miércoles, 13 de febrero de 2019

Unos a otros

La comunidad del Reino de Dios, Pueblo de Dios, la Iglesia, no es la creación de una voluntad humana sino una respuesta cristiana a la realidad de nuestra unión con Jesucristo. Todos fuimos colocados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu, 1 Co 12:13. El Señor nos coloco en su cuerpo. Un solo cuerpo. La iglesia es el cuerpo de Cristo y El es su cabeza. No estamos en una comunidad local o iglesia local porque tengamos un proyecto común, sino porque juntos hemos sido llamados por Dios. Dios se complace en hacer vivir juntas a personas muy distintas. Humanamente parece un desafío imposible, pero esto da certeza que ha sido Dios quien nos ha elegido para vivir en la iglesia universal y su expresión concreta en la comunidad o iglesia local. Por la acción del Espíritu Santo lo imposible se convierte en posible: "En esto conocerán todos que son mis discípulos; si se aman los unos a los otros", Jn 13:35 Jesús llamo a los primeros discípulos y formo la primera comunidad con personas muy diferentes unos de otros. Jesús los llamo y aquí esta el milagro. Es su iniciativa porque es el Dios de la Misión en la acción de su palabra y el espíritu. Se trata de amar a quien Dios puso a nuestro lado. Es lo que Dios ha elegido y es donde somos desafiados a vivir en unidad No es necesario perder el tiempo buscando una comunidad perfecta. No existe la comunidad ideal. Aprender a amar supone toda una vida, pues es necesario que el Espíritu penetre en todos los rincones y recovecos de nuestro ser, en todas esa partes donde hay temores, miedos, conflictos. Jesús nos envío el Espíritu Santo y es la fuerza necesaria para recibir al otro, Fil 2:1-10.


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