viernes, 10 de diciembre de 2021

¡Hemos contemplado su gloria!

“El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad” Jn 1:14. “Que vean mi gloria, la gloria que me has dado…” Jn 17:20-24 ¿Qué gloria le dio el Padre a Jesucristo? ¿Qué tipo de gloria quiere que veamos y contemplemos? ¿En qué consiste la verdadera gloria?


La gloria que Dios le otorga a Jesucristo tiene una relación directa con la encarnación. Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo y Juan nos dice que hemos contemplado su gloria. Es una manifestación de servicio y entrega. Se identificó con los temas y problemas de la gente. Su modelo implica sacrificarse por los demás y buscar su bienestar. La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia (Jn 20:21). Somos desafiados a buscar una gloria diferente. Es la gloria de aprender a lavarnos los pies unos con otros (Jn 13:12-17). Es la gloria del amor. “Que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros” Jn 13:35-35.

Es la gloria de servir a todos, ser pequeños y humildes. En Jesucristo tenemos el modelo del amor, servicio, perdón y reconciliación. “Porque ni aún el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” Mr. 10:45

Que sepamos ver su gloria caracterizada por la relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo desde antes de la creación y durante toda la vida de Jesús. El desea que su pueblo sea lleno de su vida y amor. La gloria que busca Dios está íntimamente ligada con la evangelización, la misión y unidad de la Iglesia. Dios «no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» 2 P 3:9

«Hemos sido enviados al mundo para amar, servir, predicar, enseñar, sanar y liberar» y «Cada persona tiene derecho a oír las Buenas Nuevas». “Sean Uno, así como nosotros somos uno” Jn 17:22

Carlos Scott


jueves, 9 de diciembre de 2021

¡La luz resplandece! Jn 1:5

 El capítulo primero de Juan está lleno de sorpresas y la más grande de todas es que Dios entró en la historia humana. La escritura nos dice que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo (Jn 1:14). “Dios se ha metido donde estamos nosotros y nos entiende desde adentro”


Juan nos dice que “en él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad” (Jn 1:4). Jesucristo no solo nos da la vida sino también la luz que nos guía en esta vida. Es una luz que resplandece en las tinieblas y las tinieblas no pueden extinguirla (Jn 1:5). Es un mensaje de esperanza en medio del dolor y el quebranto.

Vivimos tiempos en que muchas veces nos sentimos amedrentados por las circunstancias que nos toca vivir, por un contexto errático, con pérdida de valores y falta de reconocimiento a Dios. La impresión es que muchas veces la última palabra la tiene el sistema o poder imperante, los medios de comunicación, el mercado, la pauta cultural, gobiernos, políticos, periodistas o jueces.

Juan escribe a personas afligidas por las tinieblas. Les da ánimo con su anuncio. ¡La luz resplandece! y quiere animar a los que sufren para que sigan adelante. Es una luz que puede guiarnos en medio de las tinieblas de nuestros conflictos, de los grandes problemas y circunstancias adversas.

Junto con la visión de la majestad de Jesucristo (Jn 1:1-3) nos encontramos con esta buena nueva que la luz triunfa sobre la oscuridad y no puede ser vencida. Esta luz verdadera ha venido a este mundo para alumbrar a todo ser humano (Jn 1:9). La luz vence y nos da valor para continuar.

La verdad prevalecerá sobre la mentira, la justicia sobre la injusticia, el amor sobre el odio. ¡No te rindas jamás! No te dejes vencer por lo malo. No te inclines a la oscuridad, a las reglas del sistema o el mercado a costa de darle la espalda a Dios. Una vez más Jesús nos dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Jn 8:12

Carlos Scott

miércoles, 8 de diciembre de 2021

 EL PRINCIPIO DE TODAS LAS COSAS

Cómo anhelamos conocer el principio de todas las cosas. Las palabras inaugurales del Evangelio de Juan ubican al Hijo de Dios justo allí, al principio: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (Jn. 1.1). A diferencia de cualquier otro nacimiento, el de Jesús no fue el principio de una nueva vida. Estaba en El Principio y «Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado» (1 Jn. 1.2).

Es una vida real. «Esta vida se manifestó». Fue oída, vista, sentida. Belén no fue el principio de la vida de Cristo y esa es la razón por la que Su vida puede cambiar la nuestra. Jesús dijo: «…antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!» (Jn. 8.58). «Yo soy»: siempre fui, ahora soy y siempre seré. Esa es la razón por la que Jesús puede conectarnos con nuestro propósito original.

En Belén, se abrió un nuevo canal de comunicación: Dios «nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de Él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que Él es, y el que sostiene todas las cosas con Su palabra poderosa» (Heb. 1.2-3). Por lo tanto, Navidad trata acerca del buen comienzo y retomar todo lo que se suponía que fuera la vida humana: una auténtica relación con Dios, verdadera sabiduría, genuino carácter, real virtud. Se propone restaurar la imagen de Dios en nuestra humanidad.

Oración para este día:
Señor, reconozco que tú eres el único que puede comenzar algo nuevo en mi vida. Gracias por la manifestación de Jesús, la Vida. Ayúdame a ser un verdadero discípulo.

Mel Lawrenz - Alegría de Navidad –

martes, 7 de diciembre de 2021

¡Emanuel!, “Dios con nosotros”.

 Mateo al comenzar el evangelio indica que la presencia de Jesús es prometida para el pueblo de Dios: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamaran Emanuel» (Que significa «Dios con nosotros») Mt. 1:23 y las últimas palabras de este mismo evangelio dice: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» Mt. 28:20b. En el final de su evangelio su presencia es prometida para todos los discípulos donde estos se encuentren.


Mateo toma la expresión “con ustedes” y “hasta el fin del mundo” de la palabra Emanuel que es “Dios con nosotros” citado en Is 7:14 y Mt 1:23. La permanencia de Jesús está relacionada con el compromiso de sus seguidores con la misión.

En el proceso de hacer discípulos Jesús permanece con todos aquellos que se comprometen a estar en su seguimiento. “En el Antiguo Testamento la presencia del Señor se enfatiza especialmente cuando la misión es peligrosa (Jos. 1:5, Is 43:1-13)”

Algunos pueden preguntar ¿Por qué involucrarnos en la misión de Dios cuando hay peligros? La respuesta es que nos involucramos en la misión porque Jesús está con nosotros. Dependemos de la palabra sencilla de Jesús, no de algo espectacular o determinadas seguridades. Es precisamente aquí donde debemos volver a confiar en la palabra sencilla de Jesús y toda la escritura.

La última palabra la tiene nuestro Dios. Es el principio y es el final, es la primera y última palabra para la humanidad. «Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra» (Mt. 28:18). Su autoridad no solamente la tiene sobre la tierra sino también sobre el cielo. Su autoridad es de extensión universal. Por lo tanto, “Si Jesús, en realidad, es Señor de todo, esta realidad tiene que ser proclamada”.

Jesús nos dijo: “Por tanto vayan y hagan discípulos” (Mt 28:19). El hecho que Jesucristo es el Señor y Rey de todo implica una misión global. Su reinado y victoria es final. Se cumple o se cumple, no hay medias tintas o marcha atrás. “Su reinado no tendrá fin” Lc 1:33.

Celebremos su nacimiento no solamente para mirar, ni aun para admirar, sino para compartir su Misión.

Carlos Scott

lunes, 6 de diciembre de 2021

NO TE RINDAS

 NO TE RINDAS. UNA LUZ HA AMANECIDO

La gente que camina en la oscuridad ha visto una gran luz; una luz ha amanecido en aquellos que viven en la tierra de las tinieblas. (Isaías 9: 2 CSB). La Biblia describe honesta y francamente nuestro mundo como un lugar de oscuridad. Un lugar lleno de maldad y sufrimiento: violencia, pobreza, injusticia, enfermedad y dolor inimaginable.

A lo largo de nuestras vidas experimentamos esta oscuridad de varias maneras. Cuando decepcionamos a alguien, o lastimamos a personas cercanas a nosotros ... cuando guardamos secretos y escondemos partes vergonzosas de nosotros mismos ... convertimos la oscuridad en nuestro hogar. Cuando alguien nos lastima, nos avergüenza o nos viola ... nuestro mundo se vuelve más oscuro debido a la vergüenza que sentimos. Cuando estamos deprimidos, solos o asustados, la oscuridad puede ser abrumadora. Cuando vemos los sufrimientos y las atrocidades en nuestras ciudades y en todo el mundo, nuestros corazones se rompen y el alcance de la oscuridad crece. La oscuridad es real y está creciendo, y nadie sabe exactamente cómo solucionarlo.

Dietrich Bonhoeffer, en su libro de Navidad, “Dios está en el pesebre”, escribe: "Una celda de prisión, en la que uno espera, espera" y es completamente dependiente del hecho de que la puerta de la libertad debe abrirse desde el exterior, no es una mala foto de Navidad". Mientras Bonhoeffer se sentaba en su celda en la Alemania nazi, esperando, orando para que alguien viniera a rescatarlo, se dio cuenta de que, al igual que estar en prisión, la única esperanza para la condición humana es que alguien del exterior venga para ayudar. La puerta de la libertad, la luz que necesitamos, debe venir de afuera de la oscuridad.

Y es por eso por lo que celebramos la Navidad, porque mientras estamos atrapados en una prisión de oscuridad, una Luz ha venido para liberarnos. No te rindas por el momento. No pierdas la esperanza. Una luz ha amanecido. Su nombre es Jesús.

Nate Edmondson

domingo, 5 de diciembre de 2021

LUZ

 "La verdadera luz que ilumina a todos, venía al murndo." (Juan 1: 9 CSB). La luz es poderosa. Nos ayuda a ver las cosas con claridad, es un símbolo de esperanza y verdad. Sin eso vivimos en la oscuridad: tropezando, chocando, desesperados y asustados sin rumbo.

Juan describe a Jesús como la luz verdadera. Sin duda hay otras luces. Miles de millones de personas encuentran formas de vivir y hacer frente a la oscuridad sin Jesús. Pero Juan dice que Jesús es la luz verdadera. Por cierto, él quiere decir que Jesús es la verdadera y última luz.

Ahora bien, si Jesús es la luz verdadera, entonces no podemos escondernos. Somos responsables ante alguien. Jesús ilumina nuestro lugar oscuro, sopesa nuestros motivos y nos llama. Él tiene el derecho de decir lo que es bueno y lo que es malo en nosotros ... y juzgarnos en consecuencia. La alternativa correcta es darnos cuenta de que solo en Jesús podemos realmente vivir. No podemos experimentar la vida en todo su esplendor, con significado, alegría, amor y seguridad, sin Jesús. Lo necesitamos. Él es la luz verdadera.

Jesús nos presenta una decisión incómoda. ¿Nos acercaremos a la luz? ¿Vendremos a él y estaremos expuestos?, ¿Confesaremos nuestros pecados y viviremos en la luz? ¿O seguiremos escondiéndonos, horrorizados por la audacia de Jesús de hacer un reclamo tan exclusivo sobre nuestras vidas y permanecer en la oscuridad?

Nate Edmondson 


sábado, 4 de diciembre de 2021

CREER

 CREER Y SEGUIR CREYENDO

"El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero, antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto." Mateo 1:18-19

Sabemos muy poco sobre José. Sólo se lo menciona en las historias del nacimiento y niñez de Jesús. José era un carpintero que vivía en la ciudad de Nazaret. Sus ancestros eran de Belén, motivo por el cual cuando el gobernador romano César Augusto ordenó un censo, José tuvo que viajar a Belén a pesar de que su esposa estaba muy avanzada en su embarazo.

Lo más importante que sabemos de José es que mostró gran fe y gracia en los momentos oportunos. Se enteró de que la mujer con la cual estaba comprometido para casarse estaba embarazada. Mientras que María contó con la ventaja de haber sido visitada por un ángel que le explicó esta concepción sobrenatural, José no había sido alertado aún. Sólo había escuchado las palabras de María. ¿Cómo habrá sido la conversación? ¿Por qué le creyó José? ¿Por qué cambió su plan inicial de divorciarse de ella en secreto para no exponerla a la vergüenza pública? Los compromisos eran tan serios en esa época, que romper con la prometida equivalía a un divorcio. ¿Por qué decidió tomarla como esposa? Si estuvieras en su lugar, ¿le hubieras creído a María?

Aquí encontramos un tema que debería hacernos reflexionar en Navidad. Piensa en José. Imagínalo mirando a María a los ojos, escuchando su relato y teniendo el coraje de actuar en fe, a pesar de que podría haber tenido dudas. José creyó, contra todo pronóstico. Él sabía que la idea de una concepción virginal iba contra las leyes lógicas y científicas, pero que era posible con Dios. José decidió dar un salto de fe a pesar de lo riesgoso que era quedarse con María y ser considerado por otros de una forma que causaría difamación.

Esto es fe verdadera. No era solamente que confiaba en María, confiaba en Dios. Ese Dios podría, ese Dios podía, ese Dios lo haría.

Oración para el día: Señor, dame el coraje y la fe que tenía José.

Mel Lawrenz

viernes, 3 de diciembre de 2021

VIRGEN

“A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo: —¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo. Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo. —No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.” Lucas 1:26-31


¿Puede alguno/a de nosotros/as imaginar la fe gigantesca que María debió tener? Era joven. Era virgen. Probablemente sus expectativas no iban más allá de llevar una vida común en un pueblo poco conocido de Galilea. Entonces llegó el mensaje del cielo.

Ser visitada por un ángel habría sido milagroso en sí mismo. ¡Pero las palabras! Esas palabras poderosas: “María, el Señor está contigo”. El creador del universo te eligió y “te ha concedido su favor”. “Quedarás encinta” de una manera única, que ninguna mujer ha experimentado antes. Virgen y, sin embargo, embarazada. Es un concepto difícil de comprender para nosotros. En María, Dios hizo algo completamente único. La concepción virginal es algo que nos cuesta creer si pensamos que el Creador nunca podrá hacer algo especial por única vez.

María es una figura clave, digna de ser considerada en tiempos de Navidad. Se le pidió que creyera en algo que muchos de nosotros luchamos con tan sólo imaginar. Cuando te encuentres perdido o desesperado, debes saber que tienes la misma capacidad extraordinaria de fe que tenía María. Ella era un ser humano como vos y como yo.

¿Cómo puedo fortalecer mi fe todos los días? ¿Qué otras personas me inspiran con su fe extraordinaria? ¿Estaré preparado cuando llegue el momento en que me haga falta mucha fe?

Oración para hoy: Señor, ayúdame a confiar en ti en las decisiones que tomas. Ayúdame incluso a tener la medida de fe que tuvo María. Señor, hace lo que quieras en mi vida. Fortaléceme todos los días en la confianza de tu mensaje y de tu gracia.

Alegría de Navidad – Mel Lawrenz

jueves, 2 de diciembre de 2021

MARĺA

La Navidad es sobre el nacimiento del hijo de Dios. Este nacimiento había sido planeado desde el principio de los tiempos, sin embargo, todo esto era nuevo para María. Podemos imaginar el estrés y la ansiedad de ese momento. María era una mujer piadosa. Creció con alguna ambición de servir fielmente a Dios y criar una familia piadosa. Pero ella no imaginó todo esto para su futuro. Ni siquiera era una categoría para considerar.


Para María, servir a Dios requería abrazar un futuro que no había planeado. Parece que muchos cristianos temen que Dios arruine sus planes. Creen que Dios está sentado esperando interrumpir todo. De hecho, Dios tiene una tendencia a hacer esto. "Noe, independientemente de lo que hayas planeado, ahora estarás construyendo un arca", "Abraham, deja tu tierra natal; vivirás en una nueva tierra". "Moisés, ya no puedes esconderte en el desierto; estarás guiando a mi gente", "David, suficiente con ser pastor de ovejas; serás un proscripto durante aproximadamente una década".

¿Qué clase de Dios actuaría así? ¿Qué clase de Dios perturbaría las vidas de las personas de esta manera? Un Dios que está decidido a construir un gran reino con un gran rey. Un Dios que ama a su pueblo demasiado para dejarlos vagar por la vida con pequeñas ambiciones.

Si Dios cerró todas las puertas y te llevó a hacer algo totalmente diferente de lo que estás planeando: ¿Sería realmente algo terrible? ¿Qué tipo de Dios estás siguiendo? Si tu Dios es un matón odioso o un jefe distante, entonces tienes razones para estresarte. Pero si tu Dios es un siervo humilde, un juez justo, un Padre amoroso ... ¿Qué hay para temer? La invitación de Dios a María es esta: abandona tus pequeñas ambiciones y abraza a mi Hijo. Enlaza tu futuro con el suyo. Esa es la invitación de Dios para nosotros también. ¿Son tus ambiciones lo suficientemente grandes para una invitación como esta?

Nate Edmondson

miércoles, 1 de diciembre de 2021

SOBRENATURAL

"Por lo tanto, el Señor mismo te dará una señal: Mira, la virgen concebirá, tendrá un hijo, y lo nombrará Emanuel." (Isaías 7:14 CSB)

La historia de Jesús desafiará nuestras mentes racionales. Si no podemos creer en el nacimiento virginal, ¿cómo manejaremos a Jesús caminando sobre el agua, curando a los ciegos, expulsando a los demonios? ¿Qué haremos con la resurrección y la ascensión?

El evangelio es sobrenatural. No hay forma de evitar eso.

Creo que podemos sentirnos un poco inseguros sobre las afirmaciones sobrenaturales de la fe cristiana. Podemos sentir presión para hacer que el cristianismo parezca razonable, para dar a las personas la libertad de creer solo en lo "esencial" ... para llevar al cristianismo a unos principios morales y útiles que mejorarán nuestras vidas y harán del mundo un lugar mejor.

Pero el nacimiento virginal no tendrá lo razonable. Elimina cualquier oportunidad que tenemos de acercarnos a Jesús en términos puramente naturales o racionales. Exige que miremos por encima de la multitud en nuestra cultura natural o racional, dudemos de nuestras dudas y creamos.

Y esto es realmente convincente, no embarazoso.

Nuestro evangelio sobrenatural es escéptico de cualquier persona o grupo que afirme tener todas las respuestas, que afirma que todo sería perfecto si estuvieran a cargo, porque nuestro evangelio proclama que solo Dios mismo sabe exactamente qué hacer.

Nuestro evangelio sobrenatural es escéptico de cualquier persona o grupo que afirme que el mundo está condenado, que afirma que nunca progresaremos y se burla apaciblemente de los soñadores y reformadores, porque nuestro evangelio proclama que Dios mismo entró en nuestro mundo para resolver los problemas.

La mentalidad abierta, la humildad y el impulso para mejorar nuestro mundo son posibles gracias a la creencia en lo sobrenatural. También podemos trabajar diligentemente para mejorar nuestro mundo porque creemos que Dios hace lo mismo y terminará el trabajo algún día.

Esta Navidad, regocijémonos en el evangelio sobrenatural.

Alegría de Navidad – Mel Lawrenz