«En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros
Bernabé; Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manaén, que se había criado
con Herodes el tetrarca; y Saulo. Mientras ayunaban y participaban en el culto
al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he
llamado». Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los
despidieron». Hechos 13.1-3
La iglesia en misión es, primeramente, la
iglesia local. La iglesia de Antioquía jugó un papel importantísimo en
la vida de la iglesia universal. Fue una iglesia que traspasó barreras
sociales (Hechos 11:19-20), reconstruía vidas rotas (Hechos 11:21-24), busco la
participación de otros (Hechos 11:25-26), cubría necesidades físicas y
espirituales (Hechos 11:27-30), resolvió conflictos doctrinales (Hechos 15),
tenía un liderazgo compartido formando un equipo pastoral (Hechos 13:1) y
estuvieron dispuestos a extender los límites del reino de Dios hasta lo último
de la tierra (Hechos 13:2-3)
Antioquía tenía que ver con ser una puerta
abierta para la evangelización del mundo. Nosotros somos desafiados
a seguir este modelo.
Para Pensar: ¿Qué
implica para mi vida y la Iglesia seguir el modelo de la Iglesia de Antioquía?
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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