sábado, 19 de septiembre de 2020

UNA CHISPA QUE CAMBIA LOS LATIDOS DEL CORAZÓN, Lc 24:13-49

UNA CHISPA QUE CAMBIA LOS LATIDOS DEL CORAZÓN, Lc 24:13-49

El día que Jesús resucitó se encontró con dos de sus seguidores en el camino a Emaús (Lc 24:13-35). Jerusalén se había transformado en un lugar peligroso donde había hostilidad e incertidumbre. Estos creyentes estaban abatidos y preocupados. Se dirigían hacia el oeste y la puesta del sol. Sus esperanzas parecían estar muertas y enterradas. Sus sueños destruidos, era el ocaso. Parecía no tener explicación lo ocurrido con Jesús de Nazaret.

Jesús les dió significado a las cosas, les presentó un gran panorama, un amanecer y sus vidas tuvieron sentido. No comenzó por el final sino por el principio. La escritura dice: “Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”, Lc 24:27.

Jesús habló con ellos y la oscuridad se hizo luz. No hubo ninguna receta mágica. La invitación fue simplemente a leer y a entender. Acercarnos a la palabra de Dios como realidad viva, como fuego. Confiarnos a la guía del Espíritu. Tener el coraje de arriesgar el corazón y de ir más lejos.

“Entonces se le abrieron los ojos y lo reconocieron…”. En una comida común, en una casa común y con un pan común fueron como estos hombres reconocieron a Jesús. “Se decían el uno al otro: ― ¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?, Lc 24:32. La palabra que nos alcanza, es siempre el fenómeno de estar en el camino.

Ellos regresaron a Jerusalén lugar de peligro y hostilidad. Se preparaba la expansión global de su gloria. Esta sería lanzada con los discípulos desde un lugar peligroso: Jerusalén. Nada pudo detener la obediencia y el gozo de entender la gran visión del Señor. “Para dejar de caminar con pasos torpes, es necesaria una chispa, una sacudida que cambie el ritmo de los latidos del corazón”

Como iglesia en el día de hoy necesitamos que Jesús se ponga a nuestro lado y nos abra el entendimiento para comprender las escrituras en la visión de Dios (Lc 24:45-48). Tenemos un propósito que nos trasciende. El lugar peligroso es donde experimentamos el poder del Señor.

¿Qué significa estar en un lugar peligroso? ¿Cómo lo definimos? ¿Qué implicancias tiene?

¿En qué sentido los lugares donde estamos se pueden transformar en peligrosos?

¿Cuáles son los desafíos que debemos tomar en los lugares que Dios nos colocó?

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


miércoles, 9 de septiembre de 2020

Mi lugar en la Misión de Dios - Abrazando a las Naciones en tiempo de pandemia, Lc 24:13-49


El día que Jesús resucitó se encontró con dos de sus seguidores en el camino a Emaús (Lc 24:13-35). Jerusalén se había transformado en un lugar peligroso donde había hostilidad e incertidumbre. Estos creyentes estaban abatidos y preocupados. Se dirigían hacia el oeste y la puesta del sol. Sus esperanzas parecían estar muertas y enterradas. Sus sueños destruidos, era el ocaso. Parecía no tener explicación lo ocurrido con Jesús de Nazaret.
Jesús les dió significado a las cosas, les presentó un gran panorama, un amanecer y sus vidas tuvieron sentido. No comenzó por el final sino por el principio. La escritura dice: Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”, Lc 24:27. 
Jesús hablo con ellos y la oscuridad se hizo luz. No hubo ninguna receta mágica. La invitación fue simplemente a leer y a entender. Acercarnos a la palabra de Dios como realidad viva, como fuego. Confiarnos a la guía del Espíritu. Tener el coraje de arriesgar el corazón y de ir más lejos.
“Entonces se le abrieron los ojos y lo reconocieron…”. En una comida común, en una casa común y con un pan común fueron como estos hombres reconocieron a Jesús.  Se decían el uno al otro: ― ¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?, Lc 24:32.  La palabra que nos alcanza, es siempre el fenómeno de estar en el camino.
Ellos regresaron a Jerusalén lugar de peligro y hostilidad. Se preparaba la expansión global de su gloria. Esta sería lanzada con los discípulos desde un lugar peligroso: Jerusalén. Nada pudo detener la obediencia y el gozo de entender la gran visión del Señor. “Para dejar de caminar con pasos torpes, es necesaria una chispa, una sacudida que cambie el ritmo de los latidos del corazón” 
En Jerusalén junto a todos los discípulos Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo: Paz a ustedes…” Lc 24:36.Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá…”. Jesús acentúa la cruz. “… y resucitará al tercer día,” Jesús acentúa su resurrección. y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.”  Jesús acentúa la urgencia de la tarea en la misión mundial. “Ustedes son testigos de estas cosas. Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.” Lc 24.46-49. Jesús acentúa el secreto del poder.
 “Cuando estalló la persecución los apóstoles no se dispersaronPermanecieron donde era más estratégico y, sin embargo, más peligroso. Fueron arrestados, humillados, censurados y golpeados más de una vez (Hch 4:1-21 y 5:17-41). Pero, aun así, continuaron. Con el tiempo, Jacobo fue muerto (Hch 12:2). Aun entonces, siguieron en Jerusalén, rehusándose a huir… Pedro fue arrestado. Fue necesaria una liberación angelical para terminar de convencerlo de buscar un lugar más seguro fuera de la ciudad (Hch 12:7). No hay ninguna indicación de que alguno del resto de los doce haya ido con él. Estas eran personas obstinadamente obedientes. Al parecer, no había amenazas que pudieran intimidarlos”     
Ser testigo implica actuar en un contexto público. No es solo afirmar los hechos de Jesús sino también seguirle con disposición de sufrir (Hch 14:21-23). Es un testimonio constituido por el sufrimiento. Todo esto se da por hombres y mujeres comunes que actúan con valor. Son estos tiempos cuando se establece el valor de seguir a Cristo. “Y seguía aumentando el número de los que creían y aceptaban al Señor.” (Hch 5:14)
Como iglesia en el día de hoy necesitamos que Jesús se ponga a nuestro lado y nos abrá el entendimiento para comprender las escrituras en la visión de Dios (Lc 24:45-48). Tenemos un propósito que nos transciende. Necesitamos renovar la confianza puesta en el Señor para ser testigos fieles en la ciudad, la nación y el mundo.  Es predicar el evangelio, no claudicar, no tranzar, no negociar valores y principios. El lugar peligroso es donde experimentamos el poder del Señor.
Preguntas para reflexionar y trabajo en grupos pequeños:
¿Qué significa estar en un lugar peligroso? ¿Cómo lo definimos? ¿Qué implicancias tiene?
¿En qué sentido los lugares donde estamos se pueden transformar en peligrosos?
¿Cuáles son los desafíos que debemos tomar en los lugares que Dios nos colocó?
¿Cuál es el mandato y la misión? ¿Cómo lo podemos hacer efectivo?
Carlos Scott  







domingo, 6 de septiembre de 2020

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”, Jn 9:35-41

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”, Jn 9:35-41 “Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre, y al encontrarlo le pregunto: ¿Crees en el hijo del hombre? - ¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él. – Pues ya lo has visto -le contesto Jesús-; es el que está hablando contigo. – Creo, Señor – declaro el hombre. Y postrándose, lo adoró.”
El evangelio de Juan nos sigue confrontando con la transformación de un ciego y su proceso de crecimiento. Creer implica “procesos” y Dios nos invita a “creer y seguir creyendo”. Este hombre avanzo en el proceso de confesar a Jesús y el texto de Juan nos anima cuando dice: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres… Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”, Jn 8.31-32,36.
“Creer en Jesús” no es un solo acto o evento. Al contrario, es todo un proceso dinámico como fue el que experimento este ciego. En este sentido, uno puede tener una fe parcial y creciente o lamentablemente menguante. Frente a los desafíos que nos plantea Jesús, la reacción negativa nunca deja de ser una posibilidad real en este evangelio. Los ejemplos que más nos pueden impresionar aparecen en diferentes capítulos referidos a discípulos que creyeron y luego volvieron hacia atrás como ser en: 6:60-66, 8:31-59 y la traición de Judas, 13:21-30 y 18:3.
Como discípulos de Jesús necesitamos profundizar nuestra entrega, 21:15-22. La fe es un proceso dinámico en la que Jesús nos desafía una y otra vez a seguir creyendo. Cada desafío, cada cuestionamiento, es, en realidad, la invitación a dar un paso adelante en el proceso del discipulado.
“Entonces Jesús dijo: -Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos. Algunos fariseos que estaban con él, al oírlo hablar así, le preguntaron: - ¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Jesús les contestó: -Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece.”
La luz de Jesús iluminó al ciego integralmente, pero provocó el rechazo de las autoridades. Lo que funcionó para producir la salvación en uno, produjo la separación de otros. Mientras que este hombre iba abriéndose progresivamente a Jesús, los religiosos se cerraron. El gran error de ellos no estaba en ser ciegos. El problema fue que, siendo ciegos, pretendían ver. Esa pretensión los llevo a rechazar una nueva visión de Jesús. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”
¿En qué proceso nos encontramos en el seguimiento de Jesús? ¿Qué pasos debería seguir dando para tener una fe creciente y una nueva visión de Jesús? ¿Qué nuevos desafíos y cuestionamientos presenta Jesús a la vida de la iglesia?
Carlos Scott

jueves, 3 de septiembre de 2020

Gobernar provocando miedo ¿Cómo hacer para que desaparezca una persona?, Jn 9:24-34

Gobernar provocando miedo ¿Cómo hacer para que desaparezca una persona?, Jn 9:24-34
Ante el testimonio del ciego las autoridades no lograron que el milagro desaparezca y por segunda vez lo vuelven a llamar: “Júralo por Dios. A nosotros nos consta que ese hombre (Jesús) es pecador”. Por otro lado, los padres no quisieron solidarizarse con su hijo, pero tampoco podían negar que había nacido ciego. Por lo tanto, las autoridades renovaron su ataque al hombre sanado. Querían doblarle el brazo de alguna manera hasta desacreditar al autor del milagro. Una y otra vez estos religiosos muestran que no les interesa la dignidad de la persona, la verdad y el respeto. Están dispuestos a humillar y avergonzar a todo aquel que no siga sus “reglas y tradición”.
El ciego afirmo su testimonio: “Si es pecador no lo sé. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo” (v25). Frustrados otra vez, los fariseos insistieron que el hombre volviera a relatar lo sucedido. Su respuesta fue: “Ya les dije y no me hicieron caso, ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿Es que también ustedes quieren hacerse sus discípulos? (v27).
La situación puso a las autoridades a la defensiva, su respuesta fue despectiva y lo insultaron: ¡Discípulo de ése serás tú! (v28). Nuevamente el hombre les responde con ironía, pero con certeza: ¡Allí esta lo sorprendente!, que ustedes no sepan de donde salió, y que a mí me haya abierto los ojos... Si este hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada”, (Vs30-33).
El relato termina expresando la máxima crueldad por parte de los religiosos: “Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo EXPULSARON” (v34).
Jesús al curar y sanar en los días sábados estaba mostrando que la ley había sido superada y cuestionaba la base de la identidad de estos religiosos al refugiarse en Moisés. La única posibilidad para ellos era experimentar un nuevo nacimiento en la manera que fue desafiado Nicodemo, Jn 3:1-8.
La insistencia de las autoridades sirvió para abrirle más los ojos al que una vez fue ciego. Los fariseos en su afán de desacreditar a Jesús se desacreditaron a sí mismo. El hombre “laico” se hizo cada vez más firme y se atrevió a recordarles algunos principios teológicos al “clero”. La veracidad del hombre y su insistencia en decir solo la verdad hizo que estas autoridades se cerraran más y más.
La comprensión del pecado para ellos implicaba descartar a otros seres humanos o buscar la justificación para dejarlos de lado. No tenían que dejarse cuestionar por las obras de Jesús y el testimonio del ciego porque sencillamente para ellos eran pecadores. Usaron la categoría del pecado para deshumanizar a otros y justificar su rechazo a ellos.
¿En qué situaciones solemos deshumanizar a las personas? ¿En qué hechos o circunstancias avergonzamos a la gente y no defendemos su dignidad?
¿Estamos abiertos a revisar nuestros modelos y examinar, evaluar y cambiar nuestra manera de hacer las cosas? ¿Nuestra identidad está basada en alguna estructura religiosa, reglamentos, estatutos o “etiquetas”? ¿Qué nuevo nacimiento necesitamos?
Carlos Scott

miércoles, 2 de septiembre de 2020

“No hay peor astilla que la del mismo palo”, Jn 9:20-23

“No hay peor astilla que la del mismo palo”, Jn 9:20-23
Todos somos conscientes de las jugadas que se hacen en la vida diaria cuando se intenta ignorar o hacer desaparecer determinados hechos que han ocurrido.
Cuando las autoridades niegan la realidad y se dan cuenta que no tienen por parte del ciego la declaración que buscaban comienzan a indagar a sus padres: ¿Es este su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? (v19)
La respuesta de los padres fue: “Sabemos que este es nuestro hijo, y sabemos también que nació ciego. Lo que no sabemos es como ahora puede ver, ni quién le abrió los ojos. Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya estos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo”, (v20-22)
Los padres en cierto sentido intentaron los mismo que las autoridades. No negaron la ceguera de su hijo. Hicieron algo peor: lo abandonaron ante la amenaza oficial. En vez de apoyar o ser solidarios con su hijo lo dejaron solo. En vez de estar alegres por su sanidad actuaron en base al miedo y la conveniencia.
Defender a su hijo implicaba ponerse al lado de su testimonio, no acomodarse con la estructura religiosa, sus reglamentos y sufrir las consecuencias. En vez de hacer esto se alejaron de su hijo: “Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo”. Sus padres le dejaron mendigar en la calle y ahora fueron capaces de abandonarlo ante la amenaza oficial.
Una de las cosas tristes que nos puede pasar es hacer desaparecer asuntos inconvenientes para buscar una paz barata o bien ignorar y no confrontar datos que nos cuestionan o nos revelan quienes somos. Frente a estos hechos ¿Cómo respondemos?
Este es buen tiempo para un autoexamen personal delante de Dios y de nuestro prójimo. También es muy buen tiempo para examinar nuestras estructuras religiosas y salir de todo legalismo que excluye. Un tiempo para ser confrontados con la luz de Dios y buscar a una iglesia que se quedó “sin iglesia”. Odres nuevos para un vino nuevo, Lc 5:37-39
¿Habrá un “tercer espacio” para la iglesia que se quedó “sin iglesia”? ¿Por dónde comenzamos?
Carlos Scott

martes, 1 de septiembre de 2020

¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!, Jn 9:18-19

¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!, Jn 9:18-19 El hombre ciego que había sido sanado no les dio a los religiosos lo que querían y declaro a favor de Jesús. Su testimonio fue demasiado positivo y fue sorprendente la reacción de las autoridades. Su preocupación consistió en como deshacerse del testimonio de este hombre.
Estos religiosos deciden llamar a sus padres para interrogarlos e indagar sobre el asunto. Es decir, en vez de corregir sus criterios frente a la realidad, querían “corregir” la realidad sobre la base de sus criterios. ¿Te suena conocida esta situación? ¡Aquí, no pasó nada! ¡Esto no existió!
El tema de fondo es que no hay un interés real por encontrar la verdad y establecer la equidad. Lo que se busca muchas veces ante estas situaciones es salvaguardar el statu quo, el poder, preservar la jerarquía, la tradición y el control. Hay que borrar los hechos inconvenientes.
El interés de Jesús una y otra vez es el Reino de Dios, su poder en acción y derrotar al mal. El poder del amor en vez del amor al poder. Jesús nos vuelve a examinar y confrontar con nuestra manera de vivir. Es la luz del mundo y nuestra luz para sanarnos y curarnos. Como seguidores de Jesús el consejo de Juan es que sigamos acercándonos a la luz para que se vea claramente las obras que realizamos, Jn 3:20-21.
¿Qué temas nos cuesta confrontar en nuestra propia vida? ¿Cuáles son nuestras realidades que contradicen una verdadera integridad, equidad y espiritualidad? ¿De qué lado nos ponemos cuando está en juego la integridad de las personas? ¿Qué situaciones podemos cambiar para que haya equidad, verdad, paz y amor?
Carlos Scott

lunes, 31 de agosto de 2020

INTEGRIDAD vs. MANIPULACIÓN

INTEGRIDAD vs. MANIPULACIÓN “Ese hombre que se llama Jesús”, Jn 9: 8-17 La transformación y sanidad de un ciego fue algo fuera de la experiencia humana y a la gente le costó creerla. El ciego les explico cómo había sucedido su curación. Su testimonio fue sobre “ese hombre que se llama Jesús” (v11). Cuando sus vecinos le preguntaron “¿Y dónde esta este hombre?” Su respuesta fue: “No lo sé”. Tampoco podía describir su apariencia física. Nunca lo había visto y nunca había estado con El. El ciego comenzó a desarrollar un proceso de crecimiento con la bendición de Jesús. Sólo podía afirmarse en su bendición y seguir adelante. Juan les escribe a sus contemporáneos a realizar un peregrinaje, un desarrollo y proceso que está fuera del control humano donde solo dependemos de la bendición de Jesús. Los fariseos se refugiaron en su paradigma y tradición: “Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado (v16). No se alegraron ante este milagro, no afirmaron la misericordia y la verdad. Para ellos la obra de Dios sólo podía ser concebida dentro de su estructura y no perder el control. Estos religiosos terminan presionando e interrogando al hombre, pero el que era ciego contradijo las declaraciones de ellos y dio su primer paso en el seguimiento de Jesús: “Yo digo que es profeta” (v17). ¿Dónde solemos colocar nuestra confianza? ¿De qué lado nos ponemos cuando está en juego la integridad de las personas? ¿Cómo está nuestro proceso de crecimiento en el seguimiento de Jesús? ¿Qué actitudes o acciones puedo tomar para seguir a Jesús?

Carlos Scott

domingo, 30 de agosto de 2020

¿Quién es el pecador?, Jn 9:1-7

¿Quién es el pecador?, Jn 9:1-7. Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: ¿Quién pecó él o sus padres? – Ni el pecó, ni sus padres - respondió Jesús.
La pregunta de los discípulos reflejaba que la enfermedad era vista como un castigo por el pecado y si un niño nacía con discapacidad le echaban la culpa a la persona o al pecado de los padres. Jesús contradijo la perspectiva de los discípulos y contradice la nuestra. Jesús vuelve a reinterpretar la ley, Ex 20:5.
Ellos veían la ceguera como la consecuencia de un pecado. Jesús por el contrario vio en esta circunstancia un motivo y una oportunidad para hacer la voluntad de Dios. Jesús no busco explicar o justificar la situación sino transformarla. Que la “obra de Dios” sea evidente (v3) y transformar el mundo es lo que Dios quiere. El llamado a los seguidores de Jesús es seguir sus obras y aun realizar otras “mayores”, Jn 14:12.
Es sencillo y muy cruel escondernos en un legalismo que está marcado en que la “culpa es de ellos” y nunca de nosotros. Echarles la culpa a las víctimas es la mejor salida para muchos, porque de esta manera no hace falta darles una mano. Lo que se demuestra en este actuar es justificar la indiferencia frente al sufrimiento humano. ¿Cuánta gente hay herida en nuestro contexto comunitario y religioso?
La sanidad del ciego fue un acto deliberado de “provocación profética”. La curación del ciego nos lanza un desafío a todos nosotros. Si la “obra de Dios” solo tiene que ver con ciertos tiempos y espacios sagrados, entonces podemos olvidarnos de lo que pasa en la calle. No podemos combinar iniquidad con cultos o servicios solemnes, Is 1:11-17. Los religiosos y otros se pusieron coléricos cuando Jesús enfatizo la misericordia por encima de la ley, el reglamento y todo legalismo.
¿Cómo funciona la fe en Dios? ¿Sirve para justificar nuestra indiferencia ante las necesidades humanas? ¿Nos impulsa a los necesitados para que sea evidente la “obra de Dios”? ¿Nos dirige a buscar a las personas que quedaron marginadas ante diferentes circunstancias? ¿Nos lleva a buscar a la iglesia “sin iglesia”? ¿Habrá un “tercer espacio” para volver a encontrarnos y caminar juntos?
Carlos Scott

jueves, 20 de agosto de 2020

IR A LA FIESTA Y QUEDARSE EN ELLA

IR A LA FIESTA Y QUEDARSE EN ELLA
Con el fin de aclarar los misterios del reino de los cielos (o de Dios), Jesús contó la parábola de una fiesta de bodas convocada por un rey, con unos invitados de honor que, al unísono, dijeron que no podían asistir.
El hombre, entonces, decidió invitar a gente que nunca había estado en el palacio, ni sabía de comidas exquisitas y, algunos, ni tenía vestido para la ocasión. Invitó a los que nadie invitaba, gente mala y gente buena.
Cuando el rey entró, vio que un invitado no tenía el vestido apropiado, lo cual, en aquella cultura, era un desprecio peor que no asistir a la boda. Y el rey ordenó que lo sacaran de la fiesta. Jesús finalizó la narración diciendo: “Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos”.
El reino es fiesta. Esa fiesta es para todos. Pero, los que se supone que iban a estar, no van, y participan lo que jamás nadie había pensado en ellos. Pero, aunque es para todos, no es de cualquier manera como se participa. Cada quien escoge si se viste o no con el traje que corresponde. “Vístanse como escogidos de Dios... Sean, pues, profundamente compasivos, benignos, humildes, pacientes y comprensivos.” (Col.3:12‬). Los crueles, inhumanos, arrogantes e intolerantes, no tienen parte en ese baile.
MATEO‬ ‭22:1-14‬ ‭
“... Después dijo a los criados: “La boda está preparada, pero aquellos invitados no eran dignos de venir. Por tanto, vayan a las encrucijadas de los caminos inviten a la boda a todos los que encuentren”. Salieron los criados a los caminos y reunieron a cuantos encontraron, lo mismo malos que buenos. De esa manera, la sala de bodas se llenó de comensales. Cuando el rey entró a ver a los invitados, observó que uno de ellos no llevaba traje de boda y le preguntó: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?”. Él se negó a contestar. Entonces el rey dijo a los criados: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes”. Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.”
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lunes, 17 de agosto de 2020

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LA OTRA DEFENSA DE LA FE

LA OTRA DEFENSA DE LA FE
Entre los contemporáneos de Jesús era común pensar —como aún muchos piensan hoy— que había personas que valían más que otras: el varón más que la mujer, el joven más que el anciano, el nativo más que el migrante y el adulto más que el niño.
Los niños y niñas se ubicaban en las escalas inferiores de valor y de respeto. Por eso, cuando un grupo de ellos se acercó a Jesús para que orara y les impusiera las manos, los discípulos reprendieron a quienes los traían. Valían poco.
Para los discípulos, la persona de valor era Jesús y no se le debía deshonrar con tanto bullicio irreverente. Jesús les llamó la atención y se enojó con ellos por su actitud (Mr.10:14). Y agregó algo insólito: que eso niños eran una metáfora del reino de los cielos, porque ese reino le pertenece a los que son como ellos.
Los discípulos querían defender a Jesús y, quizá ese día aprendieron, que a quien debían defender era a los niños, a los pequeños, a las personas que son tratadas como insignificantes del mundo.
En esto también consiste la defensa de la fe: en proteger a quienes defiende Jesús y su Evangelio.
MATEO‬ ‭19:13-15‬ ‭Biblia La Palabra
“Por entonces le presentaron unos niños a Jesús para que orara poniendo las manos sobre ellos. Los discípulos reñían a quienes los llevaban, pero Jesús dijo: — Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es para los que son como ellos. Y después de poner las manos sobre los niños, se fue de allí.”
‭‭‬
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sábado, 15 de agosto de 2020

Grupos de estudio. Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial

Perspectivas Curso Virtual Conosur ya es una realidad! Mas de 50 grupos que se reunen de manera online! 🇦🇷🇨🇱🇵🇾🇺🇾
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viernes, 14 de agosto de 2020

Charla de Capacitación con Daniel Scott

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PCMB vía Zoom 📢
Te invitamos a seguir aprendiendo sobre misiones en estas capacitaciones virtuales💻📲.
En esta oportunidad con el misionero Daniel Scott, desde el País Vasco. Sábado 15/8, a las 17:00 horas.
Sumate. No te la pierdas!!!
Para inscribirte y + info: infopcmb@gmail.com
O enviar un MD a:
@infopcmb o @pcmbrosario

sábado, 8 de agosto de 2020

¿Inocente?, Jn 5:11-18

¿Inocente?, Jn 5:11-18
“¿Quién es ese hombre que te dijo recoge tu camilla y anda? El que había sido sanado no tenía ni idea de quién era, porque Jesús se había escabullido entre la mucha gente que había en el lugar”
"Después de esto Jesús lo encontró en el templo y le dijo: -Mira ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor”. Juan nos relata dos cosas: la iniciativa de Jesús en provocar una confrontación con las autoridades, y su trabajo personal con el hombre sanado.
Las autoridades se habían desentendido del hombre sobre la base que su enfermedad era producto del pecado. No tenían que esforzarse por ayudar al enfermo porque merecía el castigo que sufría. Su enfoque estaba puesto en que no cumplía la reglamentación porque cargar la camilla implicaba violar la prohibición de trabajar en el día de reposo. Jesús sanó al inválido y rompió definitivamente con tal manera de pensar y actuar. Ahora bien, ¿Por qué le dijo no vuelvas a pecar?
Este hombre no se atrevió a cuestionar la estrechez de los criterios oficiales y le echó la culpa por violar la ley a un desconocido. La “cosa peor” que podría pasarle sería perder su vida por traicionar a Jesús y esto sería la consecuencia de quedar en el lado equivocado del conflicto. El pecado de este hombre no es lo que hizo antes sino lo que hizo después.
“El hombre se fue e informó a las autoridades que Jesús era quien lo había sanado”. A sabiendas de la oposición de los religiosos, el hombre delató a Jesús y por esto las autoridades religiosas le perseguían pues hacía tales cosas en sábado, así que redoblaban sus esfuerzos para matarlo. Lamentablemente este hombre traicionó a Jesús.
Las autoridades en vez de escuchar la voz de Dios decidieron eliminarla. Seguir el modelo de Jesús es muy arriesgado. Seguir su ejemplo puede traernos problemas, pero el camino contrario sería traicionar a Jesús. Si queremos seguir y servir al Dios vivo no queda otro camino que identificarnos con Jesucristo. Jesús nos vuelve a decir: "No me traiciones"
¿En qué casos podemos traicionar a Jesús?¿Suelo colocarme del lado correcto a favor de los que son tratados injustamente y no se respeta su dignidad?


viernes, 7 de agosto de 2020

"Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos", Mr 10:16

"Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos", Mr 10:16
Jesús nos muestra una teología que tiene que ver con el apego, el cuidado, el abrazo, la ternura, la proximidad, aceptación, pertenencia y equidad. Hay empatía, valoración y humildad. Dios nunca pierde el corazón. Nunca. Es una teología del amor que se manifiesta en la autoridad del afecto y el cuidado tierno.
Al pensar en la iglesia Latinoamericana las últimas estadísticas nos indican que el 50 % no se congrega. Hay gente que ha sido avergonzada, humillada, no tratada con respeto, dignidad y equidad. En una sociedad líquida, como el agua que se va entre las manos las personas siguen perdiendo las relaciones sólidas, los vínculos, la cercanía, la confianza y el sentido de comunidad. ¿Podrán volver a confiar?
En la Iglesia y la sociedad del rendimiento con su exceso de positividad, dispersión y autosuficiencia para vivir sin límites hemos perdido el descanso espiritual, emocional y físico. Es como una rodilla que aprieta el cuello de una persona y no le permite respirar. Su medida es utilitaria y política por lo que podemos aportar o dar. La pandemia de la productividad, los resultados, la competencia, la aceleración y el éxito a cualquier costo, nos llevaron a tener una sociedad e iglesia cansada que puede estar alejada de una teología trinitaria de relación, del compañerismo, la amistad, la unidad en el espíritu y cerca del dolor, del lamento, fragilidad y sufrimiento de la gente. ¿Qué tipo de iglesia surgirá después de esta pandemia?
¿Cuáles son nuestros problemas? ¿Es la institución, el clero o liderazgo? ¿El problema son los laicos o feligreses? ¿Qué hemos hecho mal si es que algo hicimos mal? ¿Cuál es el proceso de purificación que necesitamos?

jueves, 6 de agosto de 2020


¿Culpable o Inocente?, Jn 5:1-10

Nos encontramos en la celebración de una fiesta de los judíos. Jesús se encuentra con un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años. “Ya tenía mucho tiempo de estar así” (v.6). Jesús toma la iniciativa y le pregunta: ¿Quieres quedar sano?

Su respuesta fue: “No tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua y cuando trato de hacerlo otro se mete antes” (v7).  Este hombre muestra la falta de acompañamiento y solidaridad de los demás: Indica su limitación y el tema no es la Fe. Lo único que le hacía falta era la compasión humana, la comunión y la solidaridad. 

Jesús decide centrarse en la Justicia, Misericordia y Humildad. Las autoridades están centradas en la ley, normas, estructura y poder.  Jesús nos muestra una teología que tiene que ver con el apego, el cuidado, el abrazo, la ternura, la proximidad, aceptación, sentido de pertenencia y equidad. Hay empatía, valoración y humildad. Dios nunca pierde el corazón. Nunca. Es una teología del amor que se manifiesta en la autoridad del afecto y el cuidado tierno.

Es importante tener presente que el criterio divino para observar la calidad de los dirigentes religiosos y gobernantes se resume en el trato con los necesitados, Ez 34. Se les llamaba pastores y la voz profética nos reclama que en todo tiempo debemos “fortalecer a la oveja débil, cuidar de la enferma, curar sus heridas, ir por la descarriada y la que está perdida”. Cuando no hacemos esto las ovejas se dispersan por falta de pastor y quedan a la merced de las fieras del campo. El lamento profético es que nadie se preocupa por buscarlas, por hacerles justicia, tratarlas con misericordia, dejar la crueldad y alejar la violencia.

Jesús nos dice: “Levántate, recoge tu camilla y anda”.  El evangelio registra que “al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar” (v.9). Ante la sanidad de aquel hombre se podría esperar una actitud de alegría por parte de las autoridades. Sucedió todo lo contario. Ellos le dijeron: “Hoy es sábado, no te está permitido cargar tu camilla” (v10). Treinta y ocho años sin usar sus piernas, pero observaban que en el día de reposo usaba sus piernas para trabajar. Nos encontramos con un hombre que no tenía derecho según las autoridades.

La clave en la dirigencia era ejercitar el derecho a la autoridad. Lo importante no era la restauración de la persona sino observar que no guardaba “las normas establecidas de comunión y servicio”. El hombre marginado fue invisible hasta que violó la ley. Sus autoridades no demostraban un interés en las necesidades del rebaño. Su enfoque eran sus leyes, sus estructuras, modelos, “etiquetas” y tradición. Se olvidaron de los derechos que le correspondía al inválido. Habían perdido el propósito, el espíritu y objetivo de la ley. Les faltaba escuchar el llanto del pueblo necesitado.

Al pensar en la iglesia Latinoamericana las últimas estadísticas nos indica que el 50 % no se congrega. Hay gente que ha sido avergonzada, humillada, no tratada con respeto, dignidad y equidad. En una sociedad líquida, como el agua que se va entre las manos las personas siguen perdiendo las relaciones sólidas, los vínculos, la cercanía, la confianza y el sentido de comunidad. ¿Podrán volver a confiar?

En la Iglesia y la sociedad del rendimiento con su exceso de positividad, dispersión y autosuficiencia para vivir sin límites hemos perdido el descanso espiritual, emocional y físico. Es como una rodilla que aprieta el cuello de una persona y no le permite respirar. Su medida es utilitaria y política por lo que podemos aportar o dar. La pandemia de la productividad, los resultados, la competencia, la aceleración y el éxito a cualquier costo, nos llevaron a tener una sociedad e iglesia cansada que puede estar alejada de una teología trinitaria de relación, del compañerismo, la amistad, la unidad en el espíritu y cerca del dolor, del lamento, fragilidad y sufrimiento de la gente.  ¿Qué tipo de iglesia surgirá después de esta pandemia?

¿Cuáles son nuestros problemas? ¿Es la institución, el clero o liderazgo? ¿El problema son los laicos o feligreses? ¿Qué hemos hecho mal si es que algo hicimos mal?  ¿Cuál es el proceso de purificación que necesitamos?

¿Culpable o Inocente?  ¿Cuánta gente hay en la iglesia y cerca de la misma que no puede caminar? ¿Por qué muchos siguen en esa condición? ¿Qué tipo de modelo estamos compartiendo y encarnando?...  “Ya tenía mucho tiempo de estar así”

Carlos Scott
Misión Local y Global (GloCal)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina