martes, 17 de noviembre de 2020

LA ALEGRÍA DE LA FE

 LA ALEGRÍA DE LA FE

Resulta extraño que a Jesús y a sus discípulos se les haya calificado como personas comilonas y bebedoras que, por su conducta, contrastaban con el comportamiento de Juan el Bautista y sus seguidores. Éstos, siempre sobrios, frugales y estrictos; ayunaban con frecuencia, en cambio los de Jesús, no.
Cuando le preguntaron por qué no ayunaban, explicó que su proyecto espiritual era comparable a una fiesta. ¿Una fiesta? Sí. Como una boda donde hay alegría, muchas ilusiones compartidas, comida y bebidas, como en todo casamiento judío. Y en un festejo así no hay lugar para la congoja, la aspereza, ni la severidad.
¿Puede uno imaginarse el desconcierto de los maestros de la ley y los fariseos? ¿La fe como una fiesta? Para ellos la observancia religiosa había sido (y debía seguir siendo) algo parecido a una ceremonia fúnebre (Lc.7:31-35). .
Para Jesús, la fe se vive con actitud de fiesta de bodas; con la alegría de los amigos del novio. Alegría como actitud resistente y resiliente frente a los avatares de la vida, a la dureza de la existencia y los dolores imprevistos. Puesto que la vida es así, difícil, la fe tiene que ser distinta. Es un bálsamo de ternura que infunde aliento, promueve esperanza y suscita valor.
LUCAS 5:33-39
“Entonces dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan ayunan a menudo y se dedican a la oración, y lo mismo hacen los de los fariseos. ¡En cambio, los tuyos comen y beben!
Jesús les contestó: ¿Harían ustedes ayunar a los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Ya llegará el momento en que les faltará el novio; entonces ayunarán.
Además, les puso este ejemplo: Nadie corta un trozo de tela a un vestido nuevo para remendar uno viejo. De hacerlo así, se estropearía el nuevo y al viejo no le quedaría bien la pieza del nuevo. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos, pues el vino nuevo rompe los odres, de modo que el vino se derrama y los odres se pierden. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos Y nadie que haya bebido vino añejo querrá beber después vino nuevo, porque dirá que el añejo es mejor”.
Harold Segura
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Foto de Gilbert Lennox


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