PARA QUE LA GENTE QUIERA VOLVER A TOCAR A JESÚS
La elección de los doce discípulos pudiera entenderse como una asignación destinada al poder, es decir, para ser jerarcas del movimiento de Jesús y, posteriormente, de la naciente Iglesia. La otra opción es entenderse como un encargo de servicio, para prolongar el ministerio compasivo de Jesús.
Hay otras formas de interpretar esa selección, pero, en esas dos, se resumen las grandes actitudes con las que las iglesias asimilaron el lugar y dinámica del poder: poder para servir o servirse del poder.
Tristemente la segunda opción, la de servirse del poder, prevaleció sobre la otra, más exactamente a partir del siglo IV, cuando la Iglesia firmó sus grandes alianzas con los poderes imperiales.
Pero el sentido de la elección, según Jesús, fue y sigue siendo el servicio compasivo que dignifica y que transforma: sanar, liberar y anunciar palabras de esperanza. Y, cuando esto se cumple, la gente quiere “a tocar a Jesús” (Lc.6:19). En el servicio desinteresado está su atractivo,
“Por aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó toda la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, reunió a sus discípulos y escogió de entre ellos a doce, a quienes constituyó apóstoles. Fueron estos: Simón, al que llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, y Simón, el llamado Zelote; Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Jesús bajó con ellos del monte hasta un lugar llano. Los acompañaba también un gran número de discípulos y mucha gente procedente de todo el territorio judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Acudían a escucharlo y a que los curase de sus enfermedades. También curaba a los que estaban poseídos por espíritus impuros. Todo el mundo quería tocar a Jesús, porque de él salía una fuerza que los curaba a todos.”
LUCAS 6:12-19 (BIblia La Palabra)
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