La escritura nos dice que “el primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y se quedó llorando, Jn 20:1, 10-11. Ella busca a Jesús como alguien que está muerto, Lc 24:5.
Jesús ya resucitado se le aparece a María Magdalena y la cuestiono ¿Por qué lloras? Quiere que veamos su presencia en medio de toda circunstancia. Ella solo podía ver al que cuidaba el huerto, Jn 20:15; y no se dio cuenta que era el Señor resucitado. A nosotros nos puede pasar lo mismo. Como seguidores de Jesús somos llamados a tener amplitud y no quedarnos con respuestas cerradas.
Jesús no dejo sola a María Magdalena y la llama por su nombre. Ninguna situación está fuera del control de Dios y es su voz inconfundible la que nos hace recapacitar, tener esperanza y reconocer su presencia, Jn 10:3-4,16. En medio de cualquier oscuridad, desilusión o frustración debemos volver a recordar que hay un nuevo día y un nuevo amanecer.
Ella y las otras mujeres le abrazaron los pies y lo adoraron, Mt 28:9; pero su mandamiento fue de animar a los hermanos, salir al mundo y no privatizar la misión. No podemos detener a Jesús sino soltarlo y estar en su seguimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario