jueves, 26 de agosto de 2021

¿Por qué es necesario comenzar y continuar con los movimientos de plantación de iglesias? ¿Qué debemos soltar?

Los estudios que se han realizado sobre el crecimiento de la iglesia han verificado que “solo cuando el número de iglesias se multiplica y se plantan nuevas iglesias, crece la proporción que los cristianos representan dentro de la población total” en una sociedad determinada. 


Ahora bien, el solo crecimiento numérico no produce un cambio y una transformación profunda en la sociedad. La escritura nos dice: “quiero que lo recalques, para que los que han creído en Dios se empeñen en hacer buenas obras. Esto es excelente y provechoso para todos”, Tit 3:8. “Que aprendan los nuestros a empeñarse en hacer buenas obras, a fin de que atiendan a lo que es realmente necesario y no lleven una vida inútil”, Tit 3:14.  
 
Un movimiento de nuevas comunidades de fe abre la puerta a favor de las necesidades menos alcanzadas de los no alcanzados. Cuando tocamos las realidades e intereses de determinados sectores por presentar “Todo el Evangelio” nos enfrentaremos con el real “costo de ser discípulos”. Solo cuando nuestras creencias cambian realidades humanas comenzará una lucha de Poder contra Poder. Es solidarizarnos con toda la humanidad en sus aspiraciones, angustias y debilidades. La Iglesia está llamada a encarar su misión al estilo de Jesús.
 
Ver una sociedad y las naciones transformadas con el evangelio implica la formación de nuevas comunidades. Si el crecimiento está limitado por las estructuras, propiedades o edificios estamos en un grave problema. No dependemos de edificios o estructuras institucionales para comenzar un proceso intencional de plantación de iglesias. La iglesia no es el edificio o el templo. Estar más cerca del templo no significa estar más cerca de Dios. La iglesia es la gente.  

 La iglesia del nuevo testamento no estuvo limitada por estos factores. Donde hay dos o tres el Señor ya está presente y hay un mayor involucramiento por parte de todos. El mayor obstáculo para que la iglesia crezca es la falta de visión y determinación en continuar con un movimiento donde se forman nuevas comunidades de fe.
 
Carlos Scott

Foto Gilber Lennox

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