domingo, 21 de noviembre de 2021

Volver a casa

“Hijo Mio, tu siempre estas conmigo y todo lo que tengo es tuyo” Lc 15:31

La parábola del hijo perdido nos habla de un Padre que ama incondicionalmente y está abierto para todos

Cuando hay amor incondicional debemos tener presente el sufrimiento. ¿Como seguir adelante ante las desilusiones que nos presenta la vida? Hay mucha tristeza cuando los hijos rechazan el legado del Padre y no le siguen. El amor incondicional es saber esperar e implica un corazón de misericordia divina donde convive el dolor y la generosidad

El amor incondicional es un amor que acepta. Recibe a los hijos menores que regresan arrepentidos al hogar. Hace fiesta por todos aquellos que vuelven a casa y nos coloca a prueba cuando nos invita a dar la bienvenida a otros. Sus brazos también están abiertos para aceptar a sus hijos mayores. Quiere que todos disfruten de la casa, su afecto, alegría e intimidad. No fuerza, no obliga la entrada sino habla con amor. Les suplica a los hijos que participen y no se queden afuera. Nos dice: “Hijo Mio, tu siempre estas conmigo y todo lo que tengo es tuyo”.  No para la fiesta, sigue invitando como Padre y Madre. Es un Padre que une a sus hijos. No ama mas a uno que otro, no compara y no hace competir a sus hijos para ganar su amor. Quiere que sus hijos sean libres y libres para amar. 

La buena noticia es que podemos volver a casa, el Padre nos da la bienvenida y siempre lo quiere celebrar.

Preguntas para la reflexión ; ¿Qué significa tener el corazón del Padre? ¿Cómo reaccionamos cuando otros deciden no seguir en la casa del Padre?

Carlos Scott

Foto de Gilbert Lennox


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