domingo, 19 de marzo de 2023

Dar valor

Valoración y aprecio

“Jesús le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: —Maestro, haz que pueda yo ver de nuevo”, Mc 10:51
Jesús pregunta y marca su valorización por la persona. En este caso le pregunta al ciego Bartimeo: ¿Qué quieres que haga por ti? Marca su sencillez, está abierto y disponible ante las necesidades del otro. La respuesta del ciego fue "quiero ver" y no una imposición de Jesús. La sanidad del ciego fue un milagro y decide seguir al Señor. ¿Cómo responde nuestra tradición o trasfondo teológico a la solución de los Bartimeos?  Algunos harían imposición de manos, oración y pedirán sanidad. Otros, resolver su situación económica, enseñarle a leer en Braille, conseguir un perro guía, buscarle empleo, concientizar por su condición de explotado. Otros responderían con amor, aprecio, perdón, aceptación. Otros rápidamente le dirían que acepte a Jesús como su Señor y Salvador. Con énfasis tan variados el ciego conocería un aspecto de Cristo o bien lo conocería de una determinada manera. Pero faltaría algo: responder a la manera de Jesús. Jesús apeló a la relación, comunión, solidaridad y cooperación. Se mostró abierto al interesarse por el otro. Nos causa cierta inestabilidad e incomodidad hacer preguntas que pueden alterar nuestro orden. Corremos el peligro o riesgo que Bartimeo nos pida algo que no está en nuestra agenda o aún más, algo que no queremos dar o hacer. Jesús nos enseña que la comunión, cooperación y solidaridad es compartir la vida, una experiencia común; privilegios y realidades, fortalezas y debilidades; compartir por medio del dar o donar. Lo que se comparte primero en el contexto de la comunidad es la fe. Lo que sale de la comunión de la fe es la comunión o koinonía de la obra. El compartir la fe viene primero y define la cooperación práctica, pero la fe común debe tener una salida a la participación práctica y esta participación en la práctica tiene consecuencias concretas. Sencillamente es dar valor al otro. 
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 18 de marzo de 2023

Dejar algo

Abrirse camino

“El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús”, Mc 10:50 

El ciego Bartimeo consiguió abrirse camino hacia Jesús. El seguimiento necesariamente implica dejar algo. Lanzó el manto al viento y pasó de la orilla al centro de la escena para encontrarse con Jesús. Junto al manto es probable que Bartimeo haya arrojado las monedas que había recogido aquel día. Su grito le dio salvación "—Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”. Bartimeo sintió que la salvación le pasaba cerca y no dejó pasar esta oportunidad. “Recuerden lo que dice «Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón”, He 3:15. 

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


viernes, 17 de marzo de 2023

Rompiendo los moldes

La confianza y autogestión saludable

“La gente comenzó a reprender al ciego para que se callara, pero él gritaba con más fuerza todavía: —Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame! Entonces Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. La gente llamó al ciego y le dijo: —¡No tengas miedo! Ven, que Jesús te llama. El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús, …” Mc 10:48-50 

En el seguimiento de Jesús una y otra vez se nos llama a tener fe y mirar hacia adelante. Implica la autogestión, confianza y dependencia de Dios. El orden establecido según nuestras capacidades nos puede decir que podemos hacer y que no podemos hacer. Bartimeo decide rechazar el rol que la multitud le quiere imponer. No acepta quedarse ciego, mendigo y callado. Rechaza esa condición y entra en escena en el momento no señalado. Decide ir a Jesús como su principal recurso. Rompe el molde, no acepta papeles impuestos. Está en juego quién es Jesús y quién puede ser para él. Seguir a Jesús es aprender a dejar algo: una barca, un manto, una forma de pensar y actuar. Bartimeo dejó todo, arrojó su capa, dio un salto, no espero, se abrió camino, no se conformó con el lugar que le habían dado y se acercó a Jesús. Seguramente pensó: soy ciego, pero no me voy a quedar así. Comienza a sanarse en el instante mismo que decide ir al encuentro con Jesús. El milagro es romper con los estándares y barreras que nos pone la gente o que muchas veces nos colocamos nosotros mismos. Finalmente debemos tratar de entender cuál es nuestra verdadera necesidad. Tal vez en este tiempo el Señor está trabajando en el proceso de nuestra vida, la iglesia y la nación y nos está preguntando: ¿Sabes cuál es tu verdadera necesidad? “Porque lo que yo doy es de mucho valor, como el oro que se refina en el fuego. Si no quieres pasar la vergüenza de estar desnudo, acepta la ropa blanca que yo te doy, para que te cubras con ella, y las gotas medicinales para tus ojos. Sólo así podrás ver", Ap 3:17-22

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


jueves, 16 de marzo de 2023

Empezó a gritar

Un clamor que es atendido

“Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:47

El evangelio de Marcos le da valor al protagonista del pasaje indicando su nombre. No es un ciego y mendigo sin nombre. Esto es muy significativo. Bartimeo es una persona marginada y se le considera pecador. Está marginado socialmente y expulsado del mercado en términos económicos. Marginado del aprecio y estima de los demás por su ceguera. Tiene que estar mendigando y se siente solo. Ante el clamor de Bartimeo, Jesús se detiene, lo manda llamar y después se muestra abierto a su necesidad. Todas estas acciones valorizan a la persona y no a un método, a una ideología o doctrina. »Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá. Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido. »Nadie le da a su hijo una piedra, si él le pide pan. Ni le da una serpiente, si le pide un pescado. »Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan. »Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia”, Mt 7:7-12

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

miércoles, 15 de marzo de 2023

El grito de siempre

El grito del camino

“Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:47

A Jesús le gustó la actitud y el grito de Bartimeo. Le gusta que toda persona esté dispuesta a seguirle en su camino. No le interesan los susurros, sino la voz firme del compromiso. Bartimeo es una persona que está fuera del programa oficial y del reglamento. Quisieron fiscalizar sus documentos y establecer su lugar según algunos gustos. Hay reglas inflexibles, barreras y filtros selectivos que la gente tiene. Nada de esto resultó para él y se abre paso a pesar del orden establecido porque “él gritaba con más fuerza todavía: —Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:48. Jesús se detiene y no sigue adelante. El grito fuera de las normas establecidas tiene el poder de detenerlo. La gente muchas veces no puede aguantar el grito que perturba, el grito de siempre. Muchos quieren neutralizarlo o al menos domesticarlo, hacerlo más formal y enseñarle los buenos modales. La realidad para nosotros es volver aprender el abecedario del grito. Es un grito que nos llama al compromiso con el prójimo, es un grito que quita nuestras seguridades, nos desestabiliza y nos saca fuera del programa. Es el grito imprevisible que hace saltar por el aire los formularios y las respuestas prefabricadas. El tema para algunos es defender la tranquilidad. A veces nuestra estructura y sistema mantienen a distancia a los que llevan un drama, un desgarro, un sufrimiento, una rebelión, una protesta desesperada que solo puede ser escuchada con una voz no reglamentaria, no contemplada en nuestras liturgias o ceremoniales. Jesús que vive al aire libre y que camina por las calles pisoteadas por la gente, no tiene miedo al grito y ama a los que no se resignan a mantener el puesto que le han asignado. El que busca a Jesús es recibido por él y nos dice “Vengan a mí”. “Entonces Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo”. Somos llamados a decirle a la gente, lo mismo que otros le dijeron a Bartimeo “—¡No tengas miedo! Ven, que Jesús te llama.”. Mc 10:49

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox 

martes, 14 de marzo de 2023

No exorcizar los sentimientos

En medio del camino

"Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame!”, Mc 10:46-47

En el camino a Jerusalén (o a la iglesia) todos somos un poco ciegos cuando no vemos a los Bartimeos que nos piden limosnas o alguna ayuda. Estamos ocupados con el programa, la actividad, las disertaciones, la organización y olvidamos ponernos colirio para nuestros ojos y ver mejor. Se trata de ver con claridad en medio del camino. Parece que Marcos se detiene en este relato y nos ayuda a tener cuidado de no exorcizar los sentimientos y esterilizar las emociones. Nos encontramos con una escena bastante movida “El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús”. Se desprendió de aquello que le estorbaba y comienza a ver desde el momento que decide ir a Jesús. Lucas nos recuerda que “Cuando se levantó a leer, le dieron el libro del profeta Isaías. Jesús lo abrió y leyó: «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”» Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado... Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.», Lc 4:17-21. Jesús pone todos los gestos, todas las actitudes, todas las iniciativas, todas las palabras del ciego bajo un único denominador común: la fe. “Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe.”, Heb 12:1-2

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

lunes, 13 de marzo de 2023

La posibilidad de ver

Revelación progresiva

“Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo”, Mc 10:46
La historia sobre el ciego Bartimeo tiene mucho que enseñarnos sobre la comunión, la cooperación y la solidaridad. Porqué la comunión (koinonia) y solidaridad es valorizar al prójimo. Es saber preguntar: ¿Qué quieres que haga por ti? Es muy común observar que los comentarios de Marcos sobre los discípulos están caracterizados en que no entienden. Tienen las mentes embotadas. En otras palabras, no ven todo como debe ser, les falta claridad y visión. El tema central es la posibilidad de ver. Nosotros muchas veces nos encontramos en el mismo proceso que los discípulos. No vemos con claridad y no entendemos. Necesitamos alcanzar una visión más clara sobre la misión y la comunión. Quizás nos encontramos en medio de un proceso como el ciego de Betsaida (Mr. 8:22-26). Pero en este proceso hay esperanza y posibilidades futuras: el ciego de Betsaida como el ciego Bartimeo llegaron a ver. También vieron los discípulos y también podemos ver nosotros. Existe una revelación, discipulado y discernimiento progresivo. Nosotros podemos alcanzar una visión más clara de la misión. Pero hay un precio para pagar: el seguimiento a Jesús y el proceso de recibir la vista van de la mano. Somos llamados a una conversión continua y esto nos permite abrir las mentes y corazones.  ”¡Pero benditos sean aquellos que sólo confían en mí! Son como árboles plantados a la orilla de un río: extienden sus raíces hacia la corriente, el calor no les causa ningún daño, sus hojas siempre están verdes y todo el año dan fruto”, Je 17:7-8
Carlos Scott
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domingo, 12 de marzo de 2023

Una imagen invertida del poder

Primeros en amar

“Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos. Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida”, Mc 10:35-45         
Jesucristo vivió el grado más alto de grandeza a través del servicio para luego darlo a la Iglesia. Por eso desde ese momento el fundamento para una institución y sociedad sana sólo puede ser una imagen invertida del poder basada en el amor, la verdad, la paz, la justicia y el servicio. La grandeza, importancia y poder es para servir y no para servirme. Lo cierto es que Jesucristo quiere cambiar nuestra mentalidad y pragmatismo. Jesucristo quiere arrancar completamente de nuestras vidas el afán de dominio de una persona sobre otra. Es una actitud interior. La eclesiología de la iglesia debe ser una imagen invertida del poder. La comunidad del reino de Dios está basada en que cada uno es el servidor de todos los demás. Para eso, hoy más que nunca necesitamos ser rescatados por Dios y asumir nuestra vulnerabilidad. Oramos en este tiempo por la Iglesia y por cada uno de los Países que representamos. Que pueda haber actitudes humildes delante de Dios y de los hombres, a favor de la justicia, la paz y la verdad. Oramos por la iglesia para que encarne la misión a semejanza de Jesucristo. El poder del amor y no el amor al poder. Que la Iglesia de Jesucristo sea una puerta abierta de bendición para todas las naciones.
Carlos Scott
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sábado, 11 de marzo de 2023

Interpretar el Reino

 La ventaja que otros necesitan

 ”Entonces Jesús los llamó a todos y les dijo: —Ustedes saben que los que se sienten jefes y grandes señores se portan como los amos del mundo e imponen su autoridad sobre todos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, si alguien quiere ser importante, tendrá que servir a los demás”, Mc 10:35-45         
Las diferentes situaciones que se dan en nuestro contexto iberoamericano nos hacen recordar lo que le pasó al grupo de discípulos de Jesús. Entre los discípulos y Jesús mismo había diferentes maneras de interpretar el reino. En algunos de nuestros países parece que también hay diferentes maneras de interpretar lo que significa el reino o los valores que debe tener un determinado sistema. Se contrapone lo que los discípulos quieren y lo que Jesús vino hacer. La discusión que los discípulos tuvieron en Mr. 9:34 sobre quién es el más importante, quedó atrás. Ahora el tema que les ocupa es quien ocupará el primer lugar, quién tendrá más privilegios y ventajas. Jesús responde: “Entre ustedes no debe ser así”. El requisito para ser grande es ser servidor. Lo trascendente es renunciar a un afán de dominio y tener un sello completamente distinto: Ser servidor de todos “El criterio de autoridad, por tanto, es la ventaja que reciben los demás” Si nuestra perspectiva es autoritaria y verticalista, nuestro estilo de vida será impositivo por lo tanto no cuestionaremos los abusos de autoridad o poder. Los diferentes sectores en pugna que encontramos en nuestras regiones muestran sus serias falencias. El peligro de los abusos de autoridad sigue latente. La respuesta que tenemos como Iglesia ante la sociedad es encarnar el mensaje, predicar a tiempo y fuera de tiempo: ser, hacer y decir. Jesús con su ejemplo indica que el poder es para servir, amar al prójimo y la grandeza implica la capacidad de ser humilde.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

viernes, 10 de marzo de 2023

Compatibles con ...

 Incompatibilidad de caminos

 ”Entonces Jesús los llamó a todos y les dijo: …”, Mc 10:42
Hay personas que no pueden ir por el mismo camino. Nos encontramos con la incompatibilidad de caracteres entre el seguimiento de Jesús y la búsqueda de honores, privilegios y fama. “Jesús les preguntó: —¿Qué es lo que quieren? Ellos le contestaron: —Por favor, cuando estés en tu reino poderoso, déjanos sentarnos a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Jesús respondió: —Ustedes no saben lo que piden. ¿Están dispuestos a sufrir todo lo malo que va a pasarme? Ellos dijeron: —Sí, lo estamos. Jesús les dijo: —Les aseguro que ustedes sufrirán mucho, igual que yo”, Mc 10:36-39. Los seguidores de Jesús son compatibles con el Señor cuando están dispuestos a ir por dónde él va. Son esos momentos en medio del camino donde necesitamos encontrar una palabra y seguridad: “Jesús es el Hijo de Dios, y es nuestro gran Jefe de sacerdotes, que ha subido al cielo. Por eso debemos seguir confiando en él. El diablo le puso a Jesús las mismas trampas que nos pone a nosotros para hacernos pecar, sólo que Jesús nunca pecó. Por eso, él puede entender que nos resulta difícil obedecer a Dios. Así que, cuando tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza al trono de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos ama.” Jesús manifiesta un servicio de misericordia y compasión. Su gloria no es satisfacer la ambición o la sed de dominio, sino la gloria de amar a la gente, compartir su debilidad, acompañarlos con su ternura a lo largo de un camino difícil. Jesucristo nos conoce desde dentro en nuestra condición humana. Su profunda capacidad de compasión viene de la familiaridad en el dolor. Jesús conoce el lenguaje de la angustia, del hambre, del desánimo, de la duda, de la soledad. Entonces no se trata de buscar un lugar a la derecha o la izquierda de Dios. Se trata ser agradecidos porque Jesús puede sentarse a mi lado en misericordia y oportuno socorro.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 7 de marzo de 2023

Honor y poder

Caminos y senderos diferentes

“Sus discípulos Santiago y Juan, que eran hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: —Maestro, queremos que nos hagas un favor. Jesús les preguntó: —¿Qué es lo que quieren? Ellos le contestaron: —Por favor, cuando estés en tu reino poderoso, déjanos sentarnos a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, Mc 10:35-37
 Mientras que el camino de Jesús es dar su vida por toda la humanidad, algunos de sus discípulos pensaban en su propia gloria. Los compañeros de Santiago y Juan se indignaron. “Cuando los otros diez discípulos supieron lo que Santiago y Juan habían pedido, se enojaron con ellos”, Mc 10:41. Quizás pensaron “alguien se nos adelantó y nosotros perdimos la oportunidad”. Hay un gran contraste entre ellos y Jesús. Se acercaron pidiendo honor y poder, “el amor al poder y no el poder del amor”. El escritor de Hebreos nos habla de otra manera en la que podemos acercarnos a Jesús “Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.”, Heb 4:16. Jesús nos muestra otro camino y sendero. “Dios dijo: «¡Miren a mi elegido, al que he llamado a mi servicio! Él cuenta con mi apoyo; yo mismo lo elegí, y él me llena de alegría. »He puesto en él mi espíritu, y hará justicia entre las naciones. Mi fiel servidor no gritará, no levantará la voz, ni se le oirá en las calles. No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará que reine la justicia. No tendrá un momento de descanso hasta que haya establecido la justicia en esta tierra. ¡Los países de las islas del mar esperan recibir sus enseñanzas!», Is 42:1-4. “El fiel servidor dijo: «Dios me enseñó a consolar a los que están afligidos y cansados. Me despierta todas las mañanas, para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo. Dios me enseñó a obedecer, y no he sido rebelde ni desobediente", Is 50:4-9
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

martes, 28 de febrero de 2023

Un pueblo de Niños

 Dejarnos hacer

“Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron. Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios» Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:13-16
Jesús ama a los niños y tiene motivo para esto. Le encanta que su pueblo sea un pueblo de “niños” y le gusta rodearse de ellos. Los niños no han aprendido a traicionar y se puede contar con ellos. Jesús nos desafía a ser como ellos y confiar. Es dejarnos hacer, porque el niño se deja hacer. Cuando nos volvemos grandes muchas veces nos transformamos en personas duras y tampoco estamos dispuestos a asumir riesgos y nuevas aventuras. Tratamos de refugiarnos en la seguridad y la prudencia. Para el niño todo es nuevo, es alegría, entusiasmo, creatividad, inquietud, descubrimiento y sorpresa. El mundo de los adultos se ha vuelto bastante oscuro, monótono, está perdiendo la vivacidad, ya no ríe y aprende tanto. Trata de tener planes detallados, pierde la espontaneidad, la novedad y cae en la rutina. Su refugio podría ser una coraza impenetrable cuyo nombre la llaman experiencia o tradición. Dios quiere llegar a nosotros y nuestro desafío es no poner obstáculos. Tenemos que “dejarle hacer”. Es derribar, demoler, arrancar, destruir para recién entonces volver a construir y plantar una nueva forma de ser, Jer 1:9-10. Es quitar las estructuras mentales y volvernos a encontrar con lo sencillo, lo simple y lo “humano”. Los apóstoles discutían de protocolos y se preocupaban de los primeros puestos. Cristo, colocando a un niño en medio de la escena, declara como entrar en el Reino de Dios “y poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”. Quizás debamos volver al inicio y nacer de nuevo, nacer de lo alto. “Ámense siempre los unos a los otros, como hermanos en Cristo”, Heb 13:1
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

lunes, 27 de febrero de 2023

No es bueno estar solo

El ideal de Dios

“Unos fariseos se acercaron a él para ponerle una trampa, y le preguntaron: —¿Puede un hombre divorciarse de su esposa?”, Mc 10:1-2
Dios está preocupado por la soledad del ser humano. No es bueno que el ser humano permanezca solo y así lo manifestó Dios en su creación. No puede existir verdadera felicidad, cuando se está solo en la felicidad. El ser humano en separación no puede gustar la propia felicidad. Dios creó al ser humano a su imagen y la imagen de Dios es comunitaria, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. El ser humano ha sido creado para vivir en armonía con Dios, con su prójimo y la creación. Vivir en comunidad es un desafío. Hablamos de la unidad sin la uniformidad, de la distinción sin caer en el individualismo, de la diferencia sin caer en la división y separación. Encontramos el propósito en la felicidad cuando estamos en relación unos con otros. Nuestra humanidad se realiza plenamente y se manifiesta completamente solo en la relación con otro ser. Podemos “tener todo”, sin embargo, puede faltar algo, nos falta alguien. La alegría de vivir en armonía con Dios implica el encuentro de amor con mi prójimo. El “no es bueno estar solo” afecta la vida social y afectiva. Dios mismo cae en la cuenta de esta necesidad. El proyecto divino respecto al matrimonio es un proyecto de amor, vida, armonía, luz, unidad. El encuentro mutuo del hombre y la mujer es el cara a cara de dos sujetos, de igual dignidad y se realizan en la entrega recíproca para el gozo del otro. La dureza del corazón nos ha separado unos de otros y cuando no le damos lugar al plan de Dios afloran los egoísmos. Una pareja perfecta no depende de un hombre o una mujer perfecta, todo comienza en una correcta relación con Dios. Jesucristo no acude a la ley para salvar a una pareja o darle su curación, sino que propone como una sanidad completa la referencia a un proyecto de amor. No todo pasa por un plano legal, sino en una perspectiva espiritual e integral. La conciencia, cuando se la solicita para que funcione, tiene el inconveniente de molestar. “No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, ... Por eso deben tratar de ser como él es"
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 26 de febrero de 2023

Un punto de partida

  Comunidad, comunión y solidaridad

“Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre; pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes", Mc 10:29-31
Dios es un Dios que vive y se alegra en la comunidad. La imagen de Dios es comunitaria, Dios Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo. Hablamos de la relación y la comunión entre las tres personas de la trinidad. Expresar la imagen de Dios es saber vivir en medio de la comunidad y no separados de la misma. Es el lugar de encuentro donde nos animamos y cuidamos los unos a los otros. Nuestro Dios nos anima a salir del egoísmo y dejar de pensar en nosotros mismos. Padre, Hijo y Espíritu Santo todos comparten una sola esencia divina. La divinidad se marca por la unidad y la diversidad sin conflicto. Nos habla de un amor íntimo y perdurable. A través del amor divino, estamos íntimamente relacionados unos con otros. La naturaleza de Dios es la comunión y nos invita a estar en comunión con él y unos con otros. La comunidad no constituye un rinconcito tranquilo y apartado del mundo, sino un punto de partida para ir al mundo. Cuando dejamos algo por seguir al Señor y anunciar las buenas noticias, "recibimos en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también seremos maltratados por los enemigos. Y cuando muramos, viviremos con Dios para siempre”. “Ayuda en todo al abogado Zenas, y también a Apolo (en su viaje de servicio). Dales todo lo que necesiten para seguir su viaje (a las naciones), y cuida de que no les falte nada. Los nuestros deben aprender a hacer lo que es bueno, y ayudar a otros. Así vivirán como personas útiles.”, Tito 3:13-14
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 25 de febrero de 2023

Riesgo y Gracia

Inquietar más que tranquilizar

“Jesús dijo a sus discípulos: —¡Es muy difícil que una persona rica acepte a Dios como su rey!”, Mc 10:23
Mientras Jesús iba de camino llegó una persona que tenía la inquietud sobre la “vida entera”. Jesús se detuvo y esta fue una oportunidad para enseñar a los discípulos. “—Amigos, ¡es muy difícil entrar en el reino de Dios!  Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que una persona rica entre en el reino de Dios. Los discípulos se sorprendieron mucho al oír lo que Jesús dijo y comentaban entre ellos: —Entonces, ¿quién podrá salvarse?”, Mc 10:24-26. Hay una preocupación pastoral de los discípulos. “Jesús los miró y les dijo: —Para los seres humanos eso es imposible, pero todo es posible para Dios, Mc:10:27. Es imposible salvarnos nosotros mismos, pero si es posible ser salvados. Esta escena y relato es una página destinada a inquietar más que tranquilizar. El énfasis está en “seguir”. El que está con Jesús, encuentra en él todo lo que ha dejado. En el seguimiento se gana una plenitud de vida. Lo que ofrece Jesús lo incluye todo, incluso el maltrato por los enemigos. El estar con Jesús es siempre una riqueza amenazada. Es tiempo de prueba, pero encontramos tesoros. “Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre, pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.”, Mc 10:29-31. Ellos son invitados a una experiencia en la cual serán recompensados por su desprendimiento con una nueva comunidad de bienes y relaciones interpersonales.  En el seguimiento de Jesús hay riesgo, pero hay Gracia. Caminar con Dios es confiar. “Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta” Fil 4:19
Carlos Scott
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viernes, 24 de febrero de 2023

Perder la vanidad

Profundizando nuestro seguimiento

“Jesús miró a su alrededor, …”, Mc 10:23
Jesús suele mirar a su alrededor y al joven rico lo miró con amor y le dijo “Sólo te falta hacer una cosa…” Si queremos saber qué es lo que nos falta debemos colocarnos bajo esa mirada, permitir que me indague, me interrogue, me haga descubrir mi verdadera necesidad. Solo una mirada de amor como la suya me revela quién soy. Quizás lo que nos falta es “perder” lo que nos aleja de Dios y de nuestro prójimo. Perder nuestro egoísmo, la envidia, los malos deseos, la arrogancia, la soberbia, la búsqueda del poder. Perder la vanidad para salir de la oscuridad y caminar hacia la luz. Dios nos llama a mirar nuestra propia vida y transformarla en algo nuevo. “Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad. Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarnos todo el día, ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos. Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos. Así tendrá dinero para ayudar a las personas necesitadas. No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario. No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados del pecado. Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo”, Ef 5:25-32
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

jueves, 23 de febrero de 2023

Una existencia liberada

La provocación de Jesús

“conviértete en uno de mis seguidores …”, Mc 10:21
Nuestro Dios nos provoca y a su vez nos invita. Nos provoca que salgamos fuera de nuestra manera de ver las cosas. Es perder para ganar. Es dejar para poder recibir. Dios nos quiere llevar a una existencia “liberada” de todas las esclavitudes, incluso del saber acumulado y custodiado celosamente. Es desechar las fórmulas tranquilizadoras y entregarnos a las conversaciones punzantes de un Jesús itinerante que nos llama a la aventura. Su provocación consiste en revisar lo que nos falta, pero desprendernos de aquello que nos detiene. El desprendimiento es el acto más grandioso de la adoración. Para entender el riesgo y la grandeza de una vocación, tenemos necesidad no solo de decir “Si” a esto, sino también “No” sobre aquello. En su provocación de amor no podemos conseguir descuentos, tampoco hacer arreglos razonables, atenuar su llamado y minimizar el compromiso. En el seguimiento tampoco deberíamos intentar recuperar lo dejado. Lo pasado, está pisado, quedó atrás. Vivir a media el seguir a Jesús se puede transformar en una vacuna que nos puede inmunizar contra cualquier lanzamiento. Neutraliza en su raíz toda voluntad de lanzarse a la aventura. Su provocación amorosa nos estimula, pero vivir a media nos desanima. Jesús no le retiró a esta persona su afecto y este joven se marcha con aquel cariño que ya no le abandona, pero se puso muy triste y se fue desanimado. Es el remordimiento lo que más le atormenta y lo que hubiese podido ser. La llamada rechazada se convierte en una apelación continua, un reclamo tenaz, aunque silencioso. “Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen.  Así tendrán un tesoro que, en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna”, 1 Timoteo 6:17-19

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox

martes, 21 de febrero de 2023

Mirar con amor

Lo esencial

“Jesús lo miró con amor y le dijo: —Sólo te falta hacer una cosa.”, Mc 10:21
Jesús nos mira con amor y nos desafía. Si queremos saber lo que nos falta debemos colocarnos bajo su mirada, permitir que nos pregunte y nos ayude a descubrir nuestra verdadera necesidad. Ante la mirada de Jesús todo queda al descubierto y es ahí donde podemos tomar conciencia de un vacío interior que lo hemos querido llenar con tonterías, distracciones y vanidad. La mirada del Señor nos ayuda a darnos cuenta de lo que no tengo, lo que me falta y me revela lo que no soy. Es una mirada de amor que nos confronta con nuestro egocentrismo y mezquindad. El descubrimiento de lo que nos falta es posible a través de la luz. “Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos.”, Heb 4:12. No es una palabra apagada, algo decorativo depositado en la superficie. Es una palabra que penetra en nuestro interior, explora nuestras limitaciones y deja al descubierto nuestra necesidad de Dios. Nos hace falta perder y si perdemos somos lo que hemos encontrado la vida en plenitud. “Si sólo se preocupan por su propia vida, la van a perder. Pero si están dispuestos a dar su vida por causa mía, les aseguro que la van a ganar.”, Mt 10:39
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

lunes, 20 de febrero de 2023

Sin sobrepeso

Aligerar la carga

“El hombre le dijo: —Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño. Jesús lo miró con amor y le dijo: —Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores”, Mc 10:20-21
Hay personas que tienen la tendencia de acumular, guardar y añadir algo más. Cuando decidimos seguir a Jesús el equipaje debe ser liviano, llevar lo necesario y no viajar con exceso de equipaje. Es un viaje para ir con lo justo y no podemos pagar por el sobrepeso. Debemos quitar y no añadir; perder, no adquirir; despojarnos y no juntar. En la mentalidad de esa época la riqueza era considerada como una afirmación, conformidad y aprobación de Dios. La respuesta de Jesús le resulta escandalosa, porque cambia totalmente su praxis religiosa. Jesús no añade un mandamiento nuevo y pide la renuncia a una cierta mentalidad, a un cierto capitalismo espiritual, a ciertas previsiones. Lo que se nos pide es aligerar la carga, no exige algo más, no pide añadir, sino darle una orientación distinta a nuestra vida. Cuando Dios no entra en nuestro juego nos escandaliza. Se trata de un desapego doloroso y nuestro Dios se alegra cuando sus discípulos van a su paso. “Reunió a los doce apóstoles y los envió de dos en dos. Les dio poder para expulsar de la gente a los espíritus malos, y también les ordenó: «Lleven un bastón para el camino, pero no lleven comida ni bolsa ni dinero. Pónganse sandalias, pero no lleven ropa de más”, Mc 6:6-13. »Dios mío, antes de mi muerte concédeme sólo dos cosas; ¡no me las niegues! Manténme alejado de la mentira, y no me hagas pobre ni rico; ¡aléjame de toda falsedad y dame sólo el pan de cada día! Porque si llego a ser rico tal vez me olvide de ti y hasta me atreva a decir que no te conozco. Y si vivo en la pobreza, puedo llegar a robar y así ponerte en vergüenza”, Proverbios 30:7-9
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 19 de febrero de 2023

Una perspectiva diferente

 Una mirada de amor

“Jesús le contestó: —¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno”, Mc 10:18
Nos encontramos ante una persona recta, intachable y de buena conducta en guardar los mandamientos. Sus preguntas revelan una determinada intención. "—Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna? Jesús nos invita a dar un salto de fe y "salir de lo que consideramos bueno" para darnos cuenta de que estamos frente al verdadero Dios y por lo tanto estamos ante el único que merece llamarse “Bueno”. Jesús nos coloca en una perspectiva diferente. Solo él es bueno y merece nuestro seguimiento. Dios se ha hecho carne en la persona de Jesús y es bueno porque es cercano al ser humano en misericordia, amor y compasión. “Jesús lo miró con amor”, lo apretó con su corazón y nos mira con amor. Su mirada es profunda, atenta y penetrante. Desea que aceptemos su amor y la vocación divina para la cual nos desafía, pero aún “falta hacer una cosa”. Es necesario dejar atrás lo que nos puede detener. El desprendimiento es la consecuencia natural de seguir a Jesús y es compartir lo que tenemos. Una vez más será necesario abandonar la barca de pesca, la mesa del cambista, un prejuicio religioso, porque de otro modo sería imposible estar junto a Jesús. Nuestro Dios quema las naves, elimina los puentes porque no está previsto el regreso o volver atrás. Jesús no compite con nada y nadie. Es absoluto, absoluto y él es nuestra única garantía. 
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

sábado, 18 de febrero de 2023

Una vida plena

Buscar la “vida entera”

“¿Qué debo hacer para tener vida eterna?,…  Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores.”, Mc.10:17-21.
Jesús responde a nuestras inquietudes. La vida que buscamos la podemos tener, pero Jesús siempre nos quiere llevar más allá. La “vida entera” es posible en todo tiempo, pero el evangelio de Marcos nos habla de una persona que responde negativamente ante la llamada del Señor. “Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque era muy rico.” Jesús lo miró con amor y este amor le complicó las cosas. La tristeza no es por los bienes, sino por otra cosa. Por no compartir la propia riqueza ha perdido la gran ocasión de su vida. Más que una vida rica, Jesús propone una vida plena. Jesús rompe con la tradición en que la riqueza era una bendición por la piedad a Dios. Jesús nos propone la generosidad y liberalidad. Seguir a Jesús no se trata de que a unos le pide todo y a otros poco o nada. Él rompe la relación tradicional entre fidelidad y prosperidad terrena. Jesús nos habla del desapego con todo aquello que evita una correcta relación con Él y con nuestro prójimo. Nos habla de un apego amoroso a su persona y una manifestación concreta en su seguimiento. »Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y estar esclavizado al dinero. »Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? … »Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. »Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy”, Mt 6:24-34
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox

viernes, 17 de febrero de 2023

El fin es la vida

Las intrigas del camino

“Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?”, Mc 10:17
El gran tema al identificarnos con Jesús es estar en su seguimiento. Puede haber determinadas situaciones que pueden bloquear y no permitir seguir a Jesús. El tema de fondo y lo que está en juego es la vida misma. La pregunta inicial de esta persona joven y rica revela su preocupación para tener “vida entera”. El encuentro con Jesús se produce camino a Jerusalén, pero no es un camino que conduce a la muerte, sino a la vida. El fin es la vida, o sea la plena comunión con Dios y el prójimo. Cuando afirmamos la grandeza de este camino las otras realidades terrenas se desvanecen. Jesús nos desafía a estar disponibles y ligeros para seguirle. No alcanza la buena voluntad y se espera una decisión completa. La vida sedentaria es incompatible con la vida nómada. Nuestra vida es camino y seguimiento. En este caso particular Jesús nos advierte de los peligros de la riqueza y la dificultad que un rico acepte a Dios como su Rey. Nuestra alegría en seguir a Jesús tiene recompensa no solo en el futuro sino también en el presente. “Pedro le dijo: —Recuerda que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. Jesús les respondió: —Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre; pero muchos que ahora son importantes, serán los menos importantes; y muchos que ahora no son importantes, serán los más importantes.” Mc 10:28-31
Carlos Scott 
Foto de Gilbert Lennox

jueves, 16 de febrero de 2023

Responder a una llamada

Disponibilidad

"Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios. "Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo”, Mc 10:15-16
Jesús nos propone seguir el modelo del niño de los cuales no tienen posiciones que conservar, seguridades que defender, funciones que reclamar, un prestigio que mantener, privilegios que atribuirse. No tienen que presumir y no pretenden conquistar con la fuerza. Por lo general son confiados, dispuestos a recibir lo que le den, capaces de dejarse guiar y tienen el don de vivir en el instante presente. Los niños responden a la llamada que se les dirige, se abren confiados y tienen un sentido natural de dependencia. Están abiertos a la sorpresa y el sentido de maravillarse. Nos podemos volver demasiado viejos cuando perdemos la capacidad de asombro, ser receptivos y agradecidos “Jesús siguió con el espíritu de niño hasta el final porque esperaba todo del Padre”. Dios realiza sus milagros cuando no hay orgullo, jactancia, vanagloria y fanfarronería. “Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense por amor los unos a los otros. Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.» Les advierto que, si se pelean y se hacen daño, terminarán por destruirse unos a otros.”, Ga 5:13-15
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox